Un estudio estadounidense publicado en la revista Lancet Regional Health – Americas ha señalado la utilidad de la autoexploración del canal anal como herramienta para la detección del cáncer anal en una fase temprana, cuando las lesiones malignas son menores que la dimensión mediana conocida de 30 mm. El equipo investigador ha recogido que un tercio de participantes del estudio –hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH), así como mujeres trans– prefirieron la autoexploración frente al cribado clínico por el estigma asociado a la salud anal. No obstante, los autoexámenes no sustituyen al cribado y tratamiento de lesiones precursoras de dicho cáncer, siendo herramientas complementarias que podrían ayudar a reducir las tasas de morbimortalidad por cáncer anal en personas con el VIH.
El cáncer anal es, en la población general, poco frecuente. Está causado por tipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH) y es prevenible a través de la vacunación y de programas de cribado y manejo de las lesiones anales precancerosas asociadas al VPH (véase La Noticia del Día 06/11/2019 y La Noticia del Día 11/10/2021). En la población con el VIH, la prevalencia del cáncer anal es mucho mayor, especialmente entre hombres GBHSH.
Este nuevo estudio realizado por el Medical College de Wisconsin, junto a investigadores de Houston y Chicago (EE UU), ha puesto de manifiesto que el autorreconocimiento de tumores inferiores a 20 mm podría ayudar a reducir la morbimortalidad por cáncer anal, aumentando el potencial de detectar carcinomas de células escamosas superficialmente invasoras y carcinoma en estadio 1. Según distintos informes, las tasas de curación son altas para el cáncer anal cuando se empieza a tratar en etapas tempranas. Por ejemplo, la tasa de curación específica para los tumores de cáncer de anal de 10 mm es del 100%.
Los participantes en el estudio recibieron aproximadamente 15 minutos de capacitación en una clínica para la correcta realización de la autoexploración. Entre otras indicaciones se les invitó a palparse toda la región perianal con un dedo y el canal anal a la profundidad de la segunda articulación en el dedo índice, para comprobar si había alguna anomalía. A las parejas que participaron en el estudio se les explicó cómo realizarse el examen entre sí. Las personas que se autoexaminaron recibieron instrucciones de usar un espejo o tomarse un selfi para ayudar a localizar anomalías. La autoexploración solió durar alrededor de cuatro minutos.
Los 714 participantes, de los cuales un 38% tenían el VIH, tenían una mediana de edad de 40 años. El 98% de los participantes fueron asignados al sexo masculino al nacer; el 1,5% eran mujeres trans y 1,2% hombres trans. Cerca de la mitad (47%) eran blancos, no hispanos; un 23% eran negros, no hispanos; um 23% hispanos y 4% asiáticos.
Al contrastar las autoexploraciones de los participantes con los análisis clínicos se observó un 34% de anomalías, principalmente hemorroides (46%) o pliegues en la piel (47%). Los participantes mayores de 55 años tenían menos probabilidades de concordar con los análisis clínicos que los participantes de 25 a 34 años. Además, los participantes negros y no hispanos tuvieron una tasa de concordancia más alta con los análisis clínicos que los participantes blancos no hispanos. Cabe señalar que no se encontraron grandes diferencias entre los resultados de los autoexámenes realizados individualmente y los que se llevaron a cabo entre parejas.
El 90% de los participantes describió el proceso de autoexploración como fácil o muy fácil, mientras que el 9% lo consideró difícil o muy difícil. Los participantes aseguraron sentirse muy proclives a repetir la autoexploración anal en el futuro (97%) y el 93% comunicó su intención de acudir a un médico en caso de ser conscientes de una anomalía persistente en el futuro.
De cara al cribado y manejo de las lesiones precancerosas en personas con el VIH hay que tener en cuenta que el estado serológico positivo aumenta la mortalidad por cáncer anal y que las lesiones precancerosas evolucionan a cáncer con mayor probabilidad en aquellas personas con el VIH y diagnóstico de sida (véase La Noticia del Día 29/01/2024). Por otra parte, según un estudio francés, las pruebas de cribado de las lesiones anales precancerosas presentan resultados significativamente diferentes en función del centro en el que se realicen, apuntando a la necesidad de implementar mejores sistemas de control de calidad y contar con una mayor formación del personal que realiza dichas pruebas (véase La Noticia del Día 17/01/2024).
Parece esencial, pues, que el cribado y tratamiento precoz de las lesiones precancerosas sean incorporados al seguimiento rutinario del conjunto de personas con el VIH, dada su mayor vulnerabilidad al cáncer anal y los beneficios observados. No obstante, es bien sabido que muchos hospitales no implementan programas de cribado de displasia anal para pacientes con el VIH. Por ello, la autoexploración del canal anal puede ser un hábito efectivo de autocuidado como complemento a los cribados rutinarios de la patología anal en el seguimiento de los hombres GBHSH y las mujeres trans con y sin el VIH o como autoexamen en entornos en los que no existen todavía programas sanitarios de cribado del canal anal.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Nyitray A, McAuliffe T, Liebert C, et al. The accuracy of anal self- and companion exams among sexual minority men and transgender women: a prospective study. Lancet Regional Health – Americas, 31: 100704, 2024 (open access).
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