Buenos resultados del autotest del VIH en hombres gais y mujeres trans

En mujeres cis trabajadoras sexuales se observó una menor vinculación al sistema sanitario tras obtener un resultado positivo con el autotest que la derivada de un positivo en un test estándar

Francesc Martínez
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Un estudio británico publicado en BMC Medicine ha concluido que el autotest del VIH es seguro y aumenta las tasas de cribado y diagnóstico del VIH entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH) y mujeres trans. Entre mujeres cis trabajadoras sexuales, los resultados no han sido tan buenos: aunque se observó un aumento de las tasas de cribado, las tasas de vinculación al sistema sanitario tras obtener un resultado positivo fueron menores con el autotest que con los tests estándar en este grupo poblacional.

Más de cinco millones de personas con el VIH en el mundo desconocen que están infectadas. Este efecto se observa especialmente en las poblaciones más vulnerables al virus tales como los GBHSH, usuarios de drogas intravenosas, internos en prisiones, personas que ejercen el trabajo sexual y mujeres trans y sus parejas.

Aumentar las tasas de cribado en dichas poblaciones vulnerables es imprescindible para aumentar las tasas de detección de la infección. En este sentido, en el año 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) añadió el autotest del VIH a sus recomendaciones para optimizar las tasas de detección. En España y otros países europeos, el autotest está disponible desde hace ya algunos años, pero aún son muchos los que no lo están comercializando.

Para establecer si el autotest del VIH aporta algún beneficio a las tasas de cribado y detección de la infección, los autores del presente estudio llevaron a cabo una revisión sistemática de estudios controlados de distribución aleatoria realizados hasta junio de 2019 que compararon el autotest con los tests estándar en poblaciones vulnerables a la infección por el VIH. Los estudios fueron elegibles para la revisión si aportaban datos sobre alguno o algunos de los siguientes parámetros: número de pruebas realizadas, frecuencia de realización de pruebas, tasa de resultados positivos, tasa de vinculación al sistema sanitario, tasas de cribado de otras infecciones de transmisión sexual, uso de preservativos, eventos adversos y/o datos sociodemográficos.

Un total de 10 estudios de distribución aleatoria cumplieron con los criterios de inclusión. Contaron con la participación de 9.679 personas, de las que 5.486 eran GBHSH, 72 personas transgénero (mayoritariamente mujeres trans) y 4.121 eran mujeres cis trabajadors sexuales. No pudieron ser identificados estudios con personas usuarias de drogas intravenosas o con aquellas internas en prisiones.

En la misma línea que lo hicieron los ensayos incluidos, la presente revisión sistemática agrupó los resultados de GBHSH y los de personas trans ya que no fue posible analizarlos por separado. Esta es una de las limitaciones del presente estudio.

Los datos de GBHSH y personas trans provinieron de 7 estudios: 6 en países occidentales y uno en China. Los datos sobre mujeres cis trabajadoras sexuales provinieron de 3 estudios realizados en Kenia, Uganda y Zambia. Todos los autotests ensayados utilizaban muestras de fluido oral (estrategia diferente a la del autotest disponible en España, que precisa de una muestra de sangre capilar obtenida con un pinchazo en el dedo).

En cinco de los estudios, los kits de autotest fueron distribuidos a través de centros médicos; en otros cinco –todos ellos realizados en GBHSH- se solicitaron online y se recibieron por correo. En dos de los estudios realizados con mujeres cis trabajadoras sexuales, además de la opción de recogida de los autotests en centros médicos existía la posibilidad de obtenerlos a través de otras trabajadoras sexuales.

Los estudios incluían contenidos tales como promoción en redes sociales, materiales informativos, líneas telefónicas de consultas, talleres de autotest, vídeos e intervenciones de consejo asistido antes y después de realizar el autotest.

Respecto a las pruebas estándar, el autotest incrementó el número de pruebas realizadas un 145% en el metaanálisis de los 10 estudios (cociente de riesgo [RR]: 1,45; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,20-1,75). Los resultados fueron similares en el grupo conjunto GBHSH/trans y en el grupo de mujeres cis. El mayor aumento se observó entre los GBHSH/trans que optaron por el sistema online/correo (RR: 1,61; IC95%: 1,33-1,94).

En cuanto a la frecuencia de cribado, un metaanálisis de 3 ensayos con GBHSH mostró que el autotest incrementó la mediana de pruebas realizadas por cada persona un 256% (RR: 2,56; IC95%: 1,24-3,88). Como en el caso anterior, el mayor aumento se observó con el sistema online/correo (RR: 3,80).

El análisis de los nueve ensayos que aportaron datos sobre el porcentaje de resultados positivos concluyó que el autotest no tuvo efectos sobre dicho porcentaje. Al estratificar los resultados se observó que entre GBHSH/trans sí que se produjo un aumento en la tasa de resultados positivos (RR: 2,21; IC95%: 1,20-4,98).

Respecto a la vinculación al sistema sanitario de las personas con resultados positivos, se observó que el autotest redujo la tasa de vinculación en un 17% (RR: 0,83; IC95%: 0,74-0,92). Al estratificar los resultados, dicha reducción se mantuvo en mujeres cis (RR: 0,84; IC95%: 0,75-0,94), pero en GBHSH/trans no fue significativa.

El impacto del autotest sobre el cribado de ITS no fue claro. Un estudio apuntó hacia una reducción de dichas pruebas por causa del autotest en GBHSH/trans, mientras que otros dos no observaron diferencias. Tampoco se observó en ninguno de los grupos analizados que el autotest redujera el uso de preservativos.

Lo que sí mostraron dos estudios –en mujeres cis trabajadoras sexuales- fueron casos de violencia por parte de su pareja en algunas usuarias del autotest, lo que indica que la usabilidad puede ser compleja en determinados entornos y podría estar indicando algunas de las diferencias observadas en la presente revisión sistemática relacionadas con el género. Otras posibles diferencias estarían relacionadas con los entornos socioeconómicos de los estudios, que podrían condicionar claramente los resultados.

Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias:Witzel TC et al. Comparing the effects of HIV self-testing to standard HIV testing for key populations: a systematic review and meta-analysis. BMC Medicine 18: 381, 3 December 2020 (open access). https://doi.org/10.1186/s12916-020-01835-z

Ortblad KF & Stekler JD. HIV self-testing: finding its way in the prevention tool box. BMC Medicine 18: 373, 30 November 2020 (open access). https://doi.org/10.1186/s12916-020-01852-y

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