Un estudio de EE UU publicado en la edición digital de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes ha detectado algunos de los requisitos que, teóricamente, deberían cumplir los hombres que practican sexo con otros hombres (HSH) para que tengan más posibilidades de beneficiarse del uso de una profilaxis preexposición intermitente (PPrE). Entre dichas características se encuentran: tener una mayor edad, tener un nivel educativo más elevado, utilizar redes de contacto sexual en internet y mantener relaciones sexuales fuera del contexto de una relación estable.
Los responsables del estudio comprobaron que los hombres que respondían a ese perfil eran más propensos a planificar sus encuentros sexuales y a practicar relaciones sexuales anales menos de tres veces a la semana. Afirman que estos resultados podrían permitir determinar qué población de HSH podría obtener un máximo beneficio de la PPrE intermitente administrada en función de la práctica de la relación sexual.
El pasado mes de noviembre de 2010, se hicieron públicos los resultados del estudio iPrEx (véase La Noticia del Día 29/11/2010), que evidenciaron que el régimen de profilaxis preexposición empleado fue capaz de reducir en un 44% el riesgo de infección por VIH en el conjunto de la población del estudio, compuesta por hombres gais y otros HSH.
Sin embargo, también se ha comprobado que (al margen de las incertidumbres respecto a su precio, posibles efectos secundarios o la aparición de virus resistentes) uno de los principales obstáculos para el éxito de la PPrE es el nivel de adhesión al régimen de fármacos empleado como profilaxis. Por este motivo, se había propuesto que la administración intermitente de la misma podría suponer una estrategia para superar esta limitación. La profilaxis preexposición intermitente centrada en el momento del sexo implica tomar una dosis de terapia antirretroviral antes de la relación sexual de riesgo y, poco después de concluida ésta, la persona tendría que tomarse una segunda dosis.
En relación con esta PPrE intermitente, un equipo de investigadores de EE UU decidió determinar mejor qué características presentaban los HSH que cumplían con estos criterios. Para el ensayo, se contactó con los hombres gais sin VIH a través de de redes sociales en internet a finales de 2010. En todos los casos se trató de hombres sexualmente activos (concepto que se definió como haber practicado una relación sexual anal en el mes anterior).
Los participantes proporcionaron datos personales, así como información sobre sus comportamientos sexuales de riesgo, el modo en el que planificaban sus encuentros sexuales, cómo utilizaban las redes de contactos sexuales y también si mantenían alguna relación estable.
En el estudio participaron un total de 1.013 hombres. La mediana de edad fue de 28 años y la mayoría (56%) declararon que su última relación anal se realizó sin protección. Cuando se preguntó por su actividad sexual en la semana previa, el 49% de los varones indicaron que no habían mantenido ninguna relación sexual, el 27% afirmaron haber practicado sexo una vez y el 9%, haberlo hecho dos días. El 15% restante informaron de que había practicado sexo tres o más días de la semana.
La mitad de los hombres comunicaron que su último encuentro sexual no había sido previsto y en el 8% de los casos, el plan se había hecho unos pocos minutos antes. El resto de los hombres señalaron que los planes de los encuentros sexuales se habían planeado con horas de antelación (en el 22% de los casos), con una anticipación de uno a tres días (11%), o con más de tres días de previsión (8%).
En total, en el 31% de los hombres se registró tanto una menor frecuencia en las relaciones sexuales como una planificación de las mismas y, en consecuencia, serían posibles candidatos para la PPrE intermitente.
Entre los factores relacionados con unas prácticas sexuales menos frecuentes y su planificación en el tiempo estuvieron la mayor edad (mediana de 30 años frente a 27; p <0,001), una mayor probabilidad de contar con una educación universitaria (46 frente al 32%; p <0,001), haberse realizado una prueba del VIH en los últimos doce meses (54 frente a 47%; p= 0,033), usar redes de contacto sexual por internet al menos una vez a la semana (55 frente al 44%; p= 0,001) y que el último encuentro sexual se produjera con una pareja no comprometida (60 frente al 38%; p <0,001).
Los autores del estudio concluyen que el conocimiento adicional sobre la frecuencia y planificación sexual resultará crucial para identificar qué población de HSH será la que más provecho podría extraer de la profilaxis preexposición intermitente. La dosificación diaria de tenofovir/emtricitabina seguirá siendo la opción de PPrE más adecuada para los HSH en situación de alto riesgo de infección por VIH que declaren una actividad sexual más frecuente o menos planificada.
Fuente: Aidsmap.
Referencia: Volk JE, et al. Sexual frequency and planning among at-risk men who have sex with men (MSM) in the US: implications for event-based intermittent pre-exposure prophylaxis (PrEP). J Acquir Immune Defic Syndr, online edition. DOI: 10.1097/QAI.0b013e31825bd87d, 2012.
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