Nuevas directrices sobre la atención y seguimiento del VIH en el Reino Unido durante la crisis de la COVID-19

La crisis sanitaria orienta unas medidas que pretenden minimizar la necesidad de visitas y pruebas de seguimiento

Francesc Martínez
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La Asociación Británica del VIH (BHIVA), la sociedad científica que agrupa a los médicos especialistas en VIH del Reino Unido, ha hecho públicas unas directrices de tratamiento de la infección por el VIH durante el periodo de crisis por la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019).

En ellas sugieren que las personas con infección por el VIH bajo control muy estable no es necesario que realicen su próxima visita rutinaria, pero las prescripciones de medicamentos deberían seguirse realizado como hasta ahora (típicamente cada 6 meses).

Las directrices también hacen hincapié en cómo mantener la atención del VIH en el contexto del distanciamiento físico y para evitar presiones adicionales sobre el sistema sanitario tanto en aspectos de tipo asistencial como en lo relativo a servicios de analíticas de laboratorio (las pruebas de carga viral, por ejemplo, son de tipo PCR, la misma técnica que se utiliza para la detección del SARS-Cov-2). En ese sentido, la BHIVA recomienda evitar pruebas y visitas no esenciales (en pacientes con el VIH estables), mientras que solicita poner el máximo esfuerzo en que nadie interrumpa el tratamiento antirretroviral.

La mayoría de las personas con el VIH del Reino Unido presentan supresión virológica y son visitadas cada 6 meses. Si las personas presentan buenos niveles de adherencia y no han experimentado problemas de efectos adversos ni de interacciones tras la última visita pueden, según las nuevas directrices, ver desprogramada su próxima cita médica y ser redirigidos a la siguiente visita estipulada; es decir, que entre la última visita y la próxima habría pasado un año. Sin embargo, la BHIVA recomienda mantener el ritmo de prescripción de antirretrovirales como hasta ahora para minimizar impactos en las rutinas de las personas con el VIH y de los profesionales sanitarios respecto a los antirretrovirales, esenciales para mantener una buena adherencia.

Según las presentes directrices, el tratamiento antirretroviral solo debería ser cambiado si es estrictamente necesario. En la misma línea, las analíticas sanguíneas y otras pruebas solo deberían ser realizadas si son necesarias para el manejo a corto plazo de la infección por el VIH. En ese sentido establecen limitaciones particularmente importantes a las pruebas de resistencias.

En cuanto a la selección de tratamiento antirretroviral, las directrices de la BHIVA establecen como terapia recomendada de primera línea Biktarvy® (bictegravir/tenofovir alafenamida/emtricitabina), combinación de la que destacan su buen perfil de eficacia (con elevada barrera genética para el desarrollo de resistencias), seguridad (pocos efectos adversos y bajo potencial de interacciones) y facilidad de toma (puede tomarse con o sin alimentos), lo cual facilita la adherencia y minimiza las necesidades de pruebas y visitas de seguimiento.

Las directrices destacan que no hay evidencias de que el VIH aumente la probabilidad de adquirir el SARS-CoV-2 o de que la COVID-19 sea más grave (véase La Noticia del Día 29/04/2020).

En cuanto al uso de antirretrovirales en el campo de la COVID-19, la BHIV se muestra escéptica sobre el papel de una combinación de antirretrovirales e hidroxicloroquina que está siendo investigada en España como profilaxis preexposición al SARS-CoV-2 (véase La Noticia del Día 21/04/2020), ya que se han registrado casos descritos de personas que toman los antirretrovirales ensayados como profilaxis preexposición al VIH o en su tratamiento antirretroviral y han adquirido el SARS-CoV-2. También señalan que algunos antirretrovirales probados como tratamiento de la COVID-19 se han mostrado ineficaces (véase La Noticia del Día 23/03/2020).

Las presentes directrices de la BHIVA ponen negro sobre blanco algo que ya hemos observado en diversos países: el estrés al cual somete la COVID-19 al sistema sanitario ha hecho disminuir la atención y seguimiento del resto de patologías, especialmente aquellas de evolución crónica como es el caso de la infección por el VIH. Los resultados de estas medidas –que no se verán de forma inmediata– pueden acabar cambiado algunos objetivos a medio plazo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se había fijado, como el de poner fin a la epidemia del VIH como una amenaza para la salud pública para el año 2030. Ello dependerá probablemente de cuánto se prolongue la presente pandemia por SARS-CoV-2 y si tienen lugar futuros rebrotes de la misma.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: British HIV Association. BHIVA guidance for the management of adults with HIV on antiretroviral treatment (ART) during the coronavirus pandemic. 1 May 2020.

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