Interacciones potencialmente peligrosas entre algunos inhibidores de la proteasa y ciertos fármacos contra el colesterol

Se han observado en dicha familia de medicamentos tanto del VIH como del virus de la hepatitis C

Francesc Martínez
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La Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés) ha actualizado las recomendaciones relativas al uso conjunto de antirretrovirales de la familia de los inhibidores de la proteasa (IP) y fármacos de la familia de las estatinas (utilizados para reducir los niveles de colesterol). La interacción también puede tener lugar entre las estatinas y los inhibidores de la proteasa del virus de la hepatitis C (VHC), familia de medicamentos a la que pertenecen los recientemente aprobados boceprevir (Victrelis®) y telaprevir (Incivo®).

La razón de tales cambios radica en que la toma conjunta de fármacos de ambas familias puede incrementar los niveles de las estatinas hasta alcanzar concentraciones tóxicas, lo cual podría desembocar en el desarrollo de lesiones musculares, conocidas médicamente como miopatías.

Las miopatías pueden ser de intensidad muy variada, siendo su forma más grave la rabdomiólisis, dolencia que puede desencadenar, en algunos casos, insuficiencia renal aguda y poner en peligro la vida de quienes la padecen.

Estas interacciones tienen especial repercusión por dos razones: el progresivo envejecimiento de la población con VIH, que hace que problemas asociados a la edad como la hipercolesterolemia tengan una prevalencia cada vez mayor; y el hecho de que, precisamente, un efecto secundario de los inhibidores de la proteasa es el incremento de los niveles de lípidos sanguíneos. Las estatinas se emplean en la práctica clínica para reducir la concentración de colesterol LDL, el llamado “colesterol malo”.

Las recomendaciones establecidas por la FDA se resumen en la siguiente tabla:

Tabla La Noticia del Día - gTt - Recomendaciones de la FDA

Las presentes interacciones reducen las opciones terapéuticas para tratar la hipercolesterolemia en personas que viven con VIH y/o VHC y siguen tratamiento con inhibidores de la proteasa para alguna de las dos infecciones.

Este hecho podría poner de relieve, en este grupo de personas, la importancia de las acciones no farmacológicas para reducir los niveles de colesterol: dieta y ejercicio físico. Así, dietas bajas en grasas animales y en las que el aceite de oliva tenga un papel relevante han demostrado la capacidad de reducir los niveles de colesterol, del mismo modo que el ejercicio físico aeróbico, es decir, de baja intensidad y prolongado en el tiempo, como la natación, el ciclismo o atletismo de fondo.

Fuente: Medscape.
Referencia: Comunicado de prensa de la FDA 03/01/2012.

 

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