La fragilidad es un predictor de mortalidad y desarrollo de comorbilidades en las personas con el VIH de mediana edad

Entre las comorbilidades más frecuentes se encontrarían la hipertensión, la disminución de la función renal y la osteoporosis

Marta Villar
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La fragilidad se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves, normalmente relacionadas con el envejecimiento, y mortalidad entre las personas de mediana edad con el VIH. Esta es la conclusión a la que llega un estudio publicado recientemente en la edición digital de la revista Journal of Infectious Diseases.

Las comorbilidades relacionadas con el envejecimiento son causa, cada vez más importante, de enfermedad grave y muerte entre las personas con el VIH. Entre las personas mayores de 65 años de la población general, el síndrome de fragilidad es un predictor de resultados de salud adversos y de mortalidad.

En la población mayor con infección por el VIH se ha demostrado una prevalencia de fragilidad que puede llegar a ser el doble a la de la población no infectada y con un desarrollo precoz a edades más tempranas. Un estudio previo halló que el riesgo de desarrollar fragilidad en hombres de mediana edad y mayores se duplicaría por causa del VIH (véase La Noticia del Día 18/06/2018 ). Sin embargo, poco se sabe sobre el impacto de la fragilidad sobre la mortalidad y comorbilidades entre las personas con el VIH de mediana edad.

Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, investigadores de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) llevaron a cabo un estudio prospectivo con personas con y sin el VIH mayores de 45 años. Para ello contaron con los datos de 598 personas con el VIH y 550 personas sin el virus inscritas en la cohorte prospectiva europea AGEhIV.

Durante el estudio se midió de manera regular la fragilidad a través del fenotipo de fragilidad de Fried. Dicha herramienta es la más utilizada para el diagnóstico de la fragilidad y se basa en 5 criterios funcionales: debilidad, baja resistencia al esfuerzo, lentitud, baja actividad física, y pérdida de peso. Las personas frágiles son aquellas que cumplen tres o más criterios, las prefrágiles las que cumplen uno o dos criterios y los sujetos no frágiles o robustos los que no cumplen ninguno.

Durante las evaluaciones del estudio se midieron diferentes comorbilidades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la disfunción renal, la osteoporosis y los cánceres no definitorios de sida.

La mayoría de los participantes eran hombres con una edad mediana alrededor de los 50 años. Entre las personas con el VIH, el 96% estaba tomando tratamiento antirretroviral y el 91% tenía la carga viral indetectable.

Durante el seguimiento, el 8% de las personas con el VIH y el 5% de los participantes sin el virus se volvieron frágiles. Además, el 57% de las personas con el VIH y el 49% de los participantes seronegativos fueron diagnosticados como prefrágiles .

Las personas a las que se les diagnosticó fragilidad tenían mayor edad, tenían más probabilidades de tener el VIH, de ser fumadores, de consumir alcohol y de tener un mayor número de comorbilidades preexistentes.

Durante la mediana de 4 años que duró el seguimiento, el 3,3% de los participantes murieron entre los que se incluyeron a 31 personas con el VIH (5,2%) y 7 seronegativas (1,3%). De entre las personas que murieron, el 29% eran frágiles y el 53% prefrágiles al inicio del estudio.

Estos resultados proporcionaron una tasa de mortalidad de 26 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento entre los participantes frágiles , de 7 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento entre las personas prefrágiles y de 2 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento entre los sujetos robustos .

Tras tener en cuenta otros factores de riesgo como el estado serológico al VIH, el tabaquismo y la ingesta de alcohol, la fragilidad se asoció de manera independiente con un mayor riesgo de mortalidad .

Entre las personas con el VIH, la fragilidad continuó siendo un factor predictor independiente del riesgo de mortalidad incluso después de tener en cuenta el recuento nadir de células CD4 y las medidas corporales (medidas de cintura y cadera).

En el análisis sobre comorbilidades se incluyeron a 497 personas con el VIH y 479 seronegativas. Del total, el 8% y el 34% se clasificaron como frágiles y prefrágiles, respectivamente. Entre el 31% de los participantes frágiles y el 20% de los prefrágiles se identificaron comorbilidades y en el 14% de las personas robustas se identificó una comorbilidad. Las comorbilidades que se diagnosticaron con mayor frecuencia fueron la hipertensión, la disminución de la función renal y la osteoporosis que representaron las tres cuartas partes del total de comorbilidades.

Tanto la fragilidad como la prefragilidad estaban fuertemente asociadas al diagnóstico de una nueva comorbilidad y dicha asociación se mantuvo tras tener en cuenta factores como la edad o el estado al VIH. Un subanálisis realizado entre los participantes con el VIH mostró que la fragilidad continuaba siendo un predictor de las comorbilidades tras tener en cuenta los factores demográficos (cociente de probabilidades [CP]: 1,92; p = 0,027). Esta asociación no se vio afectada cuando se tuvo en cuenta el uso de antirretrovirales más antiguos y la cantidad de tiempo que se estuvo con una carga viral detectable.

Los investigadores del presente estudio sugieren que incorporar la evaluación de la fragilidad de manera rutinaria podría ayudar a predecir y prevenir resultados de salud adversos entre las personas de mediana edad con el VIH. Asimismo, se sabe que la actividad física sostenida en el tiempo puede mejorar la puntuación de fragilidad entre las personas mayores. Por ello, los expertos sugieren que los estudios futuros deberían investigar si estas intervenciones pueden modificar de manera similar el fenotipo de la fragilidad entre las personas con el VIH de mediana edad con el fin de reducir el riesgo de mortalidad y comorbilidades en esta población.

Fuente: Aidsmap/Elaboración propia ( gTt-VIH )
Referencia: Verheij E.; Kirk G.; Wit F.; et al. Frailty is associated with mortality and incident comorbidity among middle-aged HIV-positive and HIV-negative participants . Journal of Infectious Diseases, jiaa010, 20 de enero de 2020

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