Según los resultados publicados en el número del 15 de noviembre de Clinical Infectious Diseases, los suplementos de aceite de pescado (ácidos omega-3) pueden ser una terapia eficaz para reducir los incrementos de los niveles de triglicéridos asociados a la terapia antirretroviral en personas con VIH. Para llegar a esta conclusión, un equipo de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill (EE UU) liderado por Wohl ha llevado a cabo un estudio piloto abierto con 52 personas con VIH que recibían al menos 3 antirretrovirales y tenían niveles de triglicéridos en ayunas superiores a 200mg/dL.
Estas personas fueron repartidas de forma aleatoria para recibir asesoramiento sobre nutrición y ejercicio, además de continuar con su terapia antirretroviral y tomar o no tomar suplementos de aceite de pescado durante 16 semanas.
Según los investigadores, la dosis de 3 gramos de aceite de pescado fue bien tolerada y produjo una reducción significativa de los niveles de triglicéridos (25%) en comparación con la intervención que sólo contó con asesoramiento, que consiguió un efecto mínimo. También aseguran (aunque el estudio no se diseñó para ello) que los descensos en los niveles de triglicéridos observados con el aceite de pescado eran similares a los que se observan con los fármacos que se prescriben para reducir los triglicéridos.
Anteriormente el profesor Alexander Leaf de la Universidad de Harvard en Boston (EE UU) ya describió un mecanismo por el cual los ácidos grasos del pescado azul reducen el riesgo de desarrollar accidentes cardiovasculares. Según Leaf, los ácidos grasos omega-3, presentes en el pescado azul, se almacenan en las membranas de las células del corazón y pueden así prevenir un repentino ataque de corazón o una arritmia fatal.
Estos ácidos grasos poliinsaturados regulan los flujos excesivos de sodio y calcio en el corazón, que de ocurrir provocarían descargas eléctricas excesivas que alterarían de forma peligrosa el ritmo cardíaco. Los ácidos grasos omega-3 se encuentran en el pescado azul (salmón, atún, sardinas, etc.) tanto si es fresco como congelado. El atún de lata en aceite no es una buena elección porque el aceite añadido extrae el omega-3 del pescado. Por el contrario, sí se recomienda el atún en conserva con agua.
En esta línea, organismos como la Asociación Americana del Corazón aconsejan que los ácidos omega-3 se obtengan preferiblemente a través de la dieta (un gramo al día), aunque las personas con riesgo elevado de enfermedad cardiovascular, como el caso de las persomas con VIH en tratamiento antirretroviral y lípidos elevados puede que precisen más cantidad y por ello tengan que recurrir además a la toma de suplementos.
Fuentes: http://www.medscape.com / Elaboración propia
Referencia: Clin Infect Dis 2005;41:1498_1504
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