Ejercicio y estiramientos mejoran la función cerebral y la salud intestinal en personas con el VIH

Los profesionales de la salud deberían sugerir a los pacientes con el VIH cambios en el estilo de vida para que incorporen el ejercicio o los estiramientos entre sus hábitos

Jordi Piqué
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Un estudio reciente ha mostrado que el ejercicio y los estiramientos pueden mejorar la función cerebral, la condición física y la flora intestinal en personas con el VIH. Los profesionales sanitarios deberían recomendar cambios de estilo de vida que incluyan actividad física regular o estiramientos.

Por qué estudiar el ejercicio en personas con el VIH

Las investigaciones indican que muchas personas con el VIH, a pesar de seguir su tratamiento antirretroviral y tener el virus controlado, llevan un estilo de vida sedentario. Esta falta de actividad se asocia con problemas relacionados con el envejecimiento, como el sobrepeso, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o la hipertensión. Con el tiempo, también puede afectar a la calidad de vida y a la salud cerebral.

La mayoría de estudios previos sobre ejercicio en esta población han sido de corta duración o transversales. Por ello, se necesitaban investigaciones más largas y con seguimiento para valorar mejor los efectos del ejercicio.

El estudio

Un equipo de la Universidad de Washington en St. Louis (EE. UU.) realizó un ensayo controlado y aleatorizado con 65 personas con el VIH mayores de 40 años, en su mayoría sedentarias. Los participantes se dividieron en dos grupos. Uno realizó un programa de ejercicio cardiorrespiratorio y de resistencia durante seis meses. El otro grupo realizó ejercicios de estiramiento. El objetivo era evaluar el impacto del ejercicio en la salud cerebral y en la estructura de la microbiota intestinal.

Todos los participantes realizaron sus actividades tres veces por semana con el mismo entrenador personal. Durante el estudio se recogieron muestras de sangre, orina y heces para analizar posibles cambios en el equilibrio de las bacterias intestinales. Además, se realizaron resonancias magnéticas y pruebas neuropsicológicas para evaluar el funcionamiento cerebral.

Perfil de los participantes al inicio

  • 77% asignados como hombres al nacer y 23% como mujeres al nacer.
  • Edad promedio: 57 años.
  • La mayoría tenía sobrepeso.
  • Recuento de CD4+ superior a 600 células/mm³.
  • Carga viral por debajo de 50 copias/mL.
  • Comorbilidades frecuentes: un 30% hipertensión; más del 10% diabetes; más del 30% tratamiento con estatinas.

Resultados principales

Los participantes mostraron mejoras pequeñas pero significativas en varias funciones cognitivas, como el tiempo de procesamiento, la atención y la memoria. No se detectaron deterioros en otras áreas cognitivas.

En ambos grupos se observó una ligera reducción de peso, lo que supuso una mejora modesta del índice de masa corporal. No hubo diferencias claras entre las dos intervenciones en la capacidad cardiorrespiratoria.

Con el tiempo, la flora intestinal de los participantes presentó una mayor diversidad bacteriana. Estos cambios en la microbiota se relacionaron con mejoras en el funcionamiento cerebral. Tanto el ejercicio como los estiramientos parecieron aportar beneficios.

En conjunto, el estudio sugiere que ambas intervenciones pueden mejorar la salud cerebral, la condición física y la diversidad de las bacterias intestinales.

Por qué los estiramientos también ayudan

Aunque se esperaba que el ejercicio proporcionara mayores mejoras, los investigadores destacaron que intervenciones de baja intensidad, como los estiramientos, también pueden tener efectos positivos. Estudios previos ya habían demostrado que actividades como el yoga o el tai chi, que combinan estiramientos y atención plena, pueden mejorar la presión arterial, la calidad de vida y el rendimiento cognitivo en personas con y sin el VIH.

No se conoce con exactitud por qué estas prácticas pueden beneficiar al cerebro. Sin embargo, factores como acudir a sesiones supervisadas, aumentar la actividad física o mejorar la interacción social podrían influir en los resultados.

Otros estudios señalan que los estiramientos y los ejercicios de movimiento pueden favorecer la salud cerebral y el estado de ánimo. Intervenciones más largas o con más participantes podrían revelar beneficios adicionales.

Implicaciones para la práctica clínica

Los investigadores animan a los profesionales de la salud a hablar con sus pacientes sedentarios sobre los beneficios del ejercicio y de los estiramientos, ya que estas intervenciones pueden contribuir de forma realista y sostenida a mejorar su salud física y cognitiva.

Fuente: Catie / Elaboración propia (gTt).
Referencia: Cooley SA, Ferreiro A, Nelson B, et al. Randomized controlled trial to unveil the influence of an exercise intervention on brain integrity and gut microbiome structure in individuals with HIV. AIDS, September 18, 2025. DOI: 10.1097/QAD.0000000000004346.



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