Las personas con el VIH que mantienen un estilo de vida demasiado sedentario corren un mayor riesgo de desarrollar hígado graso

Jordi Piqué
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Un estudio pone de relieve la necesidad de incorporar un asesoramiento adecuado sobre la actividad física en dicha población para tratar y prevenir esa enfermedad

Un estudio suizo ha concluido que no realizar suficiente actividad física y, en concreto, pasar demasiado tiempo sentado, aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad del hígado graso en personas con el VIH. Esta patología, con el tiempo, puede desembocar en la aparición de fibrosis, cirrosis y cáncer de hígado. Además, la asociación entre una actividad física insuficiente y la acumulación de grasa hepática se produce con independencia del índice de masa corporal. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Journal of Acquired Immunodeficiency Syndromes.

Las personas con el VIH son propensas a sufrir comorbilidades a medida que envejecen, muchas de ellas asociadas a una escasa actividad física y al sobrepeso o la obesidad. La acumulación de grasa visceral en el abdomen, que se refleja en el aumento de la cintura, es especialmente perjudicial para la salud.

La esteatosis hepática es la acumulación de grasa en el hígado. La enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), antes conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), suele estar asociada con la obesidad, la diabetes de tipo 2 y otras anomalías metabólicas. En las personas con el VIH, la esteatosis puede ser un efecto secundario de algunos antirretrovirales antiguos   (véanse La Noticia del Día 04/02/2019y 05/09/2023). Con el tiempo, la acumulación de grasa en el hígado puede provocar fibrosis, cirrosis y cáncer hepático.

Al no existir un tratamiento médico aprobado, el manejo de la enfermedad del hígado graso se basa en cambios en el estilo de vida, como la pérdida de peso y la práctica de ejercicio. Se sabe que la actividad física afecta al almacenamiento de grasa en el hígado en la población general. Aunque la patogénesis de las complicaciones metabólicas en personas con el VIH no se conoce del todo, éstas tienden a desarrollar esteatosis con un índice de masa corporal (IMC) más bajo.

Con el objetivo de arrojar más luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores suizo realizó un estudio en el que se analizó la relación entre la actividad física y la esteatosis hepática en 466 personas atendidas en un único centro perteneciente al Estudio de la Cohorte Suiza del VIH.

Alrededor de tres cuartas partes de los participantes eran hombres, la mayoría blancos y la edad media era de 52 años. Casi todos estaban tomando tratamiento antirretroviral y la mediana de su recuento de CD4 superaba las 700 células/mm3. Se excluyó a las personas con hepatitis B o C activa o previa y a las mujeres embarazadas.

Aproximadamente la mitad cumplía los criterios de sobrepeso, registrando un IMC ≥ 25. Algo menos de una tercera parte cumplían la recomendación de actividad física de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, en sus siglas en inglés) de 200 minutos de actividad de intensidad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana (las recomendaciones estadounidenses de actividad física son similares, pero el umbral de actividad moderada es de 150 minutos). Las personas que no cumplían dicha recomendación eran más propensas a tener sobrepeso y a padecer diabetes, hipertensión, lípidos sanguíneos anormales y antecedentes de enfermedades cardiovasculares.

Entre noviembre de 2019 y marzo de 2023, se realizó a los participantes una elastografía transitoria (también conocida con el nombre comercial FibroScan®), un método diagnóstico no invasivo utilizado para estimar la fibrosis hepática y la esteatosis. Además, completaron un cuestionario sobre su actividad física moderada y vigorosa durante la última semana y la cantidad de tiempo que pasaron caminando y sentados en días laborables típicos.

En general, la mitad de los participantes presentaba esteatosis hepática al menos moderada, y uno de cada tres tenía esteatosis grave. Incluso entre las personas delgadas (con un IMC <25), casi un tercio presentaba esteatosis. Entre las personas con esteatosis hepática, el 4% presentaba fibrosis hepática moderada o avanzada y el 2% cirrosis.

Las personas que no cumplían la recomendación de actividad física de la EASL tenían una prevalencia de esteatosis significativamente mayor que las que sí la cumplían (56% frente a 34%, respectivamente). Tras controlar por otros factores, las personas con una actividad física inferior al nivel recomendado tenían más del doble de probabilidades de padecer esteatosis. La edad avanzada (50 años o más), la raza blanca, el sobrepeso, la diabetes y el consumo de tenofovir alafenamida (véase La Noticia del Día 24/03/2021) también fueron factores de riesgo de esteatosis.

Los investigadores observaron una asociación similar utilizando el equivalente metabólico de minutos de tarea (MET, en sus siglas en inglés) por semana, una medida del gasto energético del cuerpo durante la actividad física, en comparación con el metabolismo en reposo. El riesgo de esteatosis disminuía en un 24% por cada 5.000 MET adicionales por semana. Las personas que pasaban más tiempo sentadas también tenían más probabilidades de padecer esteatosis, y el riesgo aumentaba un 16% por cada hora adicional de tiempo diario sentado. Es más, estas asociaciones se mantenían cuando se analizaba únicamente el subconjunto de participantes delgados.

Sólo un pequeño número de participantes presentaba fibrosis o cirrosis significativas, por lo que los investigadores no pudieron determinar la asociación entre actividad física y esteatosis hepática avanzada o esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH, en sus siglas en inglés), antes conocida como esteatohepatitis no alcohólica (NASH, en sus siglas en inglés).

En consonancia con estudios previos en la población general, se observa un efecto significativo de la actividad física medida por MET por semana sobre el riesgo de esteatosis hepática. Este hallazgo es especialmente relevante para los participantes que no pueden alcanzar la cantidad de actividad física recomendada e indica que aumentar el tiempo dedicado a caminar o a una actividad física de menor intensidad también puede resultar beneficioso.

Como conclusión, los investigadores señalan que su estudio demuestra que la disminución de la actividad física y el tiempo prolongado sentado están asociados con esteatosis hepática entre personas con el VH, independientemente de su índice de masa corporal. Unos hallazgos que subrayan el efecto beneficioso de la actividad física y destacan la importancia de incorporar el asesoramiento sobre la actividad física en el tratamiento y la prevención de esteatosis hepática.

Fuente: POZ / Elaboración propia ( gTt-VIH).

Referencia: Riebensahm C MD, Berzigotti A MD PhD; Surial B MD, Haerry D, Günthard HF MD, Tarr PE MD, et al. Swiss HIV Cohort Study. Brief Report: Decreased Physical Activity and Prolonged Sitting Time Are Associated With Liver Steatosis in People With HIV. JAIDS Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 95(2): p 179-184, February 1, 2024. | DOI: 10.1097/QAI.0000000000003328

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