Los nuevos medicamentos antidiabéticos se muestran prometedores en el tratamiento de la obesidad en personas con el VIH

Francesc Martínez
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Tesamorelina evidencia una reducción de la acumulación de grasa visceral, especialmente en personas que toman inhibidores de la integrasa

Los nuevos medicamentos antidiabéticos utilizados para perder peso desarrollados en los últimos años, los conocidos como agonistas del GLP-1 (péptido similar a glucagón de tipo 1, en sus siglas en inglés), entre los que se encuentran semaglutida y tirzepatida, constituyen una opción terapéutica prometedora para el aumento de peso observado en algunas personas con el VIH. Sin embargo, poco se había investigado hasta la fecha sobre su uso en este grupo poblacional. Afortunadamente, una serie de estudios presentados en los últimos meses han arrojado algo de luz al respecto.

El aumento de peso tras el inicio del tratamiento antirretroviral es bastante frecuente. Algunos estudios apuntan a que hasta un 10% de las personas experimentan dicho aumento dentro de los primeros dos años de terapia. Ese extremo se daría especialmente en aquellas personas que inician el tratamiento antirretroviral en fases avanzadas de la infección (véase La Noticia del Día 13/03/2023). Manejar adecuadamente dicho aumento de peso es importante, puesto que un rápido aumento de peso tras iniciar terapia antirretroviral se asocia a mayor riesgo de diabetes y síndrome metabólico (véase La Noticia del Día 09/10/2023).

En un estudio presentado en la XII Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida sobre la Ciencia del VIH (IAS 2023) investigaron el uso de agonistas del GLP-1 en personas con el VIH y diabetes mellitus de tipo 2 (el uso para el que dichos fármacos fueron originariamente desarrollados). Los investigadores partieron de la hipótesis de que los niveles de GLP-1 se verían reducidos por causa del VIH y que ello presentaría un impacto metabólico a diversos niveles.

El estudio, de tipo caso-control comparó los resultados de 15 adultos con el VIH con 30 adultos seronegativos de características similares. Todos tenían diagnóstico de diabetes mellitus de tipo 2. El 90% eran hombres y la mediana de la edad era de 57 años. Solo el 13% de los participantes tomaban agonistas del GLP-1 (en todos los casos semaglutida). El resto tomaban fármacos más antiguos con menor eficacia antidiabética.

Las personas con el VIH perdieron un promedio de 10,4Kg, mientras que aquellas sin el VIH perdieron un promedio de 1,7Kg. También un mayor porcentaje de personas con el VIH perdió un mínimo de un 5% de su peso corporal (el 60% frente al 33% de aquellas sin el VIH). El buen resultado de pérdida de peso observado en el contexto de la infección por el VIH quedó un poco empañado por el hecho de que los fármacos más eficaces –los agonistas del GLP-1– fueron poco utilizados.

Un segundo estudio, en este caso de tipo retrospectivo, fue presentado en la Semana de las Enfermedades Infecciosas (IDWeek 2023). Un total de 225 adultos con el VIH y sobrepeso u obesidad a quienes se habían prescrito agonistas del GLP-1 fueron incluidos en el estudio. La mayoría eran hombres y la edad promedio era de 54 años. La mayoría tomaban tratamientos antirretrovirales basados en inhibidores de la integrasa, el 90% tenían carga viral indetectable y los recuentos de CD4 eran altos.

El 53% de los participantes recibieron semaglutida inyectable, el 31% dulaglutida, el 8% semaglutida oral, el 6% tirzepatida y el 3% liraglutida. El 43% recibió el tratamiento solo por el control de peso, mientras que el resto tenían, además, diabetes mellitus de tipo 2.

Quienes recibieron agonistas del GLP-1 perdieron un promedio de 5,4Kg. Una cuarta parte perdieron más de un 5% de su masa corporal y el 18% pasaron de obesidad a sobrepeso. Los niveles de glucosa también disminuyeron. Quienes no tenían diabetes tendieron a perder más peso.

En otro estudio presentado en la IDWeek se evaluaron los efectos de semaglutida sobre la lipohipertrofia (acumulación anómala de grasa observada en algunas personas por el VIH, principalmente como consecuencia de la toma de antirretrovirales de las primeras generaciones). Cabe destacar que en casos como en aquellos donde la acumulación de grasa es visceral, ello se asocia a un mayor riesgo de problemas cardiovasculares.

Un total de 108 personas con el VIH no diabéticas en estado de supresión virológica fueron incluidas en el estudio. El 60% eran hombres y la mediana de la edad era de 52 años. El 80% tomaban inhibidores de la integrasa y sus recuentos de CD4 eran altos. Todas tenían sobrepeso u obesidad y con acumulaciones de grasa vinculadas al uso de antirretrovirales.

Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente a recibir semaglutida o placebo durante 32 semanas. Los investigadores utilizaron la técnica de absorciometría dual de rayos X (DXA, en sus siglas en inglés, antes conocida como DEXA) y pruebas de tomografía computarizada para medir los distintos tipos de acumulación de grasa.

La masa corporal disminuyó en un 8,3% en el grupo con semaglutida y aumentó en un 0,2% en el grupo con placebo. El 65% de quienes tomaron semaglutida y el 4% de aquellos con placebo experimentaron una pérdida de peso de, al menos. un 5%.

La grasa total disminuyó en un 15% en el grupo con semaglutida y aumentó en un 0,2% en el grupo con placebo. La grasa subcutánea y en las extremidades disminuyó en un 13% en el grupo con semaglutida y aumentó en un 1,5% en el grupo con placebo. La masa magra disminuyó en un 5,4% en el grupo con semaglutida y en un 0,6% en el grupo con placebo. La grasa visceral no se vio, en general, alterada en ninguno de los dos grupos. En el estudio, el uso del fármaco semaglutida resultó seguro y bien tolerado.

Un estudio retrospectivo presentado en la XIX Conferencia Europea del Sida (EACS 2023) evaluó el impacto de los agonistas del GLP-1 sobre los niveles de CD4 en personas con el VIH.

En el estudio se incluyó un total de 76 personas con el VIH tratadas en hospitales alemanes con semaglutida o dulaglutida por tener diabetes mellitus de tipo 2 u obesidad. La mayoría eran hombres de etnia blanca. Tenían niveles de CD4 superiores a 800 células/mm3.

Los investigadores hallaron que el uso de los agonistas del GLP-1 se asoció a un descenso promedio en los niveles de CD4 de 64 células/mm3, que ello no se relacionó con el tiempo en tratamiento con dichos fármacos y que el grado de afectación varió notablemente en función del participante.

Un último estudio presentado en la IDWeek se centró en tesamorelina (EgriftaTM), un fármaco aprobado en EE UU y no en Europa para reducir la acumulación de grasa visceral.

Los investigadores partieron de datos de un estudio previo y se centraron en el uso de tesamorelina en 61 personas con el VIH e hígado graso. De ellas, el 64% tomaban inhibidores de la integrasa. Se distribuyó a los participantes de forma aleatoria para recibir tesamorelina o placebo durante 52 semanas.

Tras un año de tratamiento, el índice de masa corporal no cambió significativamente entre ambos grupos. Se comprobó que las personas con inhibidores de la integrasa y tesamorelina lograron una reducción del 8,3% de la grasa visceral, mientras que quienes tomaban placebo experimentaron un aumento del 10,8%. La grasa hepática se redujo en un 5% entre quienes tomaban tesamorelina y no experimentó cambios en el grupo con placebo. En personas con inhibidores de la integrasa, el uso de placebo se asoció a un aumento de la grasa visceral, mientras que el de tesamorelina se relacionó con una disminución tanto de la grasa visceral como de la hepática.

Los presentes estudios apuntan hacia un potencial efecto beneficioso para la pérdida de peso y el tratamiento de la lipohipertrofia de los agonistas del GLP-1. No obstante, la pérdida asociada de masa magra y grasa en las extremidades podría ser una contraindicación en personas con lipoatrofia. La disminución de los niveles de CD4 en uno de los estudios también llamaría a la precaución en el uso de estos fármacos en el contexto de la infección por el VIH. Por otro lado, tesamorelina también podrían tener utilidad en el tratamiento de la acumulación de grasa visceral y del hígado graso en personas con el VIH en tratamiento con inhibidores de la integrasa.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: Lloyd A et al (Brizzi M presenting). Impact of GLP-1 receptor agonists on body weight in patients with type 2 diabetes and HIV. 12th International AIDS Society Conference on HIV Science (IAS 2023), Brisbane, Australia, abstract EPB0195, 2023.

Nguyen Q et al. GLP-1 receptor agonists promote weight loss among people with HIV. IDWeek, Boston, abstract 1982, 2023.

McComsey G et al. Effects of semaglutide on adipose tissue in HIV-associated lipohypertrophy. IDWeek, Boston, abstract 1984, 2023.

Noe S et al. Is there evidence for immunological alterations with GLP-1 agonists in people living with HIV? 19th European AIDS Conference, Warsaw, abstract eP.B2.024, 2023.

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