CROI 2024: Intervenciones innovadoras para el manejo de la presión arterial en personas con el VIH

Francesc Martínez
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Tres intervenciones distintas logran favorecer el control de la hipertensión, lo que podría traducirse en importantes reducciones del riesgo de eventos cardiovasculares graves a largo plazo

Tres estudios presentados en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2024), celebrada recientemente en Denver (EE UU), han evidenciado que modelos de atención innovadores pueden reducir exitosamente la tensión arterial de las personas con el VIH, ya sea dispensando los fármacos antihipertensivos a través de las Unidades de VIH, a través de profesionales sanitarios a nivel comunitario o iniciando el tratamiento antihipertensivo cuando las personas aún se encuentran en estado de prehipertensión.

La presencia de hipertensión arterial supone un importante factor de riesgo de experimentar enfermedad cardiaca. Las personas con el VIH –especialmente determinados subgrupos de ellas– se encuentran en mayor riesgo de padecer eventos cardiovasculares graves (véase La Noticia del Día 26/01/2024). No está claro hasta qué punto la corrección de factores de riesgo modificables tales como el tabaquismo, el consumo de alcohol o el control de los niveles de glucosa o lípidos puede tener para compensar dicho riesgo incrementado. En todo caso, para muchas personas con el VIH, la intervención más efectiva para el control de la hipertensión es el uso de fármacos antihipertensivos.

Por tanto, optimizar los sistemas de prescripción y dispensación de fármacos antihipertensivos puede ser esencial para que las personas con el VIH mantengan su estado de salud a largo plazo. Este fue el razonamiento que llevó a tres equipos de investigadores a poner en marcha intervenciones encaminadas a mejorar dichos sistemas.

El primero de los estudios, llamado EXTRA-CVD, fue realizado en clínicas del VIH de los estados de Ohio y Carolina del Norte (EE UU). Contó con 297 personas con el VIH e hipertensión distribuidas aleatoriamente a recibir la atención estándar o a tener un manejo específico de la hipertensión a través  de la atención domiciliaria realizada por enfermeras. El seguimiento fue de 12 meses, durante los cuales los participantes recibieron visitas de las enfermeras bimestralmente.

La mediana de la edad de los participantes era de 59 años, el 79% eran hombres y el 59% de etnia negra. El 22% tomaba tres o más fármacos para el control de la hipertensión y el 68% tomaba fármacos para el control del colesterol.

Tras un año de intervención, la tensión arterial fue 4,2 mmHg inferior en el grupo de intervención que en el grupo control (p= 0,04). En los primeros meses de la intervención la reducción de la tensión arterial fue mayor en mujeres, aunque la diferencia se igualó en fases posteriores. A los 12 meses, el grupo de intervención presentó una probabilidad de tener controlada la hipertensión 3 veces superior a la observada en el grupo control.

Los niveles de colesterol no HDL fueron 16 mg/dL inferiores en el grupo de intervención a los 12 meses de iniciarse el estudio (p <0,001).

A partir de las estimaciones realizadas en la población general, los autores del estudio consideran que la reducción de la tensión arterial y de los niveles de colesterol por causa de la intervención realizada en el estudio redujo un 14% y un 9%, respectivamente, el riesgo de padecer eventos cardiovasculares.

El segundo de los estudios se centró en evaluar si un programa con trabajadores sanitarios comunitarios que realizaban visitas domiciliarias y con consultas de telemedicina realizado con personas de Kenia y Uganda con hipertensión severa lograba un mejor manejo de la misma.

El estudio distribuyó aleatoriamente a 200 personas mayores de 40 años con hipertensión grave o persistente. La mediana de la edad era de 62 años, el 70% eran mujeres y el 14% enía el VIH.

El 77% del grupo de intervención y el 51% del grupo control habían logrado tener la hipertensión controlada tras 24 semanas de estudio (p <0,001). Dicha diferencia aún aumentó hasta los 42 puntos en la semana 48 (p <0,001). Las mejoras se observaron tanto en mujeres como en hombres y en todos los estadios de la hipertensión.

El último estudio, realizado en Haití, se centró en intervenciones para controlar la prehipertensión (niveles de presión diastólica entre 120 y 139 mmHg y de presión sistólica entre 80 y 89 mmHg) en personas con el VIH. Aunque no se trata de forma rutinaria, un estudio reciente halló que reducciones de 5 mmHg en la tensión arterial de prehipertensos lograrían reducir el riesgo de eventos cardiovasculares graves en un 10%.

Tratar la prehipertensión en personas con el VIH era una intervención no evaluada hasta la fecha, hecho que llevó a los investigadores del presente estudio a analizar dicha estrategia.

Un total de 250 personas con el VIH prehipertensas participaron en el estudio, que comparó el inicio del tratamiento antihipertensivo tan pronto como entraban en el estudio con el inicio diferido hasta el momento en el que cumplían criterios de hipertensión arterial.

Tras 12 meses de estudio, las personas con inicio precoz del tratamiento antihipertensivo experimentaron reducciones significativas de la presión arterial (de un promedio de 5 mmHg) respecto al grupo control. Ello también se tradujo en mayores tasas de control de la tensión arterial y de una menor probabilidad de evolución a hipertensión arterial (que tuvo lugar en el 39% de las personas con inicio precoz del tratamiento antihipertensivo y en el 64% de aquellas del grupo con inicio diferido).

Las tres intervenciones innovadoras presentadas obtuvieron resultados exitosos para el control de la tensión arterial en personas con el VIH, por lo que deberían ser tenidas en cuenta en futuros programas y guías de práctica clínica encaminados al control de la tensión arterial de las personas con el VIH.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).

Referencias: Longenecker C et al. A nurse-led strategy improves blood pressure and cholesterol in people with HIV: the EXTRA-CVD trial. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Denver, abstract 149, 2024.

Also published as: Longenecker C et al. Nurse-led strategy to improve blood pressure and cholesterol level among people with HIV. A randomized clinical trial. JAMA Network Open, 7:e2356445, 2024.

Hickey M et al. Community health worker-facilitated telehealth for severe hypertension care in Kenya and Uganda. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Denver, abstract 150, 2024.

Yan LD et al. Treatment of prehypertension in people living with HIV: a randomized controlled trial. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Denver, abstract 148, 2024.

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