El estigma del VIH persiste en el ámbito sanitario español

El objetivo de eliminar la epidemia de VIH y sida como una amenaza para la salud pública antes de 2030, incluido en la Agenda 2030 de la ONU y en la Declaración de París, se ve amenazado por barreras persistentes más allá de los recursos y las políticas: el estigma y la discriminación institucional en los servicios sanitarios. Este fenómeno deteriora la calidad del cuidado, debilita el vínculo terapéutico y refuerza desigualdades ya existentes, al disuadir a las personas de buscar diagnóstico y tratamiento y al minar la adherencia a los fármacos antirretrovirales.

Un obstáculo latente en la lucha frente al VIH

Según el Estudio sobre el estigma relacionado con el VIH en el ámbito sanitario en España: Informe de resultados, elaborado por el Ministerio de Sanidad, estos prejuicios no son casos aislados, sino rasgos estructurales que obstaculizan la equidad en la atención sanitaria y comprometen la salud de las personas con VIH y de otras poblaciones clave. Por esta razón, el estudio centra su atención específicamente en el análisis del estigma y la discriminación en el ámbito sanitario, con el objetivo de contribuir a una comprensión más precisa de su alcance y sus manifestaciones concretas.

Con este fin, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y la Sociedad Clínica Europea del Sida (EACS) llevaron a cabo en 2023 una encuesta exploratoria dirigida a profesionales de la salud en Europa y Asia Central (véase La Noticia del Día 20/05/2025). El estudio incluyó tanto a personal clínico como no clínico, y buscó evaluar sus conocimientos, actitudes y prácticas hacia las personas con el VIH. El informe que aquí se presenta recoge y analiza los datos correspondientes al caso de España.

Perfil de la muestra y metodología

Entre el 15 de septiembre y el 5 de diciembre de 2023 se realizó una encuesta en línea, disponible en 38 idiomas, dirigida a profesionales sanitarios en Europa y Asia Central. En España, completaron el cuestionario 1.167 personas, representando el 6,3% de la muestra total (N=18.430) y ofreciendo una fotografía precisa del estatus de formación y actitudes en nuestro país. El reclutamiento combinó muestreo de conveniencia, dirigido y “bola de nieve”, con difusión a través de redes profesionales, boletines y eventos; no hubo incentivos económicos. A pesar de las limitaciones de representatividad, la amplitud de perfiles clínicos y no clínicos consultados permite identificar tendencias y áreas de mejora en el sistema sanitario español.

Conocimientos y brechas formativas

El nivel de conocimiento sobre aspectos clave de la prevención del VIH presenta importantes deficiencias. Solo el 68% de los encuestados reconoce que “las personas con VIH y carga viral indetectable no pueden transmitir el virus sexualmente” (I=I), mientras un 32% aún duda o se opone. En cuanto a la profilaxis post-exposición (PEP), el porcentaje de respuestas correctas a la afirmación “tomar un tratamiento corto después de una posible exposición al VIH (PEP) impide que el virus se instale en tu cuerpo” se sitúa en el 60%.

En el caso de la profilaxis pre-exposición (PrEP) el porcentaje de respuestas correctas a la afirmación “alguien que no tiene VIH puede tomar medicamentos antirretrovirales para evitar contraer el VIH (PrEP)” baja al 58%. De hecho, el 43% obtiene un nivel alto de conocimiento (acierta las tres afirmaciones), mientras un 20% no logra identificar ningún concepto correctamente. Además, apenas un tercio de los profesionales (33%) ha recibido formación específica sobre estigma y discriminación vinculados al VIH, y solo el 41 % se ha formado en equidad, diversidad e inclusión, lo que evidencia vacíos en competencias actitudinales esenciales para una atención libre de prejuicios.

Creencias erróneas y precauciones injustificadas

A pesar del consenso científico de que el VIH no se transmite en condiciones estándar de atención, un 3% de los encuestados manifiesta preocupación al curar heridas a pacientes con VIH y el 42 % al extraerles sangre; un 23 % se declara “algo preocupado”, un 7 % “preocupado” y un 2% “muy preocupado” durante las curas, mientras que en la extracción de sangre un 28% “algo preocupado”, un 10 % “preocupado” y un 4 % “muy preocupado”. En cuanto a prácticas de autoprotección, el 14 % usaría guantes dobles y el 35 % guantes durante toda la consulta, independientemente del procedimiento. Estos porcentajes revelan que persisten percepciones erróneas del riesgo de transmisión que alimentan comportamientos innecesarios y aversivos en las relaciones clínicas.

Discriminación observada y actitudes hacia poblaciones clave

Durante el último año, el 21% de los profesionales presenció en su entorno laboral reticencia a proporcionar atención a personas con VIH, el 25% divulgaciones del estado serológico frente al VIH de una persona sin su consentimiento, el 18% una calidad de atención inferior y el 30% comentarios o actitudes negativas en su entorno laboral. Asimismo, al preguntar “si tuviera la opción, preferiría no ofrecer servicios a…”, un 7 % optó por no atender a personas que se inyectan drogas, un 1% a hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH), un 1,5% a trabajadoras sexuales y un 1,3% a personas transgénero.

Entre quienes rechazan a personas que se inyectan drogas, el 51 % aduce falta de formación para atenderlas y el 39% se siente en riesgo, lo que subraya la urgencia de estrategias interseccionales e inclusivas en la formación. Estas actitudes, aunque minoritarias, son alarmantes por su impacto en la equidad de acceso al cuidado.

España frente a Europa Occidental

En comparación con la media de Europa Occidental, el personal sanitario español muestra niveles de conocimiento ligeramente inferiores en I=I (68% vs. 72%) y PEP (60% vs. 63%), aunque supera a la región en PrEP (57% vs. 54%). La preocupación por curas es algo menor (32% vs. 34%), pero aumenta al extraer sangre (42% vs. 35%). El uso de guantes dobles es más frecuente en España (14% vs. 12 %), mientras la evitación de contacto físico se mantiene baja (2% vs. 3%). En discriminación institucional, un 21% español vio negativas a atender casos de VIH (vs. 16 % regional), un 25% divulgaciones sin consentimiento (vs. 20 %) y un 34 % comentarios insultantes (vs. 25 %). Estos datos sugieren que, pese a marcos normativos comunes, las prácticas discriminatorias arraigan con mayor fuerza en nuestro país.

Rutas hacia una atención libre de estigma

Para revertir estas dinámicas, el informe propone cinco ejes de acción:

1. Fortalecer la formación continua y académica, incorporando en todos los niveles contenidos actualizados sobre I=I, PEP, PrEP, control de infecciones basado en evidencia y reducción del estigma hacia poblaciones clave;
2. Revisar y reforzar marcos institucionales, garantizando políticas claras de no discriminación, mecanismos de aplicación efectiva y protocolos de confidencialidad;
3. Impulsar un cambio cultural con campañas de sensibilización y espacios regulares de reflexión ética para cuestionar prejuicios;
4. Medir y evaluar periódicamente conocimientos, actitudes y prácticas mediante encuestas y un posible observatorio nacional de discriminación;
5. Involucrar a las comunidades afectadas en el diseño de formaciones, protocolos y materiales, incorporando sus voces para reforzar la legitimidad de las acciones

Un desafío inaplazable

El estigma en el ámbito sanitario no solo vulnera derechos, sino que compromete los avances biomédicos y los objetivos internacionales frente al VIH. Superar estas barreras exige una respuesta integral: formación continua, protocolos claros, impulso cultural y participación comunitaria. Solo así España podrá ofrecer una atención verdaderamente equitativa, centrada en la dignidad y la salud de todas las personas que viven con VIH. El tiempo para actuar es ahora, si queremos llegar a 2030 sin dejar a nadie atrás.

Fuente:  gTt-VIH (Elaboración propia)
Referencia: Rojas Castro D, Bernardino JI, Méndez A, Koerting A, Hoyos J, Martínez E, Noori T and del Amo J. Estigma asociado al VIH en el contexto sanitario. INFORME ESPECIAL. Ministerio de Sanidad – División de Control de VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis, 2025.