Un estudio internacional, publicado en Journal of the International AIDS Society, analizó a más de 260.000 adultos con el VIH en Sudáfrica, Estados Unidos y Canadá entre 2000 y 2021.
Los resultados mostraron que las personas con VIH que conviven con un trastorno mental viven, de media, entre tres y cinco años menos que quienes no lo padecen. La investigación examinó el impacto de la depresión, la ansiedad, los trastornos bipolares y las adicciones en la esperanza de vida de quienes reciben tratamiento antirretroviral.
Diferencias geográficas y por tipo de trastorno
El impacto no es igual en todas las regiones.
- En Sudáfrica, los hombres con VIH y un trastorno mental viven 3,4 años menos. En las mujeres, la pérdida media es de 3 años.
- En Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), la situación es más grave: los hombres pierden 4,2 años y las mujeres 4,6.
Tampoco todos los trastornos afectan por igual:
- Los trastornos por consumo de sustancias y la esquizofrenia se asocian con las mayores pérdidas de vida, hasta 9,6 años menos.
- La depresión implica una reducción de entre 2,8 y 4,6 años.
- La ansiedad, entre 1,8 y 3,7 años.
Aunque estas cifras puedan parecer más moderadas, también representan un deterioro importante en la calidad y duración de la vida.
En cuanto a las causas de muerte, la mayoría de los años perdidos se relacionaron con problemas cardiovasculares o diabetes. En Norteamérica, las muertes por causas externas —como accidentes o suicidios— también contribuyeron a la brecha.
Repercusiones para los programas de atención
Un hallazgo importante es que la reducción en la esperanza de vida no siempre se explica por la inmunosupresión (es decir, el debilitamiento del sistema inmunitario causado por el VIH). Esto sugiere que otras enfermedades comunes como hipertensión, diabetes o problemas cardíacos tienen un papel clave en la mortalidad prematura.
Esto indica la necesidad de un enfoque integral: combinar el tratamiento del VIH con la atención a la salud mental y al resto de comorbilidades.
En algunos diagnósticos concretos —como consumo de sustancias, esquizofrenia o trastorno bipolar— sí se vio una conexión más clara entre la pérdida de años de vida y la inmunosupresión. Esto podría deberse a la falta de adherencia al tratamiento antirretroviral, la interrupción de la atención médica o las dificultades para mantener un seguimiento regular.
El estudio también señala una elevada prevalencia de problemas de salud mental en personas con VIH. En Sudáfrica, se estima que la mitad de quienes reciben tratamiento antirretroviral tiene algún trastorno psicológico. Esto demuestra que no es un fenómeno aislado, sino un problema común que necesita atención prioritaria.
Hacia un modelo de atención integrada
Las conclusiones de la investigación destacan la importancia de integrar la salud mental en los programas de VIH. No basta con dar acceso a los antirretrovirales: también es fundamental tratar la depresión, la ansiedad o las adicciones, además de aplicar medidas de prevención del suicidio y apoyo a la adherencia.
De hecho, un estudio reciente ya relacionó los problemas de salud mental con mayor fragilidad y riesgo de deterioro cognitivo (véase La Noticia del Día 08/05/2025).
Un modelo de atención integrada permitiría reducir la brecha en esperanza de vida y mejorar la calidad de vida. La detección y el tratamiento precoz de comorbilidades crónicas frecuentes —como enfermedades cardiovasculares o diabetes— también ayudarían a reducir la mortalidad.
Los investigadores subrayan que, aunque el problema está claro, aún es necesario avanzar en la investigación para evaluar la efectividad de estos modelos.
El objetivo final es que las personas con VIH y problemas de salud mental tengan acceso no solo al tratamiento antirretroviral, sino también al acompañamiento psicológico y a una atención médica integral que les permita vivir más y mejor.
Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Ruffieux Y, Joska JA, Lang R, et al. Life-years lost associated with mental disorders in people with HIV: a cohort study in South Africa, Canada and the United States. J Int AIDS Soc. 2025;28(8):e70023. doi:10.1002/jia2.70023
Suscríbete a nuestros boletines
Utiliza este formulario para suscribirte a nuestros boletines. Si tienes cualquier problema ponte en contacto con nosotros.
Al continuar, confirmas que has leído el aviso legal y aceptas la política de privacidad.