El cribado del cáncer anal debería priorizarse en personas con el VIH que hayan sufrido anteriormente una inmunodepresión grave

Según un estudio catalán realizado con pacientes de la cohorte PISCIS, las personas con el VIH y un recuento nadir de células CD4 superior a 350 células/mm3 tienen un riesgo de desarrollar cáncer anal similar al de la población general

Juanse Hernández
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De acuerdo con los resultados de un estudio español, el cribado del canal anal de las personas con VIH debería ser una prioridad en caso de que hayan sufrido anteriormente un debilitamiento grave de su sistema inmunitario. Este hallazgo podría permitir el ahorro de recursos en el sistema público de salud y evitar anoscopias de alta resolución en personas con bajo riesgo, minimizando así los posibles efectos negativos en su bienestar emocional en los programas de cribado indefinido. Los resultados de este estudio han sido publicados en la revista The Lancet HIV.

El artículo, al que la revista le ha dedicado un comentario editorial, presenta los resultados de un estudio llevado a cabo por la Fundación Lucha contra las Infecciones y el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre ITS y VIH/sida de Cataluña (CEEISCAT). Dicha investigación ofrece resultados clínicamente significativos basados ​​en la cohorte PISCIS, un estudio poblacional de personas con el VIH que reciben atención médica en hospitales de Cataluña y Baleares. Estos resultados subrayan la importancia de establecer prioridades en los programas de cribado de cáncer anal para las personas con VIH. Este estudio retrospectivo se ha realizado en 16 centros hospitalarios de Cataluña y Baleares, incluyendo 14.238 personas con VIH que iniciaron su seguimiento antes de empezar el tratamiento antirretroviral y 107 pacientes diagnosticados con cáncer anal.

Es bien sabido que en las personas con el VIH el riesgo de desarrollar cáncer anal es entre 40 y 100 veces superior al de la población general. El estudio ANCHOR demostró en su día que el tratamiento de lesiones precursoras, como las lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado (HSIL, por sus siglas en inglés), reduce significativamente el riesgo de progresión a cáncer anal (véase La Noticia del Día 19/07/2024). Este hecho subraya la urgente necesidad de incentivar protocolos de cribado eficientes para diagnosticar y tratar estas lesiones en poblaciones con un riesgo elevado, como lo son las personas con el VIH. Sin embargo, estos programas son costosos y complejos y el riesgo de cáncer anal no es homogéneo entre todas las personas con el VIH. Además, estos programas requieren técnicas especializadas y recursos humanos, y actualmente existe una escasez de especialistas certificados en anoscopias para llevar a cabo estos cribados en todos los centros y países.

Incluso en países de ingresos elevados, muchos centros no han implementado programas de seguimiento adecuados, lo que evidencia la necesidad de priorizar estratégicamente a los pacientes en los esfuerzos de cribado. La Sociedad Internacional de Neoplasia Anal recomienda realizar citologías anales y/o determinaciones genotípicas de cepas de alto riesgo del virus del papiloma humano cada 12-24 meses a toda la población con el VIH de forma indefinida. Sin embargo, este seguimiento todavía no se ha podido implementar en la mayoría de los países.

En el estudio de la cohorte PISCIS, se identificó una relación directa entre el recuento de células CD4 nadir (el más bajo alcanzado) y el riesgo de desarrollar posteriormente cáncer anal a lo largo de los años. El debilitamiento del sistema inmunitario, combinado con la replicación activa del VIH antes de empezar el tratamiento antirretroviral y la replicación del VPH, constituyen factores clave que pueden iniciar un proceso de carcinogénesis, que, con el tiempo, puede conducir al desarrollo de cáncer anal.

«Los datos que presentamos en este estudio son muy relevantes porque demuestran que debería priorizarse el cribado del cáncer anal en las personas con VIH que han tenido anteriormente un recuento histórico bajo de células CD4», afirman los investigadores. «Esto evitaría un gasto innecesario de recursos al cribar a otras personas con el VIH que en realidad no presentan un incremento de riesgo en comparación con la población general».

Los investigadores destacan también que en este estudio se identifica por primera vez que las personas con el VIH con un recuento histórico de células CD4 superior a 350 células/mm3 tienen un riesgo de desarrollar cáncer anal similar al de la población general. Esto confirma que los programas de cribado de cáncer anal en personas con VIH pueden ser optimizados, identificando el riesgo de cada caso. Esta estrategia permitiría utilizar los recursos de forma más eficiente y garantizar que aquellos con alto riesgo reciban el adecuado seguimiento».

El estudio sugiere que un umbral histórico de más de 350 células/mm3 podría ser un buen indicador para identificar a personas con riesgo de desarrollar cáncer anal similar al de la población general. Por tanto, probablemente no estaría justificado someterlas a programas de cribado prioritario con la misma intensidad que los requeridos para personas con un recuento histórico de células CD4 <200 células/mm3. Esta conclusión es especialmente relevante, puesto que someterse a cribados anales anuales de forma indefinida, incluyendo citologías anales y anoscopias de alta resolución cuando la citología es alterada, puede provocar efectos emocionales, sociales y conductuales adversos.

Otro factor crucial a tener en cuenta en el cribado de personas con VIH es su edad. El análisis de la cohorte PISCIS ha demostrado que no se han registrado casos de cáncer anal entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) menores de 30 años con un recuento histórico de células CD4 superior a 200 células/mm3.

De hecho, en la cohorte PISCIS, las tasas de incidencia más altas de cáncer anal se han observado en individuos de 60 o más años. Las directrices consensuadas de la Sociedad Internacional de Neoplasia Anal recomiendan iniciar el cribado a los 35 años para hombres GBHSH y mujeres transgénero con el VIH, pero no especifican una edad límite para la continuación del cribado. Por tanto, los datos derivados del estudio PISCIS deberían ser considerados de manera significativa en la toma de decisiones sobre el cribado anal en pacientes, especialmente para adaptar los protocolos a las necesidades específicas según la edad y otros factores de riesgo.

En conclusión, estos hallazgos serán especialmente relevantes para identificar a personas con el VIH que realizan el seguimiento en unidades donde los programas de cribado de cáncer anal no están implementados, y que por tanto deberían ser derivadas a otros centros especializados. Además, para aquellos que han abandonado los programas de cribado por fatiga o cansancio, los médicos disponen ahora de pruebas sólidas para identificar los casos de mayor riesgo y reiniciar el seguimiento cuando sea necesario.

Fuente: FLI / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Llibre JM, Revollo B, Aceiton J, Díaz Y, Domingo P, Burgos J, Sorni P, Saumoy M, Knobel H, Navarro M, Leon E, Orti A, Arbonés L, Mera A, Deig E, Sirera G, Miró JM, Casabona J, Martin-Iguacel R; PISCIS Cohort Study Group. Identifying risk factors for anal cancer in people with HIV in Spain: a multicentre retrospective cohort study nested in the PISCIS cohort. Lancet HIV. 2024 Sep;11(9):e598-e606. doi: 10.1016/S2352-3018(24)00174-7. Epub 2024 Aug 2. PMID: 39102835.

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