Las tasas de infección por el VIH se reducen en un 30% en un estudio sobre diagnóstico y tratamiento universales
Richard Hayes, en su presentación en la CROI 2019. Foto: Liz Highleyman.
El estudio PopART midió qué impacto podía tener en la incidencia del VIH la realización de pruebas diagnósticas a domicilio, junto con la derivación a los servicios médicos, en combinación con la administración del tratamiento antirretroviral a través de los servicios de salud. Se trata del mayor ensayo jamás efectuado sobre prevención del VIH, en el que tomaron parte alrededor de un millón de personas que viven en las 21 comunidades urbanas de Zambia y Sudáfrica donde se llevó a cabo.
Durante el transcurso del estudio, trabajadores de salud comunitarios visitaron de forma sistemática todas las viviendas de una zona geográfica y ofrecieron pruebas y counselling del VIH a domicilio. Las personas que dieron positivo en la prueba fueron derivadas a clínicas para recibir tratamiento.
Los trabajadores de salud comunitarios volvieron a visitar esos hogares a lo largo del año para hacer un seguimiento de las derivaciones y ofrecer la prueba del VIH a los miembros del hogar que estuvieron ausentes en visitas anteriores o que se habían negado en su momento a realizarse la prueba. En la presentación de los resultados del estudio, el profesor Richard Hayes hizo hincapié en que se trataba de un ensayo sobre pruebas, derivación a la atención y tratamiento universales, y no únicamente de tratamiento universal.
En comparación con las comunidades que recibieron atención sanitaria de rutina, las que recibieron la intervención (con inicio del tratamiento antirretroviral según las directrices nacionales) presentaron una incidencia del VIH un 30% menor.
Sin embargo, otros de los resultados del estudio no fueron tan claros. Un tercer grupo, que también recibió pruebas, apoyo y tratamiento para el VIH, experimentó una reducción en la incidencia de apenas el 7%. El grupo de investigación está ahora estudiando este hallazgo con más detalle.
"Las pruebas en general sobre la eficacia de la intervención son sólidas", señaló Hayes. "Los servicios comunitarios para la realización de la prueba del VIH y la vinculación con la atención de forma universal son un componente clave de la prevención combinada en el esfuerzo mundial por controlar el VIH de forma eficaz", concluyó.
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Las tasas de hepatitis C descienden entre los HSH con el VIH en Londres
Lucy Garvey y Daniel Fierer, en la CROI 2019. Foto: Liz Highleyman.
En su intervención, la doctora Lucy Garvey afirmó que dicho descenso se puede atribuir en gran medida al cribado regular del VHC y al efecto del tratamiento como prevención debido al uso más generalizado de la terapia con antivirales de acción directa (DAA, en sus siglas en inglés). El equipo de investigación examinó las tendencias en la incidencia de infecciones agudas por el VHC entre la población HSH con el VIH entre julio de 2013 y junio de 2018.
Este estudio retrospectivo contó con la participación de unos 6.000 hombres con el VIH en riesgo de infección por la hepatitis C, que fueron atendidos en tres clínicas del centro de Londres (Reino Unido). La tasa de nuevas infecciones por el VHC alcanzó su punto máximo en 2015, registrándose 17 casos por cada 1.000 persona-años. Después de eso, estas tasas disminuyeron de manera pronunciada y constante, reduciéndose a un total de seis nuevas infecciones y tres primeras infecciones por cada 1.000 persona-años en 2018. Entre 2013 y 2016, los pacientes iniciaron la terapia frente a la hepatitis C una media de 23 meses después del diagnóstico. A partir de 2016, la mayor parte de estas personas fueron tratadas en ensayos clínicos, y el tiempo de espera promedio fue de 10 meses.
Sin embargo, otro estudio presentado en la conferencia puso en duda si es posible eliminar la epidemia de hepatitis C con tratamiento. El estudio de Nueva York (EE UU) encontró que la tasa de reinfección de los hombres gais, bisexuales y otros HSH que se curaron de la hepatitis C es siete veces mayor que la tasa de infección inicial.
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Descovy se muestra no inferior a Truvada como PrEP diaria
Brad Hare, en su presentación en la CROI 2019. Foto: Liz Highleyman.
En la actualidad, el único fármaco autorizado como profilaxis preexposición (PrEP) oral es una combinación de tenofovir disoproxil fumarato (TDF) y emtricitabina, comercializada por Gilead Sciences bajo el nombre de Truvada, aunque también está disponible en muchos países como fármaco genérico. Tenofovir TDF funciona bien y tiene pocos efectos secundarios, pero su uso está relacionado con problemas renales y óseos en algunas personas.
Gilead ha desarrollado una nueva formulación, tenofovir alafenamida (TAF), que presenta un mejor perfil para problemas óseos y renales. Se trata de un producto nuevo, por lo que está patentado y no está disponible como genérico. La formulación de tenofovir TAF se utiliza para la terapia antirretroviral en combinación con otros fármacos en un comprimido único, entre ellos el mencionado Descovy. Esta combinación ya había sido probada como parte del tratamiento antirretroviral, pero aún no se había probado como PrEP frente al VIH.
El doctor Brad Hare presentó los resultados del estudio DISCOVER, un ensayo de distribución aleatoria con control en el que se evaluaba la eficacia y seguridad de la combinación tenofovir-TAF/emtricitabina como PrEP en una población de hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres y mujeres transexuales en situación de riesgo de infección por el VIH.
Entre septiembre de 2016 y mayo de 2017 se inscribieron 5.387 participantes de once países de Norteamérica y Europa. Estas personas fueron distribuidas de forma aleatoria para recibir tenofovir-TAF/emtricitabina o tenofovir-TDF/emtricitabina de forma diaria.
Al término del estudio, en enero de 2019, se habían producido 22 infecciones por el VIH. Quince de esos casos parecen deberse a que la persona mantuvo un nivel de adherencia bajo o mínimo. Otros cinco se debieron, probablemente, a una infección adquirida justo antes de entrar al estudio. Sin embargo, dos hombres se infectaron por el VIH a pesar de tener niveles "adecuados" de fármaco, uno en cada brazo del estudio.
En el brazo de tenofovir-TAF se registraron menos infecciones que en el de tenofovir-TDF, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa. Esto significa que tenofovir-TAF demostró ser "no inferior" a tenofovir-TDF en la prevención de la infección por VIH, pero no superior a ella. Además, como cabía esperar, la nueva formulación de tenofovir ofreció unos mejores resultados de seguridad ósea y renal, aunque los pequeños cambios en los biomarcadores óseos y renales observados en el estudio podrían no ser clínicamente significativos.
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La muerte cardíaca súbita es más frecuente en personas con el VIH
Zian Tseng y Matthew Freiberg, en la CROI 2019. Foto: Liz Highleyman.
Dos estudios presentados en la CROI 2019 examinaron las tasas de incidencia de muerte cardíaca súbita en personas con el VIH. El equipo de investigadores descubrió que las muertes causadas por un paro cardíaco repentino eran significativamente más habituales en las personas con el VIH que entre la población general y eran más propensas a estar asociadas con sobredosis o insuficiencia renal en personas con VIH, así como con un recuento bajo de CD4 o carga viral detectable.
La muerte cardíaca súbita ocurre cuando se produce un mal funcionamiento eléctrico en el corazón, tras una alteración del ritmo cardíaco (arritmia). La arritmia puede deberse a una enfermedad cardíaca, a una insuficiencia cardíaca, a un traumatismo o a una sobredosis. El paro cardíaco súbito puede tratarse con un desfibrilador, que provocaría una descarga eléctrica para volver a regular el ritmo cardíaco, o con el uso de la reanimación cardiopulmonar (RCP).
Un equipo de investigadores examinó las muertes cardíacas repentinas que ocurrieron fuera de los entornos hospitalarios en el condado de San Francisco (EE UU) entre 2011 y 2016. Los investigadores identificaron 47 casos en personas con el VIH y 505 en personas seronegativas y compararon los datos de los dos grupos. El grupo con el VIH era significativamente más joven y más propenso a presentar antecedentes de ataques cardíacos, a tener un diagnóstico psiquiátrico y a estar consumiendo drogas, alcohol y tabaco.
Las autopsias permitieron identificar casos de "sobredosis ocultas", en los que el consumo de drogas no quedó patente hasta el momento de la autopsia. Algo más de la tercera parte de las muertes en el grupo de personas con el VIH se debió a una sobredosis oculta, frente al 13% en el caso de las personas seronegativas. La insuficiencia renal también fue una causa más frecuente de muerte en el grupo con el VIH (6% frente al 1%).
El segundo estudio examinó los casos de muerte cardíaca súbita entre personas veteranas del ejército de EE UU entre 2003 y 2014. El grupo de estudio estuvo compuesto por 144.362 veteranos, de los que 43.413 tenían el VIH. Casi todos eran hombres y la edad promedio fue de 50 años.
Se produjeron 777 casos de muerte cardíaca súbita en el grupo con el VIH y el equipo investigadores determinó que el riesgo de muerte cardíaca súbita era un 15% mayor entre las personas con el VIH, pero solo cuando tenían un recuento bajo de CD4 (por debajo de 200 células/mm3) o una carga viral detectable.
En ambos grupos, los factores de riesgo bien conocidos relacionados con hábitos de vida (como fumar) aumentaron el riesgo, al igual que la existencia de problemas de salud subyacentes, como enfermedades cardíacas, hepatitis C o enfermedades pulmonares crónicas.
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Puedes ver el webcast de la presentación del estudio de San Francisco en el sitio web de la CROI 2019
Puedes ver el webcast de la presentación del estudio de veteranos en el sitio web de la CROI 2019
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