Resultados prometedores de dos nuevos fármacos antirretrovirales
El fármaco conocido como MK-1439, un inhibidor de la transcriptasa inversa no análogo de nucleósido [ITINN] de nueva generación, ha ofrecido buenos resultados en las primeras fases de ensayo clínico.
El medicamento tuvo un potente efecto anti-VIH y fue bien tolerado por los pacientes.
El estudio a doble ciego controlado con placebo contó con la participación de 18 personas con VIH que no habían recibido terapia antirretroviral con anterioridad (pacientes naive).
Los participantes fueron distribuidos de forma aleatoria para recibir una dosis de MK-1439 de dos posibles (25mg o 200mg en una toma diaria como monoterapia durante siete días) o un placebo.
Las dos dosificaciones del fármaco demostraron tener un potente efecto anti-VIH. La carga viral se redujo en los dos brazos que tomaron MK-1439, mientras que en el brazo de placebo se mantuvo sin cambios.
Además, las dos pautas de dosificación de MK-1439 permitieron alcanzar concentraciones de fármaco capaces de inhibir la replicación del VIH.
Aproximadamente tres cuartas partes de los participantes en el estudio declararon sufrir algún efecto secundario, aunque en general tendieron a ser de carácter leve y desaparecieron al finalizar el estudio. No se registraron exantemas cutáneos (rash), ni niveles anómalos en pruebas de laboratorio, ni tampoco efectos secundarios sobre el sistema nervioso central.
Ya está prevista la realización de un ensayo de fase IIb.
Por su parte, otro estudio evidenció que el inhibidor conjunto de los correceptores CCR5/CCR2 en fase experimental cenicriviroc tuvo un efecto antiinflamatorio, además de inhibir la replicación del VIH.
El equipo de investigadores presentó datos provisionales a la semana 24 de un ensayo de fase IIb, cuya duración prevista es de 48 semanas, en el que se compara la administración de cenicriviroc frente a efavirenz.
Los participantes del estudio fueron distribuidos de forma aleatoria para recibir una dosis de cenicriviroc de dos posibles o bien efavirenz, en todos los casos, en combinación con Truvada.
A la semana 24 semana, cerca de tres cuartas partes de las personas en cada grupo del estudio presentaban una carga viral indetectable. Sin embargo, los pacientes que tomaban cinicriviroc tendieron a experimentar unos mayores aumentos de células CD4.
La toma de cenicriviroc pareció ser segura y bien tolerada. Solo el 2% de los participantes interrumpieron su tratamiento con el fármaco debido a los efectos secundarios, frente al 18% que lo hizo en el brazo de efavirenz.
Los investigadores también comprobaron que cenicriviroc tuvo un efecto favorable sobre los biomarcadores de inflamación, y su administración se relacionó con un descenso en las concentraciones de colesterol LDL (el denominado ‘colesterol malo’).
Enlaces relacionados [en inglés]:
Puedes leer la noticia completa sobre MK-1439 en aidsmap.com (incluye un enlace al abstract).
Puedes leer la noticia completa sobre cenicriviroc en aidsmap.com (incluye un enlace al abstract).
Puedes ver un webcast de la presentación.
VIH y hepatitis C
Los resultados de dos estudios franceses sugieren que el hecho de añadir los inhibidores de la proteasa boceprevir o telaprevir a la terapia estándar contra el virus de la hepatitis C (VHC) permite mejorar los resultados del tratamiento en personas coinfectadas por el VHC y el VIH que presentaban características relacionadas con una peor respuesta al tratamiento de la hepatitis C.
El perfil de seguridad de los dos fármacos también fue aceptable.
Una elevada proporción de personas con VIH están coinfectadas por hepatitis C, y la enfermedad hepática constituye una causa importante de mortalidad entre la población coinfectada.
Algunas personas con hepatitis C retrasan el inicio del tratamiento esperando la llegada de nuevos fármacos, en especial regímenes sin interferón, debido a los desagradables efectos secundarios de este medicamento.
Sin embargo, las personas coinfectadas por VIH y VHC que sufren una enfermedad hepática grave tienen la urgente necesidad de tomar las nuevas opciones de tratamiento de la hepatitis C recientemente disponibles, como boceprevir o telaprevir.
En consecuencia, un equipo de investigadores francés diseñó dos estudios distintos para examinar la seguridad y eficacia de añadir boceprevir o telaprevir a un tratamiento basado en interferón.
El estudio implicó la participación de poblaciones de personas coinfectadas que tenían VHC de genotipo 1 y que no habían respondido con anterioridad a una terapia basada en interferón.
Entre el 70 y el 75% de los participantes en el estudio tenían el genotipo 1a, difícil de tratar, y hasta la cuarta parte de ellos sufrían cirrosis hepática.
Los resultados interinos del estudio con boceprevir revelaron que el 63% de las personas mostraban una carga viral del VHC indetectable transcurridas 16 semanas de tratamiento. Sorprendentemente, el 73% de los pacientes con cirrosis presentaban una buena respuesta al tratamiento en ese momento.
Casi todos los participantes en este ensayo declararon haber sufrido efectos secundarios, que fueron calificados como graves en el 30% de los casos, y una pequeña proporción de personas interrumpió su tratamiento de forma prematura debido a los acontecimientos adversos.
Las anomalías en las pruebas de laboratorio fueron también habituales, registrándose un 42% de casos de anemia y un 70% de neutropenia.
Asimismo, se presentaron los datos interinos a la semana 16 del estudio con telaprevir. Aproximadamente el 88% de los pacientes mostraban una buena respuesta al tratamiento en ese momento. Sin embargo, los problemas cutáneos fueron comunes y se observaron en el 70% de los pacientes. Alrededor de la tercera parte de los pacientes desarrollaron anemia y el 84%, neutropenia.
En la actualidad, existen varios fármacos prometedores contra la hepatitis en perspectiva que ofrecen la posibilidad de alcanzar unas elevadas tasas de respuesta al tratamiento sin necesidad de utilizar interferón.
No obstante, los resultados de estos estudios ofrecen también una esperanza a las personas coinfectadas por VIH y hepatitis C cuya enfermedad hepática está en un estado que hace prioritario iniciar pronto el tratamiento.
Enlaces relacionados [en inglés]:
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Tratamiento anti-VIH para niños en entornos con pocos recursos
El tratamiento anti-VIH puede conseguir buenos resultados en niños que viven con el virus sin realizar el control rutinario de los recuentos de células CD4 ni los análisis de laboratorio para determinar los marcadores de efectos secundarios, según revelan los resultados de un estudio realizado en Uganda y Zimbabue.
El equipo de investigadores afirma que el dinero gastado en las costosas pruebas de laboratorio debería destinarse a aumentar el acceso al tratamiento antirretroviral. De acuerdo con datos de ONUSIDA, en 2011, apenas el 28% de los niños que necesitaban tratamiento anti-VIH lo estaban recibiendo.
En el estudio tomaron parte 1.200 niños con VIH que tomaban una terapia antirretroviral de primera línea. Los participantes tenían edades comprendidas entre los cuatro meses y los 17 años y presentaban un estado de supresión inmunitaria moderadamente avanzado.
Los participantes fueron distribuidos de forma aleatoria en dos grupos. Los incluidos en el primer grupo fueron sometidos a pruebas de laboratorio cada doce semanas, incluyendo un análisis sanguíneo completo y recuentos de CD4. A los niños que presentaban un descenso del 30% en sus niveles de CD4 o que experimentaban una progresión de la infección por VIH se les cambió el tratamiento por uno de segunda línea.
Los niños incluidos en el segundo grupo también fueron monitorizados cada doce semanas, pero solo se les realizó pruebas de laboratorio cuando se solicitaron de forma específica.
Los criterios de medición del estudio fueron la progresión de la infección por VIH y el desarrollo de efectos secundarios graves.
Las tasas de supervivencia fueron igual de elevadas en los dos brazos del estudio y la misma proporción de niños permaneció con su tratamiento combinado de primera línea. Tampoco se apreciaron diferencias en cuanto a la frecuencia de los efectos secundarios graves.
El estudio, por otro lado, evidenció que el seguimiento mediante pruebas de laboratorio no resultó coste-efectivo. El equipo de investigadores hace un llamamiento para que los recursos destinados al laboratorio se centren en la realización de las pruebas que estén indicadas por criterios clínicos, en lugar de realizar la monitorización rutinaria de todos los pacientes.
En su conclusión, los autores afirman que el tratamiento anti-VIH para niños en entornos con recursos limitados resultó muy eficaz y seguro sin el control clínico de rutina.
Enlaces relacionados [en inglés]:
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Seguridad del tratamiento antirretroviral durante el embarazo
Un estudio francés de gran tamaño ha proporcionado información sobre la seguridad del tratamiento anti-VIH durante el primer trimestre de embarazo y la relación entre determinados fármacos antirretrovirales y el riesgo de que el bebé sufra anomalías al nacer.
Se comprobó que el tratamiento con efavirenz (Sustiva, también en Atripla) estuvo relacionado con un mayor riesgo de sufrir anomalías de tipo neurológico.
Los niños expuestos a AZT (zidovudina, Retrovir) tuvieron un mayor riesgo de padecer anomalías cardiacas.
El recibir una terapia que incluía ddI (didanosina, Videx) o 3TC (lamivudina, Epivir) estuvo relacionado con unas tasas más elevadas de defectos en la cabeza y el cuello de los bebés.
En el estudio participaron más de 13.000 niños cuyas madres tenían VIH y que se vieron expuestos a medicamentos antirretrovirales en el útero.
La prevalencia general de anomalías congénitas estuvo entre el 4 y el 8%.
Sin embargo, el número total de anomalías relacionadas con algún fármaco en particular (aparte de AZT) fue pequeño. Además, se comprobó que el aumento en el riesgo relativo fue modesto.
El estudio confirmó, en gran medida, aspectos que ya se conocían.
A pesar de sus resultados, los beneficios del tratamiento anti-VIH durante el embarazo siguen siendo mayores que los posibles riesgos, al reducir el riesgo de transmisión de madre a hijo a unos niveles muy bajos y proteger la salud de la madre.
No obstante, estos datos han reavivado el debate en torno a la vinculación entre efavirenz y el riesgo de sufrir anomalías congénitas.
Este fármaco había sido asociado con anomalías de nacimiento en estudios con animales y, en consecuencia, no se aconsejó su uso durante el embarazo. Sin embargo, esa recomendación fue revisada en el año 2011, después de que los resultados de un gran metaanálisis evidenciaran que no existía un mayor riesgo de que se produjeran dichos defectos.
Partiendo de los resultados actuales, Jeanne Sibiude, de la Cohorte Perinatal francesa, llegó a la conclusión de que deberían mantenerse las recomendaciones de evitar el uso de efavirenz durante el primer trimestre de gestación en aquellos países donde existan otras opciones de tratamiento. Con todo, otros expertos en la conferencia hicieron hincapié en que es necesario valorar los riesgos frente a los beneficios de una terapia antirretroviral con efavirenz, tanto para la madre como para el hijo.
Enlaces relacionados [en inglés]:
Puedes leer la noticia completa en aidsmap.com.
Puedes ver el abstract del estudio en el sitio web de la conferencia.
Puedes ver el webcast de la presentación.
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