La tercera parte de los pacientes ruandeses en TARV presenta lipodistrofia, especialmente los que viven en ciudad

Los pacientes ruandeses (originarios de Ruanda, África Central) con VIH que siguen un régimen antirretroviral de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentan una alta prevalencia de redistribución anómala de la grasa corporal (lipodistrofia), según un estudio publicado en la edición de 1 de diciembre del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Tom Egwang

Según este estudio, los pacientes infectados por VIH con lipodistrofia presentan una mayor relación cintura-cadera (RCC), así como mayores niveles de colesterol y glucosa, que los colocan en una situación de mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II (conocida como diabetes mellitus), respectivamente.

Se están realizando esfuerzos nacionales e internacionales para aumentar el acceso universal a los fármacos antirretrovirales para millones de pacientes con VIH en el África subsahariana. Aunque no cabe duda de que el tratamiento anti-VIH ha disminuido la morbilidad y mortalidad relacionadas con el VIH, éste se asocia al desarrollo de la lipodistrofia.

La lipodistrofia ejerce un profundo impacto psicosocial sobre el paciente y la comunidad en la que vive. La desfiguración tiene como resultado no sólo la estigmatización y la marginación de los pacientes, sino que también reduce su adhesión al tratamiento antirretroviral. Esto último constituye un factor de riesgo de que emerjan resistencias a fármacos.

Hasta ahora, sólo existen informes limitados de la prevalencia de lipodistrofia en pacientes de origen africano que siguen tratamiento anti-VIH. En este estudio, un equipo de investigadores de Ruanda y Suráfrica investigó la prevalencia de lipodistrofia y sus efectos metabólicos en una gran cohorte de pacientes ruandeses que tomaban fármacos antirretrovirales.

El estudio se realizó en el Centro Hospitalario Universitario de Kigali, el Centro de Tratamiento e Investigación sobre el SIDA, el Hospital Universitario de Butare y otras cinco clínicas del VIH/SIDA. La cohorte del estudio estuvo formada por 571 personas con una infección por VIH confirmada, las cuales seguían una terapia antirretroviral recomendada por la OMS durante al menos seis meses sin presentar infecciones oportunistas. Sus edades oscilaron entre los 21 y 50 años.

La prevalencia de la lipodistrofia se valoró a través de lo declarado en un cuestionario, la confirmación por un médico y la medida de la circunferencia corporal en cintura y cadera. Las variables metabólicas se midieron en 100 adultos con VIH que presentaban lipodistrofia, 50 adultos con VIH sin lipodistrofia y 50 pacientes control sin VIH. Se excluyeron de las medidas a las mujeres embarazadas y en fase de lactancia.

Se extrajeron muestras de sangre en ayunas para establecer la prevalencia de niveles anómalos de glucosa en ayunas (un nivel de glucosa superior a 5,6 mmol/l), hipertrigliceridemia (nivel de triglicéridos superior a 1,7 mmol/l) e hipercolesterolemia (colesterol total superior a 5,0 mmol/l) en los tres grupos.

El 81,6% de los pacientes tomaba un régimen antirretroviral de d4T (estavudina), 3TC (lamivudina) y nevirapina y ningún paciente recibía inhibidores de la proteasa. La lipodistrofia fue menos habitual en pacientes que tomaban efavirenz en comparación con los que no tomaban este fármaco (15,4% de 39 personas frente a 35,3% de 532 personas; p=0,01).

Se observó la presencia de lipodistrofia en el 34% (48,5% de los grupos urbanos y en el 17,3% de los grupos rurales) de los pacientes. Es interesante señalar que la prevalencia de esta enfermedad fue mayor entre los pacientes de áreas urbanas que entre los que vivían en zonas rurales. Esto se vio confirmado por un modelo estadístico que mostró que la residencia rural constituía un factor de protección frente a esta condición médica.

La prevalencia de lipodistrofia en pacientes que recibieron tratamiento anti-VIH durante más de 72 semanas fue del 69,6%. La duración de la terapia antirretroviral fue significativamente mayor en pacientes con VIH y lipodistrofia que en personas con VIH que no presentaban este efecto secundario (p<0,001). Esto se vio confirmado por un modelo estadístico que mostró que estar tomando terapia antirretroviral durante un periodo de tiempo más prolongado aumentaba el riesgo de sufrir lipodistrofia.

Se observó lipoatrofia (menores depósitos de grasa) periférica junto con lipohipertrofia (mayores depósitos de grasa) abdominal en el 72% de los pacientes con lipodistrofia. Las zonas del cuerpo afectadas más frecuentemente fueron el abdomen (84%), las piernas (70%), la cara (67%), los brazos (66%), el pecho (47%), las nalgas (46%) y el cuello (34%). La redistribución de grasa corporal fue similar en pacientes de zonas rurales y urbanas y en ambos sexos.

Los adultos con VIH y lipodistrofia presentaron una RCC significativamente mayor que los adultos con VIH sin lipodistrofia (RCC: 0,99 ± 0,05 frente a 0,84 ± 0,03; p<0,0005, respectivamente). La mediana de las concentraciones de colesterol (y el rango intercuartil [IQR]) fue significativamente mayor en los adultos con VIH y lipodistrofia que en adultos con VIH que no presentaban este efecto secundario (3,60 [1,38] mmol/l frente a 3,19 [0,65] mmol/; p<0,005) y los pacientes control (3,60 [1,38] mmol/l frente a 3,13 [0,70] mmol/l; p<0,0005).

La prevalencia de hipertrigliceridemia fue significativamente superior en los pacientes con lipodistrofia que en los otros dos grupos (p=0,03). Se observaron niveles anómalos de glucosa en el 18% de los adultos con VIH y lipodistrofia, en el 16% de los adultos con VIH y sin lipodistrofia y en el 2% de los pacientes control, pero los niveles de insulina no variaron. No hubo correlación entre la duración de la terapia antirretroviral y los niveles de triglicéridos, colesterol, glucosa o sensibilidad a la insulina.

En conclusión, las personas de origen africano con lipodistrofia presentaron una mayor RCC, así como niveles de glucosa y de colesterol más elevados. La terapia antirretroviral a largo plazo podría predisponer a un mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular, afirman los autores.

Referencia: Mutimura E, et al. Metabolic function and the prevalence of lipodystrophy in a population of HIV-infected African subjects receiving highly active antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr 46: 451-455, 2007.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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