Se descubre una proteína que permite identificar las células durmientes infectadas por el VIH

Los autores del estudio esperan que esto permita diseñar fármacos que actúen contra estas células, contribuyendo a la curación de esta infección

Miguel Vázquez
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Un equipo de investigadores francés ha anunciado en la revista Nature que ha identificado una proteína, denominada CD32a, que podría actuar como un marcador biológico que permite distinguir a las células CD4 “durmientes” infectadas por el VIH. Este descubrimiento podría ser importante para aislar y caracterizar los reservorios del virus -responsables de que la infección permanezca a pesar del tratamiento antirretroviral- y abriría el camino a nuevas estrategias terapéuticas para eliminar estas células durmientes infectadas. Los siguientes pasos serán replicar estos hallazgos a partir de muestras sanguíneas de personas con VIH de diferentes sexos, orígenes étnicos y en varias etapas de la infección. También se analizarán tejidos donde suele encontrarse el VIH, como los nódulos linfáticos o el intestino. De demostrarse que esta proteína es un marcador fiable, podría emplearse como objetivo para diseñar fármacos que actúen sobre las células latentes infectadas.

Existe el consenso entre la comunidad científica de que para curar el VIH será preciso actuar sobre el “reservorio celular”, donde el virus permanece oculto durante décadas, eludiendo tanto la respuesta inmunitaria como el tratamiento antirretroviral. Por este motivo, cuando una persona que tiene una carga viral indetectable con el tratamiento deja de tomarlo, el virus presente en los reservorios vuelve a proliferar y la infección progresa de nuevo, por lo que la terapia debe tomarse de por vida.

La persistencia del reservorio del VIH constituye uno de los principales obstáculos que deben superarse para poder conseguir curar esta infección. Desde hace ya varios años se está probando un nuevo enfoque en la cura del VIH denominado “despertar y matar”, que consistiría en actuar sobre las células T infectadas durmientes. La idea es “despertar” estas células en fase de latencia para que los fármacos antirretrovirales y el sistema inmunitario controlen la infección y eliminen estas células (véase el artículo La cura funcional, cada vez estamos más cerca , en Lo+Positivo 51). Sin embargo, hasta la fecha sus resultados han sido bastante modestos, quizá debido a que los fármacos usados ​​para activar a las células no han estimulado suficientemente los reservorios virales.

Para eliminar estos reservorios, un primer paso consiste en diferenciar las células infectadas del reservorio del resto de las células durmientes sanas. En este sentido, un equipo de investigadores del Instituto de Genética Humana de la Universidad de Montpellier (Francia) planteó la hipótesis de que el VIH podría dejar una marca en la superficie de su célula huésped, lo que permitiría identificarla.

El equipo de investigadores expuso a las células-T durmientes al VIH (pero añadiendo una marca fluorescente al mismo) in vitro y buscaron las diferencias en la expresión génica entre las células infectadas por el virus marcado y las que no lo estaban.

Se observó que un subconjunto de las células infectadas durmientes había activado el gen que codificaba la proteína CD32a, que era casi indetectable en las células no infectadas . Además, el equipo de investigación comprobó que la proteína tampoco se expresaba en niveles significativos en aquellas células infectadas donde el VIH se estaba replicando de forma activa. Por tanto, esta proteína cumpliría, aunque in vitro, el criterio para ser considerada un marcador de los reservorios celulares.

En el análisis in vitro se determinó que la reactivación de estas células provocó la producción de copias del VIH con capacidad de infectar otras células. Por otro lado, la eliminación de estas células se tradujo en un retraso significativo en la reactivación del virus, lo que parece indicar que podría convertirse en una interesante diana terapéutica.

A continuación, los autores del estudio emplearon un anticuerpo que se une a la proteína CD32a en muestras de sangre de 12 personas con el VIH y, así consiguieron extraer las células que expresaban la proteína. Se comprobó que esas células eran linfocitos-T durmientes infectadas por el VIH.

Este descubrimiento ayuda a entender mejor los reservorios virales, que ahora podrán ser aislados de una manera más sencilla y analizados de forma directa. A largo plazo, podría dar lugar a nuevas estrategias terapéuticas para eliminar el virus latente del organismo y conseguir un control de la carga viral (al menos de forma temporal) en ausencia de tratamientos antirretrovirales.

A pesar de que se trata de una noticia esperanzadora, los autores advierten que aún queda mucho trabajo por hacer y, en este sentido, señalan que aunque la proteína estuvo presente de forma casi específica en las células-T durmientes infectadas, solo la mitad de ellas la tenían .

Fuente: Science Daily/Elaboración propia ( gTt-VIH)
Referencia: Descours B, Petitjean G, López-Zaragoza JL, et al. CD32a is a marker of a CD4 T-cell HIV reservoir harbouring replication-competent proviruses. Nature, 2017; DOI: 10.1038/nature21710

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