Todavía no puedo aceptarlo. Mi alma está desgarrada. Soy una persona trabajadora, profesional.
Por un tatuaje de cejas me infecté por VIH. Cada día que pasa siento que no puedo más. Mi familia me apoya y mi pareja está conmigo, pero esto es demasiado para mí.
A veces, tengo ganas de lanzarme al metro para acabar con todo, pero tengo un bebé pequeño.
No sé qué hacer. Todavía no tomo ningún medicamento. ¿Por qué yo? No es justo. Quiero ver a mi hijo grande y esta maldita enfermedad me quiere quitar ese derecho. El derecho a vivir.
Me siento muy mal. Soy culpable porque infecté a mi esposo, aunque él me apoya y seguimos juntos. Este sentimiento de culpa no me deja en paz.
Mi hijo me necesita. ¿Qué hago?
No sé qué hacer.