No quería buscar culpables, solo quería estar bien

J.

Hola hace más de un mes me diagnosticaron VIH, tengo 21 años, soy de Guayaquil (Ecuador) y hoy quiero contarles cómo ha sido todo esto para mí. Empezaré desde el principio, siempre fui una persona activamente sexual (soy gay), siempre tenía sexo, con protección y en ocasiones sin protección, pero siempre llevé registros médicos y siempre eran negativos. Me asustaba el tema de las enfermedades sexuales pero lo primero que yo decía era: "no, eso a mí no me va a pasar".

Hubo unos meses donde me enfermaba con mucha regularidad, pero eran malestares que siempre había tenido, por gripes pasajeras o cambios de clima, pero llegué a un punto donde me sentía muy débil y lo que más me asustó era que me salieron muchas úlceras debajo de la lengua. Investigué en Google y me salía el tema de VIH, así que decidí hacerme la prueba con antelación, estando seguro de que iba a ser negativa.

Cuando llegó el día, fui primero a realizarme la prueba antes de ir a dar un examen en la Universidad. Cuando llegué a la clínica, estaba vacía, oscura y fría, solo había una recepcionista que me pidió mis datos y mi identificación, y me dijo: "no te preocupes, todo saldrá bien".

Cuando me pasaron a la doctora me explico el proceso y tomo mis datos, procedió a pincharme el dedo y pasaron unos minutos en silencio. No estaba nervioso porque, como dije, estaba seguro de que era negativo. De pronto la doctora se levantó y me dijo: "procederemos a tomar otra prueba de tercera generación", a lo que yo le pregunté por qué. Y ella solo me respondió: "porqué dio positivo para VIH". Cuando escuché esas palabras, no lloré, me quedé en shock porque no podía ser real, no podía estar pasándome a mí, pero me calmé y le pregunté: "¿y si está sale negativa que significa?" Y ella me respondió: "significaría que no es positivo, pero igual empezaríamos a hacer un seguimiento".

Imploré al cielo para que saliera negativa, pero no fue así. Las dos pruebas eran positivas y la doctora me lo volvió a afirmar, yo tenía el VIH. En ese momento me quebré en llanto, pensé en mi familia, en mi futuro… Estaba a punto de terminar mi carrera universitaria, empezar una profesión y un empleo, estaba saliendo con un chico y me pregunté qué pasaría de ahora en adelante.

Sabía lo que era el VIH, pero no sabía algo más allá de que es una ETS. En esa clínica, el psicólogo habló conmigo y me dijo unas palabras que, para ser sincero, no me ayudaron en nada. Me recomendó no decírselo a nadie y empezar el tratamiento pronto, porque "el mundo no asimilará que un joven de 21 años se haya infectado por el VIH". Esa frase que dijo me rompió y era verdad, ni yo lo asimilaba y una sociedad tan ignorante como en la que vivo no lo haría.

Salí de la clínica hecho pedazos, caminaba por la calle llorando. Recuerdo cómo la gente me miraba. Caminé algunas cuadras sin rumbo pensando qué pasaría. Tuve ideas de suicidio, pero no podía hacerlo. Si mi familia sufriría por esta noticia, lo harían aún más si me suicidara. Así que decidí contárselo. Llegué a mi casa, se lo conté a mis padres y ellos tampoco pudieron soportarlo, pero no me dejaron, me apoyaron y fuimos a la revisión médica al día siguiente. Nunca me gustaron los ambientes de hospitales, porque son fríos y penumbrosos y las expresiones de las personas son las de las que esperan la peor y más dolorosa noticia. De niño siempre estaba en los hospitales porque padecía de asma y nunca pensé que de adulto volvería a estar en revisiones contantes. Sé lo agotador que es, pero los médicos supieron ayudarme, no solo con las consultas, sino informándome y dándome apoyo.

Obviamente los primeros días sufrí mucho y lloré hasta quedarme seco. Mis padres también lloraban, los escuchaba llorar cuando me iba a dormir. Mi psicólogo encargado me dijo que no me iba a morir, que mi vida no va a cambiar más de que ahora en adelante debía tomar una pastilla al día, y lo acepté, lo asimilé. Mi vida era está y no iba a cambiar nada, no quería buscar culpables o cuándo y dónde fue, solo quería estar bien.

Pasaron las semanas y empecé el tratamiento. Comencé a subir de peso, mi semblante se ve mejor. Los primeros días solo estaba en cama por la tristeza, pero un día me levanté y me dije que mi vida iba a continuar, que tengo motivos para seguir, aún tengo una familia que me apoya y me espera en casa todos los días, tengo sobrinos que quiero ver crecer, tengo una carrera y muchos sueños que aún quiero realizar y eso fue suficiente. Me levanté, comencé a hacer ejercicio, a comer mejor, a volver a tener mi ritmo, pero ahora con precauciones y estoy bien, no he tenido ninguna complicación médica. Este mes de noviembre tengo mi tercera consulta de revisión y anhelo ser indetectable.

En mi familia, todos lo saben y todos me apoyaron, ninguno me rechazó, todos me apoyaron y me dieron ánimos para seguir con mi vida. Una amiga muy cercana también lo sabe y me apoya mucho. Sigo en la Universidad, voy a clases y estoy a punto de empezar a trabajar. Hoy, más que nunca, me siento más seguro, quiero vivir, quiero sentir que vale la pena lo que estoy haciendo, no quiero vivir triste por el VIH, quiero ser una persona como la que siempre fui con o sin VIH y lo estoy logrando.

Pronto veré al chico con el que estoy saliendo, no hemos tenido sexo desde semanas antes de recibir el diagnóstico, siempre tuvimos sexo con protección, pero aun así me aterra el imaginar que él también lo tenga. Espero y rezo que no, pero se lo contaré y espero que su reacción no sea negativa. Según el resultado, tengo el VIH desde hace 6 meses, así que me da miedo y si me puede ayudar con esa pregunta ¿si usamos condón siempre el riesgo es mínimo?

Si alguien como yo está pasando por esto, quiero decirle que no es el fin del mundo, es solo el inicio de otro y que no es tu culpa ni de nadie, simplemente pasó y el presente es ahora. Por qué lamentarse de cómo o quién te transmitió. No cambiará nada, ahora debes cuidarte si eres responsable y no quieres transmitir el VIH a otros. Con el tratamiento y protección tu vida será igual que la de otras personas y soy optimista. Quiero que seas fuerte y encuentres apoyo, porque nadie puede hacer esto solo, todos tenemos a alguien que te apoye y yo sé que tú lo lograrás. Fuerzas y ánimos a todos, porque yo los tengo y trataré de seguir como estoy.

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