Mi historia es la siguiente:
Conocí al que creía era el amor de mi vida, con el que tenía planes de boda, etc… Y claro está, mantuvimos relaciones sin preservativo. Hasta que un buen día, en menos de un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Empecé a notarle raro, distante e incluso agresivo; y un buen día, después de haberme pedido una suma importante de dinero, desapareció (el dinero no se lo di).
El caso es que pasó un año de todo esto, y comencé a barajar la posibilidad de tener cualquier enfermedad de transmisión sexual. Así que, me armé de valor, y con mi actual pareja, acudí al ambulatorio.
Han sido los 15 días más largos de mi vida; no dormía, estaba triste y… en fin. Mi pareja lo ha pasado también bastante mal por verme así.
Durante este tiempo, he leído todas y cada una de vuestras historias y, de verdad, a los más fuertes quiero agradeceros vuestras palabras de ánimo, y a los que se encuentran muy deprimidos y no lo están pasando bien deseo mandaros desde España un enorme abrazo, porque no estáis solos.
Hoy he recogido los resultados de las pruebas que me hice y está todo bien: no tengo VIH, ni hepatitis… nada. Debo confesar que he respirado tranquila, pero también tengo que deciros que, en cierto modo, había asumido la posibilidad de estar infectada, y, sinceramente, estaba animada.
Ahora que sé que no lo tengo, no os voy a abandonar. Quiero ayudar, en todo lo que pueda, para daros ánimos a todos y cada uno de vosotros.
Que nada ni nadie os impida hacer lo que queráis. El VIH no tiene que cambiar vuestra vida si vosotros no queréis.
Valéis mucho, no por tener VIH, sino porque sois personas. No olvidéis esto nunca.
Un abrazo y un besote enorme para todos y todas, y mil gracias por todo.