Sin embargo, al principio de la pandemia del sida, incluso la sanidad falló: había miedo. Yo, a nivel de sida, he tenido buenos médicos. Otra cosa fue que, al principio, me salió un herpes y no había habitación para una persona con el VIH. Fue duro. Pero quiero mirar al futuro. Ahora estoy en manos de una maravilla de médica, una gran profesional.
La sanidad y la sociedad no estaban preparadas para el sida. Pero con las enfermedades infecciosas siempre ha pasado. Sin embargo, lo del sida fue terrible. La Iglesia Católica y los más reaccionarios utilizaron el miedo y el alarmismo para imponer sus convicciones, su manera de entender la sexualidad y su fe. Fue patético.
Pero los niños y los enfermos no debieron ser tratados como se hizo. Mis hijas eran niñas, y no cabía el rechazo por una enfermedad. Me cuesta olvidar.
Quiero ser positivo: nunca más se debe tratar a un enfermo de esa manera. Ahora, el VIH está más integrado en la sociedad. Aunque sigue el estigma (no nos engañemos), ya no es una condena a muerte. Aún tendrían que cambiar algunas cosas. Los servicios sociales no estaban preparados para la epidemia, la sanidad tampoco, y la sociedad, las familias, en general, nadie estuvo a la altura de la enfermedad. Pudo más la ignorancia, el miedo y la moral.
Ahora, a esperar. La página me ayuda a estar informado. Les doy mi apoyo y mi confianza. Nunca un enfermo debe ser rechazado por la sanidad. Voy a seguir. Gracias.
