Como cada año, el gobierno lanzó una campaña para vacunar contra la influenza. Yo estaba en el trabajo y ese día me mandaron a pendiente fuera de la oficina.
Caminaba por las calles del centro histórico y vi a unas personas vestidas de blanco y pensé: “Ya van a empezar con esas vacunas. Llevo prisa y no tengo tiempo”.
Pero al pasar a lado de ellos escucho a uno de ellos gritar: “Pruebas rápidas de VIH y sífilis”. Y a mi mente se vino enseguida: ”Háztela, no hay problema. Al fin al cabo estás bien, pero rápido porque te están esperando en el trabajo. Total tú sabes que estás bien”.
Me acerqué, me hicieron una pequeña encuesta y me dijeron que había una probabilidad de un 98% de que fuera efectiva (ya sea negativo o positivo el resultado).
Solo sentí un pinchazo en mi dedo. Aún recuerdo ese día como si fuera ayer y la gota de sangre la sumergieron en dos frascos, una para el VIH y una para la sífilis.
De inmediato, sin que pasara un minuto me dice el chico: “¿Ves ese punto que se marca? Es un resultado negativo a la prueba de sífilis, pero esos dos puntos al fondo es que sale reactivo a la prueba del VIH”. A lo cual contesto: “No te entiendo, ¿a qué te refieres?”. Y él me responde: “Saliste positivo en la prueba del VIH”.
El chico trató de calmarme diciéndome cosas como que no era una sentencia de muerte. Fue lo único que escuché porque mi consiente se quedó paralizado. Sentí un frio que se escabulló desde mi cabeza a los pies. No sabía qué pensar, solo que no era cierto, que era mentira. Traté de controlarme y no llorar y no pensar pendejadas.
Por ultimo me hizo llenar una hoja con mis datos y me dio información de una asociación que me brindaba ayuda.
No pensaba más que en mis sueños (actor, modelo, cantante) y aún los sigo pensando, en mi novio, en mi familia en lo que la gente pensaría de mí, en mi trabajo…
Lo más difícil fue cuando lo confirmaron en una clínica, el decirle a mi novio y a mi mamá. Lloramos tanto hasta ya no sacar ni una sola gota de lágrimas.
Las dos personas que más amo llorando por mi culpa. Recibí todo el apoyo moral de ellos. Yo había decidido terminar con mi novio, pero él nunca, nunca, me dejo solo y mi mamá jamás.
Pasando el tiempo aún no lo asimilas bien, aunque comas no te sabe la comida, estás deprimido aunque no quieras. Súmale los efectos del medicamento, las idas al doctor los análisis… Bajé aproximadamente 10 kilos en un mes, pero no fue por la enfermedad, sino por la culpa que cargo por esas malas decisiones que tomas en la vida y que debes de traer arrastrando.
Ahora, 24 de febrero del 2017, transcurrido más de un año les digo que estoy recuperando mi peso y mis ganas de vivir. Me doy cuenta de las personas que realmente me apoyan en esta corta o larga vida. Gracias a mi novio S, mi mamá B y a mi mejor amiga J sigo de pie.
Por esos sueños que aún no se cumplen pero sé que se cumplirán en algún momento de mi vida, quiero que sepan todos que no estamos solos y nunca lo van a estar.
Y quiero que agradecerte a ti que estás leyendo mi historia y tu historia vale la pena contarla y sé que son largas y tratamos de hacerlas lo más cortas que se pueda, pero por el tiempo que te estás tomando: ¡Gracias!
Vive la vida al 100%. No busques salidas absurdas, cuídate y cuida a tus seres queridos.