Gracias a mi red de amigos y a mi familia fue mucho más sencillo. Sin embargo, me prometí a mí mismo no dejarme vencer y ver el lado positivo de mi estado positivo. Lo primero que pensé, fue “Qué bueno que sé que lo tengo”, eso me permitirá actuar para tomar medidas, mis sueños no se acaban. Mi madre me veía muy deprimido me dijo “Vives con un virus, no estás enfermo”.
“El virus del VIH entró en mi cuerpo, pero no voy a permitir que entre a mi mente”, por lo tanto me decidí a seguir con mis sueños y metas.
Y los estoy logrando, logré entrar a un programa que quería en Francia, estoy aprovechando todas las oportunidades y sigo luchando por lo que quiero, el VIH no me va a frenar, incluso tras tres meses de tratamiento tengo una carga viral indetectable.
Claro que no ha sido un camino fácil, por mí mente han pasado todo tipo de ideas, pero es más el miedo el que lo controla. Ahora mismo estoy haciendo un cómic relacionado con el VIH para compartir esta experiencia del proceso. Aún me queda mucho, aún tengo cosas que aceptar y trabajar, pero es un proceso.
Solo puedo compartir – “Nosotros decidimos que peso le damos al VIH en nuestras vidas” 🙂