Una noche, en una reunión de amig@s, conocí a un chico con el que desde el primer momento surgió un sentimiento especial. Después de ese fin de semana con amig@s, decidimos vernos a solas y sinceramente quedé prendada de su dulzura. La cuestión es que de modo casual, al poco de conocernos, descubrí que vivía con VIH e intenté evitar problemas ahogando lo que sentía por esta persona, pero él fue tan persistente, paciente y obstinado que consiguió enamorarme. Fueron los meses más dulces y más amargos de mi vida porque pensaba que no podía ser, que no me podía meter en una relación tan complicada, que ya habían sido suficientes las dos anteriores, a cuál más frustrante. En fin, él se llevó el premio.
Una noche l@s demás se fueron a jugar al póquer y nosotros decidimos salir de discotecas y no pude resistirme a un beso suyo. Así que hoy, un año después, vivimos juntos y puedo decir que felices. En estos momentos estamos un poco preocupados: cada vez que se pone un poco enfermo, por ejemplo por un catarro común que puede convertirse en un calvario, respiramos aliviados. Nos amamos con mucha fuerza, aunque él ha decidido no ponerme en peligro y no quiere que mantengamos relaciones, ni siquiera con medidas de protección. Es como si tuviera miedo a que no fuesen suficientes. Lo más duro de todo es que no hay cosa que desee más que estar con él; no quiero estar con nadie más y no sé cómo hacérselo entender. Por otra parte, me preocupa el no poder tener hij@s: es algo que deseo más que nada en el mundo y sé que hay técnicas, pero que son muy caras.
En fin, no sé cómo acabará esto. Lo único que sé es que mi compañero es la persona que más feliz me ha hecho y que lo amo con locura y que ojalá esto duré siempre. Lo demás tendremos que ir solucionándolo poco a poco.
Llevo tiempo buscando algún lugar en el que pueda hablar con mujeres en mi misma situación de pareja serodiscordante, pero no hay modo; así que no me queda más remedio que hacerlo aquí y agradezco este pequeño espacio que me cedéis.
Un saludo.