Consiguieron su objetivo. En fin. Hoy, llevo cinco años cobrando una pensión por incapacidad: no por ser portador del VIH, sino por la depresión que me provocó la situación en el trabajo.
Hubo un tiempo, años atrás, en que creí que llegar a ser pensionista por ser seropositivo acabaría con mi vida y que me dejaría morir si no tenía actividad laboral como hasta entonces. Pues no, no fue así. He descubierto que, más allá del trabajo, solo y exclusivo, hay "otra" vida. He visto que puedo, y quiero, hacer otras cosas. Gracias a esta tercera oportunidad (la segunda me llegó con los tratamientos), estoy haciendo teatro como aficionado, colaboro más tiempo en mi ONG, pinto, paseo y, sobre todo, disfruto de la compañía de mi perro, ¡sí!
A todo/as aquello/as que les interese un buen cambio les recomiendo que se hagan con un perro (adoptado de alguna perrera, mejor). Ayuda muchísimo a ver la vida de otra manera, especialmente a los/as que se sientan solos/as e incomprendidos/as.
Espero haber ayudado con esta aportación. Que la luz del amor inunde cada rincón de sus vidas.
Abrazos a todos/as.