Aunque he tratado de seguir adelante, sin duda alguna mi corazón no ha podido expresar lo que, en silencio, va deprimiendo y apagando mis esperanzas, y mi fe se diluye sin poder hacer nada.
Mi reflexión consiste en encontrar un motivo para seguir adelante, pero me hallo sumido en una silenciosa depresión que no me hace llorar aunque sí está acabando con mis ganas de vivir.
Pido a Dios salud y doy gracias a la vida por saber que aún me queda tiempo para ser feliz. Es ahora cuando debo encontrar ese valor en mí para ser grande. Me imagino [lector con VIH] que te habrás sentido identificado conmigo en algún momento.
Pese a que me estoy derrumbando, mi Dios me sigue sosteniendo junto a mi familia y le ruego me dé fuerza para luchar por mi vida.