Hacía muchos años que no me realizaba una prueba de VIH por miedo y falta de valor, pero un buen día me decidí a ir no por estar enfermo o por tener algún síntoma. Estaba perfectamente bien de salud. Sabía que podía ser positivo, pero estaba muy seguro de que sería negativo, ya que tenía una pareja de más de un año con la que nunca me cuidé. Hace poco él se había hecho una prueba por otras razones y todo había salido bien. Eso me dio mucha más seguridad a pesar de que ya no estaba con él.
El día que me dieron el resultado me dijeron que repetirían la prueba porque había dado positivo. Creo que, igual que todos, en ese momento sentí que la vida se me venía abajo. Todo lo que tenía planeado se me derrumbó y, a pesar de tener muchos amigos, me sentí solo. No se lo conté a nadie más que a mi madre, a mi ex pareja y a un buen amigo.
Para todos los que estén empezando con este amargo problema, solo les puedo decir que el tiempo va calmando todo. El tiempo nos va ayudando a entender y asimilar esta condición. Ya casi tres meses después puedo decir que estoy más tranquilo. Mi vida ha cambiado mucho. Estoy bajo tratamiento ya.
La vida debe continuar porque solo tenemos dos opciones o echarnos a morir o segur a delante. Un abrazo desde Panamá.