Me cuesta mucho aceptar y aprender a convivir con esto. Me duele y me genera mucha angustia. Pude contárselo a mis hermanos y lo tomaron bien. Al principio se asustaron, pero después de informarse bien, entendieron cómo era [la situación].
Sigo preguntándome por qué a mí me tuvo que pasar, justo a mí que, al mismo tiempo, estoy con epilepsia y se me hace más difícil de sobrellevar.