Fue en diciembre del año pasado

Anónimo

No creí que esto me pasara a mí, nadie lo cree así, pero pasó y ahora tengo que lidiar con eso.

Fui por un problema de salud al médico, ya que tuve una infección por gonorrea y eso me tenía muy perturbado. No sabía cómo decírselo a la enfermera, pero Dios, Buda, Alá o el destino, la vida o como le quieran llamar, me ayudó, ya que la enfermera vio lo tenso y preocupado que estaba. Fue entonces cuando me dijo: “Ven, entra, cuéntame qué te tiene así”. Recuerdo lo amable que fue y sentí un descanso por un momento. Me llené de valor y le dije, entre rodeos, que tenía una secreción que me salía del pene y que me ardía cada vez que iba a orinar. Recuerdo que fueron días difíciles. Ella me miró como sabiendo lo que yo tenía y me dio una cita prioritaria.

Me derivó a la doctora y, entre tartamudeos, le conté todo lo que me estaba pasando. Le dije que, estando con un chico, que por cierto era amigo mío, creía me había transmitido algo. La doctora sólo escuchaba todo lo que le decía. Bueno, me derivó a hacerme otros exámenes para descartar cualquier otra infección de transmisión sexual (ITS) y me indicó que volviera cuando tuviera los resultados para poder leerlos. Fue ahí donde todo se me nubló. Yo sabía que nada bueno podía salir de eso. Uno como que presiente las cosas que van a pasar. Aun así, yo quería estar bien y me pusieron para ese mismo día los exámenes, los cuales efectivamente dieron como resultado infección por gonorrea, pero sólo eso.

Cuando la chica que me hizo los exámenes me dijo que había que confirmar un resultado de una prueba, yo quedé muy nervioso. Pese a todo, fui y me lo hice, a pesar de que todo fue confuso, porque donde me hice la prueba confirmatoria no me dieron los resultados nunca, ya que creo que no eran ellos quienes estaban capacitados para tratar esos temas, sino otra entidad que es la que hoy en día me está ayudando con todo el proceso. Efectivamente tenía el VIH, ya lo sabía, y fue ahí donde comenzó mi calvario.

Gracias a Dios, la infección inicial por la que fui [la gonorrea] desapareció con tratamiento y me sentí aliviado, pero ese era el menor de mis problemas. Yo vivo con mis padres; no es que no trabaje, lo hago ocasionalmente y trato de ayudar en todo, pero aún vivo con ellos y una hermana de 4 años. Somos pocos, pero es difícil para mí vivir tan cerca de ellos y no tener el valor para decirles lo que me está pasando. Hasta el día de hoy, ya son casi siete meses que llevo en tratamiento [antirretroviral] y no se lo he podido contar.
Me siento muchas veces con el corazón agitado cada vez que lo pienso, sudo y no puedo dormir. Mi vida no ha sido fácil; desde pequeño sufrí mucha discriminación, pero pese a ello salí adelante. Hoy soy un profesional que tuvo la osadía de tentar al destino y pues ahora le toca vivir con las consecuencias.
Escribo esto llorando un poco. Para nadie es fácil expresar las cosas que le pasan y espero que alguien pueda brindarme su apoyo y hablarme, pues sería de gran ayuda para mí.
Hoy no sé cómo decirle a mi familia por todo lo que he pasado, y he pensado tantas cosas que no me dejan seguir. Trato de estar tranquilo, pero es casi imposible. Sólo quisiera tener paz, por lo menos que ellos llegaran a comprender mi situación y que me brindasen su apoyo.
Desde ese día hasta hoy veo cada amanecer diferente, como si el hecho de despertarme ya sea un milagro. Y aunque sé que una pastilla diaria me ayuda a tener la enfermedad controlada, temo por mi futuro y no sé qué hacer. Sólo quisiera estar más tranquilo. He leído muchas de las historias que están aquí y me decidí a contar parte de la mía, porque, de alguna manera, siento que puede ayudar a alguien a poder estar mejor.
Espero poder conocer a alguien que me quiera y pasar momentos agradables a su lado, sin importar nada, y llegar a tener una vida digna de la cual pueda enorgullecerme y algún día decir: “Valió la pena”.

Gracias por leer mi testimonio. A todos les deseo lo mejor. Un abrazo grande y espero hablar pronto con ustedes.

5 comentarios en «Fue en diciembre del año pasado»

  1. Un abrazo desde el corazón para ti
    Te entiendo perfecto, es un estado en el que sé de lo q hablas perfectamente. Es aquí cuando, uno tiene q sacar fuerzas desde lo más profundo de tu ser. Tú, yo y todos los q transitamos por esto, tenemos el derecho de ser felices y darnos la oportunidad a nosotros mismo

  2. Te lo agradezco mucho, son 7 meses ya y aún no asimiló la situación, y muchas cosas pasan por mi mente, mi corazón aún no se repone y siempre llegan pensamientos que no quiero recordar. Hoy estoy muy seguro de que no somos nada en esta vida y que lo poco que se nos ha dado se nos puede escapar de entre los dedos, pero aún sigo y la verdad no sé cómo pero aún lo hago.

  3. Si no te sientes capaz de contarlo a tus padres, no se lo cuentes.
    El tiempo pone todo en su sitio.
    Lo que hoy es un gran problema, con el tiempo es solo un problema y con más tiempo termina siendo una anécdota.
    Tranquilo, todos hemos pasado en la vida situaciones muy difíciles y una vez que se pasan, nos queda solo el mal recuerdo.
    En este camino largo que es vivir, siempre llegarán nuevos obstáculos, pero esto, amigo mío, es vivir, es la vida.

  4. Te diré que tengo 39 años, llevo 10 años y dos meses viviendo con VIH, y nunca he sentido la necesidad de contarle a mi familia que padezco dicha enfermedad crónica. Es fundamental fortalecer el aspecto mental y emocional para sobrellevar de la mejor manera lo que se presente en el devenir. La lectura ha sido el vehículo que me ha conducido al empoderamiento, entre otras cosas constructivas. Realizando una retrospección, desde el día uno de mi diagnóstico, un poco confuso como lo fue el tuyo, sin un origen definido, decidí abrazar esa nueva realidad, reprogramarme y reiniciarme. Asumí mi responsabilidad y me comprometí en seguir siendo, prevaleciendo, persistiendo, insistiendo y nunca desistiendo. Para concluir, la tranquilidad y la felicidad radican en tu interior, no son productos de un resultado, es una decisión. Decide siempre alcanzarlas. Y no menos importante, la gratitud trae consigo plenitud. Salud vigorosa, fortaleza inquebrantable y bendiciones a granel para tu preciosa vida.

  5. Agradezco tus palabras y en esencia lo es, la vida sigue, nunca se detiene, y no da espera a nadie ya es un año desde que recibí la noticia… Espero estar cada día mejor, recuperar un poco el peso que llevaba pues no sé a qué se deberá que he bajado de peso … Igual desde más de 7 meses soy indetectable y eso me tranquiliza mucho … Solo debo cuidarme, ojalá pudiéramos conocernos charlar, la verdad no sé cómo se contacta por aquí.

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