Dejar de ocultarse y de sufrir

Manuel

Hola me llamo Manel y tengo el VIH. Hace 32 años me lo transmitieron por relaciones sexuales. Aun en aquella época se conocía poco del VIH. Cuando me lo dijo el médico, pensé que me iba a morir. Llevaba una vida dedicada a la prostitución, las drogas y la ludopatía. Usé mi enfermedad con mi familia victimizándome y diciendo que me iba a morir. Bueno, de hecho estaba expuesto a ello, ya que no tomaba el tratamiento y llevaba una vida al límite.

Estuve ingresado alguna vez, pero solo para hacerme pruebas. A los 30 años decidí hacer un proceso de rehabilitación y me fui a hacer unas analíticas. Cuando fui a buscar los resultados, el médico me dijo que cómo podía estar andando por la calle y haciendo vida normal, dado que mis resultados indicaban que estaba a 10 de defensas y que tenía las plaquetas por los suelos.

Inmediatamente me ingresaron en un hospital. Me recuperé, me subieron las defensas, alcancé la carga viral indetectable y me rehabilité. Al tener el VIH, me escondía en el trabajo, salía fuera a trabajar y compartía habitación. Tenía que esconder la medicación [antirretroviral] al compartir piso. Quizás, una vez, unos compañeros de piso se enteraron [de la medicación que tomaba] y sentí un rechazo inmenso.

Con las relaciones sexuales, nunca dije a nadie que tenía el VIH. Mi familia lo sabe desde siempre y nunca sentí rechazo por parte de padres y hermanas, solo de una tía.
A veces me cuesta reconocer que tengo el VIH, por eso escribo esto hoy, porque ya basta de ocultarme y de sufrir. Espero que a la juventud de hoy en día mi testimonio os dé fuerza y valentía. Empatizo mucho con vosotros, ya que me pongo en vuestro lugar y sé que no es fácil, pero también sé que se puede porque aquí estoy. Gracias.

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