Doy a luz a mi hijo y me dicen que soy seropositiva. Fue trágico (y no exagero). Me puse a atar cabos sueltos y, junto con un médico, descubrí que falleció por VIH. Ya era tarde, había muerto. Cogí una depresión de caballo. Fue para matarlos a todos.
Confié en una hermana, pero se lo explicó a mi madre, quien me dijo que no me quería en casa, pues temía por su salud y la de mis hermanos.
Imaginaros el trauma. No obstante, hoy tengo dos hijos sanos, estoy indetectable y voy tirando bien.