El consumo de drogas para potenciar las relaciones sexuales entre hombres gais, bisexuales y otras personas que practican chemsex está cambiando en Europa. Según el estudio PROTECT, presentado en la 20.ª Conferencia Europea del Sida (EACS 2025) por el profesor Kai Jonas (Universidad de Maastricht), los jóvenes y quienes se inician en esta práctica recurren cada vez más a drogas de acción corta, con efectos intensos pero breves.
Entre ellas destacan las catinonas sintéticas (como la 3-MMC o metaphedrona), parecidas a la mefedrona, y el resurgimiento de alucinógenos como el LSD o las setas psilocibinas.
Estas sustancias se incorporan a un escenario que ya incluía GHB, ketamina, metanfetamina o cocaína, y reflejan un cambio de patrones más vinculado al uso funcional y episódico que a los largos maratones sexuales del pasado.
Para Jonas, esta evolución exige adaptar los mensajes de prevención y los servicios de apoyo, ya que los perfiles emergentes no siempre se identifican con los modelos tradicionales de chemsex.
Un estudio europeo con más de 15 000 participantes
El estudio PROTECT —financiado parcialmente por ViiV Healthcare— incluyó a 15 000 hombres gais, bisexuales y personas trans de 20 países europeos. Además de medir el interés por la PrEP inyectable, recogió información sobre consumo de drogas, diagnóstico de ITS, uso de PrEP y prácticas sexuales.
Las drogas más frecuentes siguen siendo los poppers y el cannabis, pero el escenario del chemsex está en rápida transformación. El GHB/GBL continúa siendo común en Europa occidental, mientras que el cristal meth mantiene una presencia destacada en Países Bajos, Reino Unido, República Checa y España.
El estudio también confirma el papel de ciudades como Ámsterdam, Madrid o Berlín como epicentros del chemsex europeo, combinando turismo sexual, oferta de ocio nocturno y acceso a sustancias.
Cinco perfiles de consumo y nuevos riesgos
El equipo de Jonas identificó cinco grupos de personas usuarias mediante análisis estadístico:
- Usuarios tradicionales: combinan cocaína, MDMA, GHB/GBL, ketamina y metanfetamina.
- Pasivos de corta duración: usan sobre todo 3-MMC y GHB/GBL para relajarse y desinhibirse, sin prolongar los efectos todo el fin de semana.
- Usuarios nuevoss: grupo emergente con consumo más intenso, que mezcla 3-MMC, mefedrona y otras catinonas junto a LSD y setas.
- Usuarios moderados: uso bajo, limitado a poppers y cannabis.
- Jóvenes moderados: hombres jóvenes con consumo ocasional y menor adherencia a la prevención.
El grupo 3 (usuarios novedosos) presentó las tasas más altas de ITS recientes (70 % con gonorrea), seguido del grupo 2 (63 %).
El uso de PrEP oral fue alto en los grupos 2 y 3, pero con adherencia irregular y abandonos frecuentes. En cambio, los jóvenes moderados fueron el grupo con mayor necesidad no cubierta de PrEP (64 %), lo que apunta a un vacío en la prevención adaptada a nuevas generaciones.
Brechas en la prevención y desigualdades
Los resultados muestran que las personas más jóvenes o con menor vínculo sanitario tienden a usar PrEP de forma discontinua o a suspenderla, aumentando el riesgo de VIH e ITS.
Jonas subrayó que el rápido cambio de sustancias y patrones “supera el conocimiento actual” y que los servicios de salud deben actualizar sus estrategias para no quedar rezagados.
El estudio también pone de relieve desigualdades estructurales: la accesibilidad a servicios de reducción de daños y atención a drogodependencias sigue siendo desigual en Europa, y en algunos países las personas LGTBIQ+ encuentran todavía estigma, criminalización o falta de profesionales capacitados.
Salud pública, comunidad y derechos
Los expertos coinciden en que la respuesta debe ir más allá del riesgo individual.
Se necesitan programas de educación sexual integral, espacios seguros de consumo y apoyo psicológico, y una coordinación real entre servicios de salud sexual, adicciones y comunidad LGTBIQ+.
La implicación de educadores pares y organizaciones comunitarias resulta esencial para ofrecer acompañamiento, escucha y estrategias realistas de reducción de daños.
Tal como recordó Jonas, los nuevos patrones de consumo y deseo “exigen empatía, conocimiento y no moralismo”.
Una Europa comprometida con la salud sexual y los derechos humanos debe garantizar que nadie quede fuera de la prevención por miedo, vergüenza o desconocimiento.
El chemsex no es solo una práctica, sino un indicador de cómo las políticas de salud pública responden —o no— a la diversidad real de las personas.
Referencia: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH)
Fuente: Jonas K. et al. Chemsex, novel chemsex substances, associated risks for STIs, and an extended PrEP cascade among HIV-negative MSM and trans people in Europe. 20th European AIDS Conference (EACS 2025), París.
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