Los efectos secundarios son una de las preocupaciones que tienen en mente todas las personas que se plantean iniciar un tratamiento anti-VIH, sin embargo, en unas pocas semanas, la mayoría descubre que seguir el tratamiento se ha convertido en una parte más de su vida cotidiana.
La mayoría de los efectos secundarios suelen ser moderados. A menudo pueden reducirse con otra medicación fácil de emplear. Existe sólo un pequeño riesgo de que se produzcan efectos secundarios graves, y deberían ser detectados por un cuidadoso seguimiento rutinario.
Puedes preguntar a tu médico, personal de enfermería o farmacia del hospital sobre los efectos secundarios más habituales de los fármacos que quieres emplear. Puedes preguntar qué probabilidades tienen de que se produzcan. Puedes preguntar cuántas personas dejaron el tratamiento por culpa de ellos (generalmente suelen ser muy pocos). Incluso con estimaciones aproximadas, podrás hacerte una buena idea de lo que está implicado.
Los efectos secundarios generales más habituales son náuseas y vómitos, diarrea y fatiga . A menudo se alivian tras las primeras semanas, y en raras ocasiones las náuseas y el cansancio o fatiga pueden ser muy graves. Por este motivo, deberías comentar cualquier problema a tu médico.
Puede resultar útil pedir a tu médico o farmacéutico medicación contra la náusea y la diarrea cuando inicies la terapia, así podrás utilizarla cuando la necesites.
Si esta medicación no es eficaz, puedes pedir en tu hospital otros fármacos que funcionen mejor en tu caso.
Más sobre efectos secundarios en detalle.
Lipodistrofia
El término lipodistrofia se emplea para referirse a los cambios en los niveles de grasa y azúcar en sangre. También incluye cambios en las células grasas y la distribución de la grasa corporal.
Es un conjunto de efectos secundarios que preocupan a muchas personas que están a punto de iniciar el tratamiento.
Sin embargo, los casos más graves de lipodistrofia tienen lugar en personas que han empleado muchos fármacos distintos o han estado en tratamiento durante muchos años. Los nuevos fármacos empleados en la terapia de primera línea son menos propensos a ocasionar estos problemas. La mayor percepción de la lipodistrofia implica que deberás ser monitorizado atentamente. Puedes cambiar de tratamiento si empiezas a notar los primeros síntomas.
Existen diferentes fármacos que pueden ser responsables de la ganancia y pérdida de grasa. La acumulación de grasa, en el estómago o pechos y/o en la zona de los hombros ha sido relacionada en mayor medida con los inhibidores de la proteasa y los ITINN (inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósidos). La pérdida de grasa (de brazos, piernas, cara y nalgas) ha sido relacionada con los nucleósidos, principalmente con d4T y en menor medida con AZT.
No sabemos qué causa la lipodistrofia. Los síntomas pueden producirse contadas veces en personas con VIH que no toman tratamiento. La lipodistrofia generalmente, pero no siempre, se desarrolla lentamente a lo largo de muchos meses.
Los primeros síntomas pueden revertir si cambias a otros fármacos anti-VIH. El ejercicio y los cambios en la dieta también pueden ayudar.
Se puede hacer un seguimiento de los cambios mediante una medición atenta de las medidas corporales realizada por un dietista, mediante un escáner DEXA (absorciometría dual de rayos X) o mediante fotografías.
Los análisis de sangre regulares podrán verificar la existencia de otros efectos secundarios. Si tienes algún problema, asegúrate de que tu médico lo valora seriamente y toma alguna medida al respecto.
Más información sobre la lipodistrofia.
Fuentes: Aidsmap (Entidad certificada por The Information Standard, perteneciente al Servicio Nacional de Salud Británico [NHS]) y HIV-iBase (Entidad certificada por HONcode).
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