Consumo de crack en mujeres con VIH

Un estudio estadounidense sugiere que esta forma de la cocaína acelera la progresión del VIH

Pedro Pérez
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Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que el consumo frecuente de cocaína en polvo está asociado, tanto directa como indirectamente, a una progresión más rápida de la infección por VIH. Asimismo, los indicios apuntan a que puede aumentar la vulnerabilidad a la transmisión del virus.

Varios son los mecanismos que explicarían este fenómeno. En primer lugar, se sabe que la cocaína altera el funcionamiento de los linfocitos T cooperadores (también conocidos como linfocitos T CD4), los linfocitos CD8 citotóxicos y los linfocitos citolíticos naturales; en segundo lugar, al suprimir la producción de citoquinas, esta droga estimulante inhibe la función de los neutrófilos y los macrófagos, que son las células del sistema inmunitario responsables de hacer frente a las infecciones; en tercer lugar, estudios de laboratorio han descubierto que los linfocitos de los usuarios habituales de cocaína son más susceptibles a la infección por VIH y que el virus se reproduce con más facilidad en ellas en comparación con las células de las personas que no la consumen; por último, hace poco se ha sabido que la cocaína altera la permeabilidad de la membrana celular, lo que facilita el paso de las células dendríticas infectadas a través de la barrera hematoencefálica hasta el sistema nervioso central.

Todo lo antedicho es aplicable al consumo de la cocaína en polvo (o clorhidrato de cocaína), que es la forma más común en España. Sin embargo, hasta la fecha no se había establecido con claridad una asociación entre la progresión de la infección por VIH y el consumo de cocaína base (también conocido como crack, un derivado altamente adictivo de la cocaína que se fuma y se elabora hirviendo el clorhidrato de cocaína en una solución de bicarbonato de sodio y dejando evaporar el agua), una sustancia muy extendida en EE UU y el Reino Unido.

A fin de subsanar esta laguna, un equipo estadounidense investigó la progresión de la infección por VIH tipo 1 (VIH-1) en una cohorte multicéntrica del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés).

El estudio, publicado en el número de 11 de julio de AIDS, contó con 1.686 mujeres con VIH, de las cuales el 80% no eran blancas y el 29% consumieron crack durante el periodo del estudio. Los datos de las observaciones semestrales, realizadas entre abril de 1996 y septiembre de 2004, se sometieron a análisis de regresión y análisis de supervivencia de Cox. Los criterios de valoración fueron el fallecimiento por sida, el nivel de CD4, la carga viral y las enfermedades definitorias de sida desarrolladas recientemente.

La investigación arrojó los siguientes resultados tras realizar ajustes por edad, etnia, uso de terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), adhesión autodeclarada igual o superior al 95%, abuso de alcohol, nivel de renta, nivel educativo, duración de la enfermedad e indicadores virológicos e inmunológicos iniciales.

Las usuarias habituales de crack tuvieron una probabilidad 3 veces más alta de morir de sida que las no usuarias. En comparación con las mujeres que no lo tomaron, aquéllas que consumieron crack habitual o intermitentemente experimentaron una mayor pérdida de linfocitos T CD4 y una carga viral más elevada, tanto en la fase activa como en la de abstinencia, y también tuvieron una mayor probabilidad de desarrollar alguna enfermedad definitoria de sida.

Estos mismos resultados se dieron tras ajustar por uso de heroína, uso intravenoso de cualquier droga, consumo de tabaco, síntomas de depresión y coinfección con hepatitis C.

“El uso del crack –concluyen los autores– predice de forma independiente la mortalidad por sida, los marcadores inmunológicos y virológicos de la progresión de la infección por VIH-1 y el desarrollo de enfermedades definitorias de sida en las mujeres”.

No obstante, a pesar de todos los indicios, los propios investigadores advierten que su "análisis no demuestra de forma concluyente que el consumo de crack genere morbimortalidad asociada al sida", ya que, afirman, "no han descartado otros procesos que podrían dar razón de las asociaciones encontradas, tales como la asunción de un mayor riesgo sexual, una dieta y un nivel de nutrición más pobres, condiciones de vida por debajo de la media, así como otras variables desconocidas”.

Por lo que respecta a España, según datos del Plan Nacional sobre Drogas, el consumo de cocaína en polvo ha aumentado considerablemente en los últimos años hasta convertirse en uno de los mayores de Europa, mientras que la prevalencia de consumo de crack ha permanecido estabilizada en cifras muy bajas.

Fuente: HivandHepatitis / Elaboración propia

Referencias:
JA Cook, JK Burke-Miller, MH Cohen, and others. Crack cocaine, disease progression, and mortality in a multicenter cohort of HIV-1 positive women. AIDS 22(11): 1355-1363, July 11, 2008.

Ministerio de Sanidad y Consumo. Secretaría General de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. “Programa de actuación frente a la cocaína 2007-2010”.

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