Dos estudios estadounidenses presentados en la IV Conferencia de la Sociedad Internacional del SIDA (IAS, en sus siglas en inglés) han puesto en evidencia que en uno de ellos, realizado en las ciudades de Boston y Providence, las personas con VIH fumadoras tienen mayor riesgo de fallecimiento; mientras que en el otro llevado a cabo en la ciudad de Newark, se encontró una alta proporción de enfermedad pulmonar obstructiva en personas con VIH, pero de las que a tan sólo un puñado se les aplicó las pruebas de función pulmonar.
En el análisis de la cohorte Nutrición para la Vida y Salud de Boston y Providence, de carácter prospectivo, participaron 559 personas con VIH que fueron monitorizadas dos veces al año desde enero de 1997 hasta junio de 2005. El objetivo del estudio era analizar los diversos factores de riesgo de fallecimiento en las personas con VIH. En el estudio se tuvieron en cuenta el recuento de CD4, la carga viral, si las personas estaban en etapa de SIDA, los antirretrovirales más frecuentemente utilizados, diarrea crónica, depresión, uso de drogas, si eran fumadores o no fumadores, índice de masa muscular, hemoglobina y colesterol.
El grupo tuvo una edad promedio de 41 años, 30% eran mujeres, y 53% eran blancos. Cerca de dos tercios tuvo SIDA cuando entraron en la cohorte, y dos tercios estuvieron tomando antirretrovirales. Los participantes tuvieron una mediana de seguimiento que se alargó hasta los 5 años y menos del 5% abandonó la cohorte.
Entre los cinco predictores independientes de fallecimiento fumar fue el que aumentó más las probabilidades de morir. Comparados con los no fumadores, los fumadores actuales tenían un riesgo 2,5 veces mayor de fallecimiento durante el seguimiento (intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,1 a 5,7; p=0,03). Las personas con un índice de masa muscular por debajo de 20km/m2 corrieron un riesgo de fallecimiento 2,3 veces superior (IC 95%: 1,0 a 5,4; p=0,05) que aquellas personas que pesaban entre 20 y 25 Kg/m2.
Los usuarios de drogas inyectadas eran 2,2 veces más propensos a fallecer (IC 95%: 1,2 a 3,9; p=0,01) y cada vez que aumentaba la carga viral en 10 veces aumentaba de manera independiente el riesgo de fallecimiento en 1,6 veces (IC 95%: 1,2 a 2,0; p=0,001). Por cada aumento de 100 células CD4, el riesgo de fallecimiento se recortaba en un 30% (IC 95%: 0,7 a 0,9; p<0,001).
El equipo de Nutrición para la Vida y Salud concluyó que “los programas para dejar de fumar podrían tener un beneficio efectivo en los resultados de las personas con VIH”.
El otro estudio se hizo a partir de la revisión de los historiales médicos de todos los adultos con VIH que se controlaban en una clínica de Newark desde enero de 2000 hasta julio de 2006. Se determinó que 471 de 1989 personas (23,6%) tuvieron uno o dos signos de padecer enfermedad pulmonar obstructiva o enfermedad pulmonar clínicamente documentada (incluidas EPOC [enfermedad pulmonar obstructiva crónica], asma, bronquitis crónica, tos crónica o respiración dificultosa) o bien prescripciones de broncodilatadores o de esteroides inhalados.
El grupo de estudio tuvo una mediana de 46 años y 55% eran mujeres. La infección por VIH tuvo una mediana de 10 años, una mediana de CD4 de 345 y una carga viral promedio de 88.171 copias/mm3. La cohorte estuvo constituida por un 81% de personas de raza negra y un13% de hispánicos.
De las 471 personas con problemas de pulmón, un 39% tenía asma y el 44% reportó tos; un 23% manifestó dificultades para respirar y un 14% eran asmáticas. Dos tercios de estas 471 personas eran fumadoras o habían sido fumadoras, un 30% eran usuarios de drogas inyectadas, y un 49% inhalaba sustancias ilegales incluido un 9% que fumaba marihuana. Los médicos prescribieron broncodilatadores para el 84% de estas personas y esteroides inhalados para el 27%.
A pesar de estos altos índices de problemas pulmonares, tan sólo a 30 de 471 personas (el 6%) se les aplicó una prueba de función pulmonar. En estas 30 personas, 19 (63%) presentó una función pulmonar anómala, lo que sugirió enfermedad pulmonar obstructiva, y el 73% tenía decrecida la capacidad de difusión. Sólo 13 de estas 30 personas (43%) fueron referidas a especialistas pulmonares.
Los investigadores de Newark sugieren que los altos índices de hábito de fumar y una función pulmonar comprometida en esta población indican que es necesario incrementar las pruebas de diagnóstico pulmonar en grupos similares de personas con VIH.
Fuente: NATAP
Referencias:
1. Quach, L.A., et alii. The role of cigarette smoking on HIV/AIDS mortality. 4th IAS Conference on HIV Pathogenesis, Treatment, and Prevention. July 22-25, 2007. Sydney. Abstract TUPEB096.
2. Kudipudi, R., et alii. Obstructive lung disease in an urban cohort of HIV-1 infected persons. 4th IAS Conference on HIV Pathogenesis, Treatment, and Prevention. July 22-25, 2007. Sydney. Abstract TUPEB097.
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