Recientemente se anunció la interrupción del ensayo de fase 3 –denominado MOSAICO– que estaba probando una vacuna preventiva frente al VIH. El motivo parece ser debido a que el estudio no había alcanzado los criterios de eficacia previstos (véase La Noticia del Día 20/01/2023). Se trataba de la única vacuna que aún quedaba en un ensayo de eficacia de fase 3 en el que estaban participando unas 3.900 personas en distintas sedes de América y Europa, entre las que se incluían 5 sedes de España.
Aunque en fechas anteriores se había cancelado otro ensayo de vacuna preventiva del VIH que compartía algunas similitudes con la probada en MOSAICO (véase La Noticia del Día 07/09/2021), este fracaso ha sido un jarro de agua fría en este ámbito y así, desde la Coalición de Activismo en Vacunas contra el Sida [AVAC, en sus siglas en inglés] afirmaban: “Siempre se espera que los ensayos de eficacia arrojen resultados positivos que conduzcan a nuevas opciones de prevención… [pero] la dura realidad es que la ciencia que hay detrás del desarrollo de vacunas frente al VIH es extremadamente compleja”.
Es de esperar que el ensayo, a pesar de la decepción de no conseguir desembocar en una vacuna preventiva, pueda ofrecer información que permitan entender mejor lo que ha pasado y ayuda en la consecución de una vacuna preventiva eficaz y no cabe duda de que los hallazgos del estudio crearán gran expectativa en las próximas conferencias científicas del campo del VIH.
Históricamente, el desarrollo de las vacunas ha venido de la mano del descubrimiento y cultivo del patógeno causante de la enfermedad y, de este modo disponemos de vacunas muy eficaces frente a muchas infecciones virales (como la polio, el sarampión, las paperas, etc.) y bacterianas (difteria, tétanos, tifus, etc.).
Sin embargo, en el caso del VIH, una vez identificado el virus, los primeros intentos de desarrollar una vacuna contra este estuvieron guiados, en gran parte, por el mismo enfoque de ensayo y error usado con éxito contra otras infecciones. Por desgracia, como es sabido, esta estrategia clásica para el desarrollo de vacunas no ha dado sus frutos frente a este otro virus. Esta falta de eficacia probablemente se deba a una combinación de diversos factores: La rapidez del virus para acceder a sus células diana y establecer una infección latente (reservorios), que le permite “esconderse” en células huésped y evitar la vigilancia del organismo; la extraordinaria diversidad y mutabilidad del virus; su habilidad para proteger los componentes de la estructura de su cubierta que menos cambian; o su capacidad para destruir o provocar la disfunción de unas células que son cruciales en la respuesta del sistema inmunitario. Por este motivo se considera que el desarrollo de vacunas frente al VIH constituye uno de los mayores desafíos científicos del momento. Precisamente este último fracaso puede significar que sea necesario abandonar las estrategias de desarrollo de vacunas frente al VIH utilizadas hasta la fecha y recurrir a enfoques novedosos para poder superar este reto.
En estos momentos resulta inevitable no acordarse de la última gran herramienta preventiva frente al VIH aprobada, la profilaxis preexposición (PrEP) que, usada de forma adecuada y manteniendo unos buenos niveles de adherencia, presenta unos niveles de protección tan buenos como los que cabría esperar de una vacuna, al menos a nivel individual. Sin embargo, a un nivel comunitario aún quedaría lejos del impacto sobre la salud pública que tendría una posible vacuna por factores como falta de suministro, la falta de concienciación y, hasta ahora, el reto de mantener un buen nivel de adherencia a esta estrategia profiláctica oral.
Disponer de formulaciones de administración alternativas de la PrEP (como, por ejemplo, la inyectable que ya está empezando a llegar al mercado) sería de gran ayuda para superar el tercer problema mencionado (la adherencia), pero no con los dos primeros, que son retos educativos y políticos.
La gran ventaja de una futura vacuna frente al VIH respecto a la PrEP radicaría en la posibilidad de realizar inmunizaciones masivas, pero eso significaría que dicha vacuna tendría que ser barata, duradera y administrada antes del inicio de la vida sexual (de un modo similar a la vacuna para el virus del papiloma humano). Sin embargo, desde el punto de vista científico, aún estamos muy lejos de eso.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Comunicado de prensa de Janssen 18/01/2023.
A. Fauci: Why there is no AIDS vaccine. March 31, 2009; msnbc.com
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