Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés) han hecho pública una recomendación en la que instan a que las personas inmunocomprometidas que recibieron la pauta completa de la vacuna de Pfizer (Comirnaty®) o Moderna (Spikevax®) frente al SARS-CoV-2 (virus causante de la COVID-19, enfermedad por coronavirus 2019, en sus siglas en inglés) reciban una tercera dosis de la vacuna. La tercera dosis debería separarse de la segunda un mínimo de cuatro semanas.
La recomendación engloba a aquellas personas en tratamiento contra cánceres sanguíneos, quienes toman inmunosupresores tras un trasplante, las personas que recibieron un trasplante de células madre en los últimos dos años, aquellas con una patología que produzca inmunodeficiencia primaria grave (como el síndrome de DiGeorge o el de Wiskott-Aldrich), a las personas en tratamiento con corticosteroides a dosis altas, a aquellas en tratamiento con otros fármacos con efecto inmunosupresor conocido y a las personas con el VIH con infección avanzada, sin tratar con antirretrovirales o con bajos niveles de CD4 –aunque en este último caso los CDC no fijan un umbral a partir del cual los niveles de CD4 se consideren bajos-.
La presente decisión se circunscribe en la reciente aprobación de la tercera dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna por parte de la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU (FDA, en sus siglas en inglés) y las recomendaciones de diversas autoridades sanitarias europeas.
Las personas con inmunosupresión presentan respuestas más débiles frente a muchas vacunas. En el caso concreto de las vacunas frente a la COVID-19, algunos estudios han evidenciado que las personas inmunocomprometidas presentan una menor probabilidad de alcanzar altos niveles de anticuerpos con las vacunas de Pfizer o Moderna frente al SARS-CoV-2 que la observada en la población general.
Una pequeña serie de casos de personas trasplantadas con respuesta débil o nula a las vacunas de Pfizer o Moderna mostró que dos tercios de aquellas personas con niveles de anticuerpos indetectables tras las dos primeras dosis aún los tenían dos semanas después de la tercera dosis. En el mismo estudio, aquellas personas con respuesta débil a las dos primeras dosis obtuvieron altos niveles de anticuerpos con una tercera dosis (que en la mitad de los casos fue de otra vacuna, concretamente la de Johnson & Johnson).
En un estudio de mayor tamaño, con 101 personas que habían recibido el trasplante de un órgano sólido, se observó que el 44% de aquellas personas que habían obtenido respuesta negativa de anticuerpos a las dos primeras dosis obtuvieron una buena respuesta tras la tercera dosis.
Ningún estudio analizó la respuesta celular –la no basada en anticuerpos- que es clave en la prevención de la COVID-19 grave. Aunque los mecanismos de inmunidad celular también se ven afectados en el contexto de la inmunosupresión, dicha relación puede ser muy variable en función de la patología causante.
En la presente recomendación, los CDC se centraron principalmente en dos estudios realizados con personas hospitalizadas por COVID-19 tras haber recibido la pauta de vacunación completa.
El primero de ellos, realizado en EE UU, identificó 45 casos de COVID-19 en personas con la pauta de vacunación completa. El 44% del total tuvo lugar en personas inmunodeprimidas. Tras analizar los datos, los investigadores concluyeron que la eficacia de las vacunas de Pfizer o Moderna para prevenir enfermedad grave, que era del 86,9% en la población general, se reducía hasta el 51,9% en personas trasplantadas o con un tumor en un órgano sólido.
El segundo de los estudios, realizado en Israel, halló que 60 de los 152 casos de COVID-19 detectados en personas con la pauta de vacunación completa se dieron en personas inmunodeprimidas.
En un anuncio realizado de forma separada, los CDC explicaron que están preparando un documento guía para la administración de una tercera dosis en la población general sujeto a evidencias científicas. En esta línea, comentan que la rápida extensión de la variante delta y las evidencias publicadas de que los niveles de anticuerpos bajarían a partir del octavo mes tras la segunda dosis justificarían una extensión de la recomendación de la tercera dosis.
Sin embargo, respecto a esta última recomendación, existe una fuerte controversia entre los expertos, que argumentan que, para obtener un adecuado control de la pandemia, extender las dos primeras dosis al máximo de personas a nivel global tendría un papel mucho más importante que administrar una tercera dosis a las personas ya vacunadas.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).
Referencias: US Centers for Disease Control. COVID-19 vaccines for moderately to severely immunocompromised people. 13 August 2021.
Tenforde MW et al. Effectiveness of SARS-Cov-2 mRNA vaccines for preventing breakthrough COVID-19 hospitalizations in the United States. Bio Rxiv pre-print, 8 July 2021
Brosh-Nissimov T et al. BNT162b2 vaccine breakthrough: clinical characteristics of 152 fully vaccinated hospitalized COVID-19 patients in Israel. Clinical Microbiology and Infection, https://doi.org/10.1016/j.cmi.2021.06.036
Werbel W. Safety and immunogenicity of a third dose of SARS-CoV-2 vaccine in solid organ transplant recipients: a case series. Annals of Internal Medicine, published online, 15 June 2021.
Kamar N et al. Three doses of an mRNA Covid-19 vaccine in solid-organ transplant recipients. New England Journal of Medicine, 385:661-662, 2021.
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