Terapia antirretroviral inyectable intramuscular frente a oral: ¿comodidad clínica o sobrecoste sanitario?

Un estudio multicéntrico analiza los costes asociados a la administración del tratamiento inyectable de acción prolongada para el VIH en comparación con la terapia oral estándar

Juanse Hernández
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El tratamiento antirretroviral (TAR) intramuscular respecto al TAR oral, en personas con el VIH virológicamente suprimidas, supone un aumento de los costes sanitarios y de los costes indirectos, fundamentalmente a expensas de la necesidad de personal sanitario para su administración. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica que analiza por primera vez en España los costes reales asociados al tratamiento inyectable de acción prolongada.

De la toma oral diaria a las inyecciones bimensuales

La irrupción de las formulaciones inyectables de acción prolongada en el tratamiento del VIH ha abierto nuevas posibilidades terapéuticas. La combinación de cabotegravir y rilpivirina (Vocabria® y Rekambys®), administrados por vía intramuscular cada dos meses, representan un cambio de paradigma al permitir que personas con el VIH virológicamente suprimidas prescindan de la toma diaria de comprimidos. Esta alternativa reduce potencialmente el estigma, favorece la adherencia y refuerza la confidencialidad, aspectos especialmente valorados en poblaciones vulnerables.

Sin embargo, más allá de las ventajas clínicas percibidas, surgen preguntas relevantes sobre el impacto económico que esta nueva vía de administración implica para el sistema sanitario y para la sociedad.

El coste de la innovación: un 143% más desde la óptica del sistema público

Los resultados del análisis son claros. Comparando el tratamiento intramuscular inyectable con la terapia oral estándar durante un periodo de dos años, se observó un incremento del 143,10% en los costes sanitarios directos desde la perspectiva del Sistema Nacional de Salud (SNS): 1.143,58 € frente a 470,42 € por paciente. Según los investigadores, el coste total del TAR intramuscular supondría un coste adicional de 673,16 € por paciente respecto al TAR oral.

A nivel social —teniendo en cuenta costes indirectos como desplazamientos y pérdida de productividad laboral— se halló un incremento del 143,67%: 1.220,44 € por paciente, frente a los 500,86 € generados con el TAR oral. El coste total del TAR intramuscular supondría un coste adicional de 719,59 € por paciente respecto al TAR oral.

Estos sobrecostes se deben, principalmente, a la necesidad de asistencia sanitaria presencial para la administración del tratamiento intramuscular, así como a la monitorización específica tras el cambio de pauta terapéutica. La dispensación en farmacia hospitalaria, la atención de eventos adversos (como las reacciones en el lugar de la inyección) y el tiempo invertido por el paciente en desplazarse al centro sanitario también suman al total.

Un modelo menos flexible para las personas con VIH

Mientras que la terapia oral puede beneficiarse de estrategias como la telefarmacia o la recogida fuera del horario laboral, el tratamiento de administración intramuscular inyectable requiere, en su configuración actual, acudir físicamente al hospital durante el horario de consultas. Esto limita la autonomía de los pacientes, especialmente aquellos que trabajan, viven en entornos rurales o presentan dificultades de movilidad.

Además, aunque las reacciones adversas graves son infrecuentes, la mayoría de pacientes que reciben el tratamiento intramuscular experimentan algún grado de molestia en la zona de inyección, un aspecto que no se traduce necesariamente en costes sanitarios directos, pero que sí incide en la experiencia subjetiva del tratamiento.

¿Qué papel juega la adherencia?

Uno de los argumentos más esgrimidos a favor de los tratamientos de acción prolongada es su potencial para mejorar la adherencia, especialmente en perfiles con dificultades para mantener la toma diaria. No obstante, este estudio no ha podido evaluar dicha variable, centrando el análisis exclusivamente en los recursos consumidos por la vía de administración. Como subrayan los autores, será necesario complementar estos hallazgos con estudios de coste-efectividad y análisis observacionales en vida real que incorporen también variables como calidad de vida, eficacia sostenida y desarrollo de resistencias.

Hacia una elección terapéutica informada y sostenible

En un contexto de presión creciente sobre los recursos sanitarios, el artículo contribuye al debate sobre la sostenibilidad de las innovaciones terapéuticas. Sus conclusiones no descartan el valor clínico de la terapia inyectable, pero sí plantean la necesidad de seleccionar con criterio a las personas candidatas idóneas y evaluar con realismo sus implicaciones logísticas y presupuestarias.

El estudio propone una primera base para desarrollar modelos de atención más eficientes y equitativos, integrando tanto las preferencias del paciente como el coste total del proceso asistencial. La elección entre terapia oral e inyectable, más allá de las preferencias clínicas y de los pacientes, se configura así como una decisión de salud pública con múltiples aristas.

Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Estrada V, Losa JE, Morillo-Verdugo R, Martínez-Rebollar M, Álvarez M, Riera M, Rodríguez MA, Trigo L, Sanz-Moreno J. Análisis de los costes asociados a la administración intramuscular frente a la administración oral de cabotegravir y rilpivirina en el tratamiento de personas con infección por el VIH. EIMC, vol.43(5)2025, 251-259.

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