CROI 2012: Pérdida de masa muscular en personas con VIH

El escáner DXA, utilizado originariamente para medir la osteoporosis, se muestra útil para medir la masa muscular

Francesc Martínez
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La pérdida de masa muscular asociada a la infección por VIH mostró, en el estudio FRAM, la capacidad de incrementar la mortalidad (véase La Noticia del Día 09/03/2011). Se trata de un factor comúnmente relacionado con el envejecimiento, ya que, en la población general, se observan descensos de la masa muscular esquelética del 20% entre los 25 y los 65 años asociados, a menudo, con incrementos de la masa grasa de entre el 60 y el 85%.

El descenso de la masa muscular se encuentra relacionado de manera estrecha con la pérdida de fuerza, lo cual se relaciona, en personas de edades avanzadas, con caídas y hospitalizaciones, hecho que repercute en la mortalidad de estas personas.

En ensayos clínicos, la masa musculoesquelética se mide por medio de escáneres de absorciometría dual de rayos X (DXA, en sus siglas en inglés, antes conocida como DEXA). El resultado se divide entre el cuadrado de la altura, con lo que se obtiene el conocido como índice de masa corporal libre de grasa (FFMI, en sus siglas en inglés).

En el estudio FRAM, las determinaciones de masa muscular se realizaron mediante resonancias magnéticas, por lo que el presente ensayo basado en el escáner DXA, cuyos resultados se dieron a conocer en la pasada Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), celebrada en Seattle (EE UU), permitió la obtención del índice de masa corporal libre de grasa, una medida más precisa del estado muscular de los participantes.

El estudio, de tipo observacional y prospectivo, incluyó a todos los pacientes atendidos de forma consecutiva entre 2005 y 2011 de los cuales se dispusiera, al menos, de dos análisis DXA separados por un año, como mínimo. Otros criterios de inclusión fueron tener infección por VIH y experiencia en el uso de antirretrovirales.

Una vez recogidos los datos, se llevaron a cabo análisis estadísticos que tuvieron en cuenta, aparte del FFMI, factores tales como la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC), la actividad física, los cambios en el tejido adiposo visceral (VAT, en sus siglas en inglés) y del tejido adiposo abdominal total (TAT, en sus siglas en inglés). Otros factores relacionados que se registraron fueron el uso acumulativo de las distintas familias de antirretrovirales, los niveles de vitamina D y la recuperación inmunitaria respecto al recuento de CD4 nadir.

Los investigadores definieron masa muscular baja como un valor del FFMI basado en la puntuación T o Z de la DXA inferior a la media de la población italiana del mismo rango de edad en más de dos veces la desviación estándar de dicho promedio.

Un total de 1.877 personas (1.239 hombres y 638 mujeres) participaron en el estudio. La mediana del período de seguimiento fue de 3,5 años (rango intercuartil [RIC]: 2-5 años). El 96% de los participantes siguieron terapia antirretroviral durante el ensayo. Treinta y siete personas fallecieron durante el estudio.

En hombres, la prevalencia de masa muscular baja fue del 0,2% usando la puntuación T y del 8,5% utilizando la puntuación Z. En mujeres, los porcentajes fueron del 0% y del 1,5%, respectivamente.

La mayor prevalencia de masa muscular baja se detectó en el grupo de personas con edades comprendidas entre los 41 y los 50 años (0,5% y 16% según las puntuaciones T y Z, de forma respectiva).

Factores que se asociaron significativamente a cambios en el FFMI fueron la edad, los cambios en el porcentaje de grasa en las piernas (marcador de lipoatrofia) y el tiempo entre dos mediciones DXA.

Tras ajustar los resultados en función de la edad y el sexo, el diagnóstico de masa muscular baja por medio del FFMI obtenido a partir de la puntuación Z -la más adecuada según la valoración de los investigadores- se relacionó de forma significativa con la mortalidad por cualquier causa (cociente de riesgo [CR]: 14,7; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,9-112,0; p <0,05).

Los autores de la investigación destacaron este último hallazgo como el más importante del estudio, puesto que confirma la relación ya observada con anterioridad entre descenso de la masa muscular y la mortalidad.

Estos resultados ponen de manifiesto lo idóneo que resulta para personas con VIH hacer ejercicio y tener una buena alimentación, lo que, además de beneficios sobre el bienestar físico y mental, alargaría la vida, al colaborar en el mantenimiento de la masa muscular.

Fuente: Elaboración propia.
Referencia: Guaraldi G, Zona S, Silva A, et al. Low muscle mass in HIV+ patients: prevalence, predictors and clinical implication. 19th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Abstract 861.

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