Un equipo de investigadores canadienses ha anunciado el desarrollo de una novedosa técnica que permitiría identificar a las células del sistema inmunitario donde se oculta el VIH, lo que se conoce como reservorio celular del virus. Esto resulta importante a la hora de poner en marcha mecanismos que reactiven las células durmientes del reservorio, una de las líneas de investigación en el campo de la cura del VIH. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Cell.
Los reservorios del VIH son células y tejidos en los que el virus persiste a pesar del tratamiento antirretroviral. Aunque la medicación antirretroviral consigue controlar la carga viral en personas infectadas y prevenir la progresión de la infección hacia el estadio de sida, los fármacos no consiguen eliminar el VIH por completo del organismo y algunos virus se mantienen ocultos durante años y pueden reactivarse cuando las personas dejan de tomar el tratamiento, haciendo que de nuevo la carga viral pase a niveles detectables.
La curación del VIH pasaría por el control o eliminación de estos reservorios virales y una de las estrategias de curación que se está investigando es la denominada “despertar y matar” [kick and kill] (véase La Noticia del Día 26/11/2014), que consistiría en la reactivación de las células durmientes del reservorio para que el propio sistema inmunitario y el tratamiento antirretroviral acaben, respectivamente, con estas células infectadas y sus correspondientes partículas víricas, evitando que el virus se propague.
Las poblaciones de linfocitos T CD4+ (las principales células dianas del VIH) son diversas, con varios subtipos celulares, algunos de los cuales pueden sobrevivir en estado latente con el VIH en su núcleo durante largos períodos de tiempo. Para desarrollar nuevos tratamientos dirigidos a eliminar estas células infectadas, es preciso encontrar dónde se esconde el virus. La presente investigación ha descubierto estos escondites del VIH, de modo que es posible identificar y cuantificar las células que contienen el virus oculto y posteriormente probar fármacos para “despertar” el VIH. La nueva técnica desarrollada permite detectar estos reservorios con una precisión 1.000 veces superior a las técnicas precedentes.
El equipo de investigadores analizó la sangre de 30 personas con VIH a partir de muestras tomadas antes y después de iniciar la terapia antirretroviral. Los autores afirmaron haber podido detectar el virus en los CD4 de casi todos los pacientes analizados.
Dentro de su trabajo, el equipo de investigadores probó dos fármacos desarrollados inicialmente para luchar contra el cáncer, pero que tienen un efecto sobre la latencia de las células durmientes: briostatina (un medicamento que ha demostrado su eficacia para despertar el VIH en el laboratorio) y un derivado de ingenol.
En las pruebas in vitro se comprobó que los dos fármacos consiguieron reactivar distintas poblaciones de linfocitos CD4, lo que supone que tienen actividad frente a reservorios diferentes . El derivado de ingenol activa una población de CD4 denominada células T de memoria central, que pueden mantenerse en el organismo durmientes durante años, motivo por el cual resulta de especial importancia actuar sobre dichos reservorios.
Este estudio ha revelado que existe una enorme variabilidad en los reservorios virales entre una persona y otra , por lo que es posible que haya que ajustar el tratamiento a cada persona de forma individualizada, según los lugares específicos donde se oculte el VIH. Para minimizar la población de virus, será preciso valorar la situación de cada persona y ajustar el enfoque de “despertar y matar” a su perfil individual.
Ahora el equipo de investigadores prevé realizar pruebas en monos para evaluar la eficacia y seguridad de los nuevos fármacos. Si los resultados son favorables, podrán iniciarse los ensayos clínicos en humanos.
Fuente: Science Daily/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Baxter AE, Niessl J, Fromentin R, et al. Single-Cell Characterization of Viral Translation-Competent Reservoirs in HIV-Infected Individuals. Cell Host & Microbe, 2016; 20 (3): 368 DOI: 10.1016/j.chom.2016.07.015
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