De acuerdo con los resultados de un estudio canadiense publicado en la revista AIDS Patient Care and STDs, las personas con infección por el VIH que toman un número elevado de medicamentos para tratar enfermedades distintas al VIH tienen más probabilidades de interrumpir o cambiar su terapia antirretroviral. El estudio halló que una tercera parte de los pacientes con el VIH estaban tomando 5 o más medicamentos para tratar otras enfermedades y que un 37% de estos pacientes interrumpieron o cambiaron su pauta antirretroviral en comparación con un 30% de las personas que estaban tomando menos medicamentos para tratar otras enfermedades.
“Hemos hallado una asociación entre polifarmacia y la toma discontinua del tratamiento antirretroviral”, señalan los investigadores. “El próximo reto terapéutico en la atención del VIH es la polifarmacia como consecuencia del envejecimiento de la población con el VIH y el inevitable incremento de las comorbilidades asociadas a la edad que podrían tener un impacto de manera directa o indirecta sobre la infección por el VIH”.
Es un hecho constatado que la morbimortalidad asociada a la infección por el VIH ha sufrido un descenso importante en los últimos años como consecuencia de las mejoras que se han producido en el tratamiento de esta infección y, en concreto, con la aparición de nuevos fármacos más tolerables, potentes y cómodos de tomar. Este hecho ha propiciado que la esperanza de vida de la personas con el VIH haya aumentado y se haya equilibrado respecto a la población general produciéndose, al mismo tiempo, un envejecimiento paulatino de la misma. Se calcula que, para el año 2020, más de la mitad de la población con el VIH a nivel mundial tenga más de 50 años.
De forma paralela, se ha incrementado de manera importante la aparición de comorbilidades asociadas al envejecimiento (hipertensión, diabetes, osteoporosis…). Como consecuencia del diagnóstico de este tipo de patologías concomitantes, se ha producido un aumento de la prescripción crónica de medicamentos no antirretrovirales que está generando una situación creciente de polifarmacia en personas con el VIH.
La polifarmacia se define como el uso concomitante de numerosos fármacos de manera simultánea. Se dice que un paciente está polimedicado si usa 6 o más medicamentos al mismo tiempo. La polifarmacia no solo supone un aumento del número de pastillas que un paciente necesita tomar cada día sino también se asocia con un incremento del riesgo de interacciones medicamentosas, efectos secundarios, problemas de adherencia, medicación inapropiada y empeoramiento de los resultados en salud. En las personas de mayor edad, y como consecuencia del deterioro fisiológico natural, esta problemática es aún más importante si cabe. Algunos estudios anteriores han mostrado cómo la probabilidad de interrumpir el tratamiento antirretroviral en pacientes naive debido a la toxicidad se incrementa conforme avanza la edad de los pacientes.
Con en fin de arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, un grupo de investigadores de Calgary (Canadá) quisieron comprobar si los pacientes con VIH polimedicados tenías más probabilidades de interrumpir o modificar su tratamiento antirretroviral. Para ello, llevaron a cabo un estudio observacional, en un único centro hospitalario, en el que participaron 1.190 pacientes con VIH que estaban siendo tratados con antirretrovirales entre 2011 y 2013. Se recopilaron datos sobre polifarmacia a nivel basal y cada seis meses durante el seguimiento del estudio.
Los resultados muestran que una tercera parte de los pacientes interrumpieron o cambiaron su régimen antirretroviral. En comparación con las personas que tomaron el tratamiento de forma continua, las que lo interrumpieron o modificaron tuvieron más probabilidades de ser mujer (p<0,05), tener menos de 30 años de edad (p<0,05), haber adquirido el VIH por el uso de drogas inyectables (p<0,05) y tener un recuento de CD4 por debajo de las 200 células/mm3 (p<0,05).
Las mayoría de los pacientes (95%) estaban tomando una pauta antirretroviral basada en tres fármacos y un 4%, un régimen basado en cuatro o más antirretrovirales. Por lo que respecta a la pauta de dosificación, un 64% de los pacientes tomaba el tratamiento una vez al día y el resto (36%) dos veces al día. Más del 61,7% del total de pacientes estaba recibiendo una pauta antirretroviral que suponía la toma de dos o más comprimidos al día.
Aproximadamente un tercera parte (32%) de los pacientes incluidos en el estudio estaban tomando fármacos no antirretrovirales. La polifarmacia se asoció con edad avanzada (p<0,01), uso de drogas inyectables (p<0,05), recuento bajo de células CD4 (p<0,01), diagnóstico de sida (p<0,01) y mayor duración de la infección por VIH (p<0,01).
Las personas que estaban tomando un mayor número de comprimidos en su pauta antirretroviral y también los que estaban siendo tratados con un régimen que requería una dosificación de dos veces al día tuvieron más probabilidades de ser pacientes polimedicados que las personas que estaban tomando un régimen antirretroviral simplificado (tanto en número de comprimidos como en número de tomas).
Como se ha señalado, un total de 32,2% de los pacientes interrumpieron o modificaron su pauta antirretroviral. Las personas que estaban tomando medicamentos no antirretrovirales tuvieron de forma significativa más probabilidades de tener un tratamiento antirretroviral discontinuo que los pacientes no polimedicados (37% frente a 30%, de forma respectiva, p<0,01). La relación entre polifarmacia y la toma discontinua del tratamiento antirretroviral fue especialmente notable en aquellos pacientes que estaban tomando una pauta antirretroviral de dos veces al día (39% frente a 28% para los pacientes no polimedicados, p<0,01).
Entre los factores asociados con la interrupción o el cambio de la medicación antirretroviral, se incluyeron la no adherencia (51%), los efectos secundarios (31%), las interacciones medicamentosas (6%) y el fracaso de la pauta antirretroviral (6%). Los pacientes polimedicados tuvieron un aumento no significativo del riesgo de tomar el tratamiento frente al VIH de forma discontinua como consecuencia de los efectos secundarios.
En sus conclusiones, los investigadores subrayan que, como consecuencia del envejecimiento de la población con el VIH, aumentará de forma creciente la probabilidad de que los pacientes sean diagnosticados de una comorbilidad que requiera un tratamiento específico. Por este motivo, la interrelación entre los fármacos contra el VIH y otros medicamentos no antirretrovirales es un tema cada vez más complejo y desafiante tanto para pacientes como para sus médicos.
En este sentido, el Plan Nacional sobre el Sida (PNS) y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomiendan a los médicos de pacientes con el VIH de mayor edad revisar toda la medicación prescrita, como mínimo, cada 6 meses en personas que tengan 4 o más medicamentos y al menos una vez al año para el resto. Asimismo, recomiendan como prioritario identificar y establecer estrategias para reducir la complejidad farmacoterapéutica en pacientes con el VIH de mayor edad evitando en la medida de lo posible la polifarmacia.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Krentz H, Gill J. The impact of non-antiretroviral polypharmacy on the continuity of antiretroviral therapy (ART) among HIV patients. AIDS Patient Care and STDs, 30, DOI: 10.1089/apc.2015.0199 (2015).
Grupo
de expertos del SPNS y SEGG. Documento de Consenso sobre Edad Avanzada e Infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Madrid, 2015.
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