Dos recientes estudios, publicados, respectivamente, en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes y en BMJ Open Respiratory Research han concluido que las tasas de abandono del tabaquismo tras las breves intervenciones realizadas durante las visitas de seguimiento de las personas con el VIH del Reino Unido serían muy bajas. Por ello, recomiendan intervenciones de mayor calado, ya que el hábito tabáquico sigue siendo habitual entre personas con el VIH y es, para ellas, aún más dañino que para la población general.
El tabaquismo conlleva, en personas con el VIH, la pérdida de más años de vida que la propia infección por el VIH. Los índices de tabaquismo suelen ser más elevados entre personas con el VIH que en la población general y, además, tener la infección hace que algunas consecuencias del tabaquismo se den con una mayor probabilidad que si no se tiene el VIH, como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer de pulmón (véase La Noticia del Día 21/03/2019).
Con dicho objetivo se puso en marcha un programa de intervención para la deshabituación tabáquica en Italia, donde se formó a médicos especialistas en VIH de 10 hospitales del país para que realizaran una intervención que englobaba 5 ítems: preguntar a sus pacientes si fumaban; informar sobre los beneficios de dejar de fumar; explorar las motivaciones existentes para que la persona se proponga dejar de fumar; apoyar al paciente si tiene la voluntad de dejar de fumar; y referir y concertar cita con servicios específicos para dejar de fumar para que lleven a cabo el seguimiento.
La intervención tuvo una duración de dos años, tras los cuales se pasó a validar su eficacia. De los 1.087 pacientes visitados por los médicos participantes, un total de 561 eran fumadores. De ellos solo el 7,3% había logrado dejar de fumar durante, al menos seis meses, tras la finalización del periodo de seguimiento.
Las tasas de éxito del abandono del hábito tabáquico fueron mayores entre aquellos participantes con mejor predisposición y entre quienes acudieron a las cuatro clínicas que repetían la intervención con cada paciente en las sucesivas visitas (en quienes la tasa de éxito alcanzó el 10,8%), pero fueron, en todo caso, tasas modestas. Solo 22 de los participantes llegaron a tomar algún tipo de tratamiento farmacológico en los servicios a los que se derivó, por lo que las tasas de interrupción del hábito tabáquico se debieron, básicamente, a intervenciones de tipo no farmacológico.
Un segundo estudio de enfoque similar fue llevado a cabo en un hospital de Londres (Reino Unido). Tres auxiliares de enfermería fueron formadas para proporcionar consejo asistido breve sobre dejar de fumar a los pacientes con el VIH del hospital, con un enfoque similar al del estudio italiano pero con un mayor énfasis en la derivación a un servicio especializado de deshabituación tabáquica con capacidad para prescribir terapias farmacológicas o terapia de sustitución con nicotina.
De los 1.548 pacientes que fueron entrevistados por los auxiliares de enfermería un total de 385 eran fumadores, de los que solo 154 aceptaron ser referidos al centro especializado. Al contactar con dichos centros, solo se pudo determinar que 36 de estas personas acudieron a los centros (se pudo confirmar que un total de 78 no acudieron y los 40 restantes se perdieron en el seguimiento). De los 36 que acudieron a los centros, un total de 16 lograron dejar de fumar, lo que deja una tasa de éxito del 4% (incluso inferior a la ya muy modesta tasa observada en Italia).
El único aspecto positivo fue el bajo coste de la intervención dada su simplicidad y que fue llevada a cabo por personal de baja cualificación, pero las bajas tasas de éxito no arrojan un balance coste-beneficio muy favorable.
Al observar el modelo utilizado en España, que se corresponde con los “Indicadores de calidad asistencial de GeSIDA para la atención de personas infectadas por el VIH/sida”, el indicador correspondiente a “Tratamiento y Prevención del tabaquismo” plantea como intervención a realizar cualquiera de las siguientes alternativas:
– Preguntar en cada consulta si continúa fumando y si ha pensado en dejarlo, y si necesita ayuda para conseguirlo
– Remitir al paciente a una unidad específica
– Proporcionar recomendación verbal o escrita
– Test de motivación tipo test de Richmond
– Test de dependencia nicotínica tipo Fagerstrom
– Intervención avanzada: consejo + apoyo psicológico + fármacos + seguimiento
Teniendo en cuenta que dicho indicador acepta como válidas intervenciones que en los dos estudios descritos anteriormente se han mostrado inefectivas, lo más adecuado parece el último punto contemplado (la intervención avanzada con apoyo psicológico y uso de fármacos), especialmente teniendo en cuenta que el sistema sanitario público español ha comenzado a financiar el uso de dos fármacos que se han mostrado eficaces en la deshabituación tabáquica: bupropión (Especialidad Farmacéutica Genérica [EFG] y vareniclina [Champix®]).
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: De Socio GV et al. Is it feasible to impact on smoking habits in HIV-Infected patients? Mission impossible from the STOPSHIV Project cohort. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, online ahead of print, January 2020.
Brown J et al. Systematic identification and referral of smokers attending HIV ambulatory care highlights the failure of current service provision in an at-risk population. BMJ Open Respiratory Research 6:e000395, October 2019 (open access).
von Wichmann MA, Locutura J, Blanco JR, et al. Indicadores de calidad asistencial de GESIDA para la atención de personas infectadas por el VIH/sida. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2010 Nov;28 Suppl 5:6-88. doi: 10.1016/S0213-005X(10)70048-3.
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