Dos clínicas especializadas en el VIH en la ciudad de Toronto (Canadá) han puesto en marcha un proyecto de dispensación ‘a demanda’ de la profilaxis postexposición al VIH (PEP). De acuerdo con esta nueva modalidad, se proporciona la PEP con antelación para que una persona pueda tomarla inmediatamente solo en el caso de que se produzca una exposición al virus. Esta intervención estaría dirigida a personas seronegativas que no cumplen los criterios o no desean tomar la profilaxis preexposición al VIH (PrEP), pero que sí se muestran dispuestas a emplear una herramienta biomédica para prevenir la infección por el VIH. Los resultados del estudio se publicaron en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.
La profilaxis postexposición es una intervención biomédica preventiva que consiste en la administración de un régimen de tratamiento antirretroviral inmediatamente después de una posible exposición al VIH, con el fin de reducir el riesgo de que se produzca la transmisión del virus. Este tratamiento suele consistir en una terapia triple, similar a la que reciben las personas con infección crónica (aunque con algunas excepciones en los fármacos recomendados) y su duración es de cuatro semanas.
La PEP debe empezar a tomarse lo antes posible ya que su efecto protector disminuye cuanto más tiempo se tarde en empezarla. Idealmente la PEP debe iniciarse en las 4-6 primeras horas tras la exposición de riesgo. A partir de las 72 horas desde la exposición se considera que su efecto protector es tan escaso que ya no se recomienda iniciarla.
Por este motivo, el equipo de investigadores propuso una intervención –denominada PEP “a demanda”, o PEP en el bolsillo (PIP, en sus siglas en inglés)– que consistiría en proporcionar medicación antirretroviral a personas que aún no se habían expuesto, de modo que en caso de necesidad pudieran reducir al mínimo el tiempo de inicio de la profilaxis antes de ir al hospital.
La estrategia PIP está orientada a evitar posibles infecciones por el VIH intentando reducir también las desventajas del protocolo habitual por el que las personas reciben la PEP. Por ejemplo, en caso de una posible exposición al VIH en un momento en que la persona no pueda acceder en un plazo de tiempo razonable a un hospital que dispense esta profilaxis, o que tenga que demorarse demasiado en un centro de urgencias que puede estar saturado de pacientes o mal atendido.
Al analizar los datos de las clínicas de Toronto en el estudio, se comprobó que se había prescrito la PEP a demanda (o PIP) a unas 30 personas en los últimos cinco años, de las que solo cuatro (el 13%) la llegaron a utilizar. En todas las ocasiones, la profilaxis empezó a tomarse antes de transcurridas 10 horas respecto a la posible exposición y ninguna de las cuatro personas se infectó por el VIH.
A pesar del reducido número de personas de las que se dispuso de datos y del diseño retrospectivo del ensayo, los autores consideran que sus resultados destacan de forma clara la eficacia de la PEP “a demanda” y ponen de relieve que esta intervención puede unirse al abanico de opciones para prevenir el VIH, al menos en determinados grupos de personas.
Del mismo modo, también afirman que esta modalidad de la PEP ofrece la posibilidad de proteger a las personas en riesgo de infección por el VIH que quizá no deseen tomar la PrEP por tener relaciones sexuales con poca frecuencia, o por otros motivos, por lo que proponen que este concepto novedoso de PEP “a demanda” sea puesto a prueba en un ensayo clínico de carácter prospectivo.
Fuente: Catie/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Tumarkin E, Heendeniya A, Murphy P, et al. HIV Post-Exposure Prophylaxis-in-Pocket ("PIP") for individuals with low-frequency, high-risk HIV exposures. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes. 2018; in press.
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