Un estudio estadounidense, publicado en la edición del 1 de enero de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, ha hallado que, entre las personas diagnosticadas de VIH durante el período comprendido entre 1996 y 2005 –en el que ya existía la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA)– la esperanza de vida después del diagnóstico se duplicó durante el transcurso de este intervalo de tiempo.
El estudio contó con datos de registros nominales de 25 estados de EE UU en los que se incluyeron todas aquellas personas con una edad mínima de 13 años en las cuales se diagnosticó la infección por VIH entre los años 1996 y 2005 y de las que se disponía de datos de seguimiento hasta el año 2007. Las muertes fueron incluidas independientemente de sus causas.
En el análisis se calcularon la esperanza de vida y el promedio de años de vida perdidos (AYLL, en sus siglas en inglés) tras el diagnóstico de la infección. Para calcular estos parámetros, los datos fueron analizados según el método conocido como ‘tabla de vida’, en el que se asume que las tasas de mortalidad de un grupo de edad se mantendrán constantes con el paso de los años –es, por ello, una aproximación, ya que en la realidad son variables–.
Los datos de las personas con VIH incluidas en el estudio se compararon con los de personas de la población general con la misma edad, sexo y origen étnico para calcular el AYLL tras el diagnóstico de la infección y las diferencias en la esperanza de vida entre los diferentes subgrupos de población.
La esperanza de vida media después del diagnóstico de la infección se incrementó desde los 10,5 hasta los 22,5 años durante el período comprendido entre 1996 y 2005. Dicha esperanza de vida fue mayor en mujeres (12,6 años en 1996 y 23,6 años en 2005) que en hombres (9,9 y 22,0 años, respectivamente), pero éstos experimentaron un mayor incremento en este parámetro a lo largo del estudio.
El AYLL global varió desde los 32,9 años observados en el año 1996 hasta los 21,1 años del año 2005.
Al evaluar los datos en función del origen étnico de los participantes, se observó que los hombres negros eran el subgrupo con peores valores de esperanza de vida, seguidos por los hombres de origen hispano y los de etnia blanca.
La esperanza de vida fue menor en personas en las que el diagnóstico llegó en un estadio más avanzado de la infección (recuentos de CD4 inferiores a 200 células/mm3). El diagnóstico tardío pudo deberse a un menor acceso a las pruebas de detección de la infección o a una rápida progresión de la enfermedad.
También se observó una menor esperanza de vida en los pacientes que habían adquirido la infección por medio del uso de drogas inyectables, hecho atribuible a un menor acceso a la sanidad, problemas de adhesión al tratamiento antirretroviral, mayor prevalencia de problemas mentales, comorbilidades tales como la hepatitis C ó la propia toxicidad de las drogas.
Así, a pesar de las mejoras observadas, son preocupantes las diferencias en la esperanza de vida observadas en función del origen étnico y el hecho de que los beneficios observados en este parámetro a lo largo del período estudiado hayan sido inferiores en mujeres que en hombres.
Fuente: Elaboración propia.
Referencia: Harrison KM, Song R, and Zhang X. Life Expectancy After HIV Diagnosis Based on National HIV Surveillance Data From 25 States, United States. J Acquir Immune Defic Syndr. 2010; 53: 124-130.
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