La soledad, la depresión, las dificultades económicas y las comorbilidades constituyen los principales problemas a los que se enfrentan las personas con el VIH de edad avanzada en la ciudad de San Francisco (EE UU). Este es uno de los principales resultados de un nuevo informe publicado recientemente por el centro de investigación en VIH y envejecimiento ACRIA. Este informe, conocido como ROAH 2.0 (siglas en inglés de investigación en adultos mayores con el VIH) es una actualización de una encuesta similar llevada a cabo por ACRIA en 2006 en la ciudad de Nueva York (EE UU).
En 2006 alrededor del 27% de todas las personas con el VIH de EE UU tenían al menos 50 años. Este porcentaje ha ido aumentando paulatinamente de forma que, en la actualidad, más del 50% de las personas con el VIH en ese país tienen 50 años o más, porcentaje que llega al 65% en la ciudad de San Francisco. Si bien parte de este aumento se debe a los nuevos diagnósticos en personas de más edad, otra gran proporción se debe al aumento de la esperanza de vida de las personas con el VIH, que se ha ido igualando paulatinamente a la de la población general (véase La Noticia del Día 24-02-2016).
La mayor parte de la investigación sobre el envejecimiento y el VIH se ha centrado en los aspectos clínicos y epidemiológicos y muy pocos estudios han puesto su foco en la propia persona de edad avanzada, lo que hace que exista muy poca información sobre cuáles son sus necesidades, preocupaciones, percepciones y expectativas reales. Sin embargo, poco a poco va aumentando el número de estudios que investigan cuáles son los retos de envejecer con el VIH (véase La Noticia del Día 07-11-2018).
El estudio ROAH 2.0 fue diseñado para evaluar el estado de los adultos mayores que viven con el VIH a fin de desarrollar programas y políticas que aborden sus necesidades. El estudio contó con la participación de un total de 197 personas con el VIH de 50 años o más que viven o reciben servicios sanitarios en San Francisco. Además, 44 personas con el VIH de 50 años o más participaron en 5 grupos focales. Se espera que el estudio ROAH 2.0 llegue a recopilar las respuestas de aproximadamente 3.000 personas mayores con el VIH de diferentes ciudades de EE UU.
A diferencia del estudio llevado a cabo en 2006 (ROAH 1.O) y que contó con 914 participantes, la encuesta estaba disponible en inglés y español. Sin embargo, la proporción de participantes de procedencia latina disminuyó de un tercio en 2006 a poco menos de un quinto en 2018. La muestra de 2006 incluyó a más mujeres cisgénero (28,8%) que el grupo actual (15%), pero menor número de personas trans (1,09% en 2006 frente al 8% en 2018).
En cuanto a la proporción de personas que estaban recibiendo tratamiento antirretroviral aumentó del 85% en 2006 al 96% en 2018, donde además el 92% refirió tener carga viral indetectable.
Casi el 60% de los participantes de la encuesta se refirieron a su salud física como excelente o buena. Sin embargo, el 41% describieron su estado de salud como regular, pobre o muy pobre y muchos de los participantes dijeron que su trabajo o vida social se veían obstaculizados por su salud. Los participantes también afirmaron que a lo largo del año anterior habían estado lidiando con una amplia variedad de problemas y síntomas de salud. Entre los más comunes estaban la fatiga (56% de los participantes), neuropatías (46%), artritis (43%) y dolor crónico (42%). La hipertensión, el cáncer y la infección por hepatitis C (VHC) fueron mencionados por el 18%, el 11% y el 11% de las personas respectivamente.
Los participantes declararon tomar, en promedio, más de 10 fármacos al día, incluyendo la medicación para el VIH, otras recetas y medicamentos de venta libre.
Pese a que las tasas de depresión disminuyeron del 52% en 2006 al 38% en 2018, siguen siendo valores muy elevados, muy por encima del 5% observado en los adultos mayores de la población general, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés).
Además, el 41% de las personas con depresión moderada o severa declaró no haber recibido atención relacionada con la salud mental en el año anterior y los grupos focales consideraron que el acceso a dicha atención era una necesidad urgente. Alrededor de la mitad de los participantes (51%) declaró haber sufrido alguna agresión sexual antes de los 16 años y un porcentaje similar había recibido violencia por parte de una pareja. Asimismo, las personas de mayor edad también vivieron los primeros años de la epidemia del sida por lo que los profesionales de la salud deben tener en cuenta en sus intervenciones la experiencia de trauma por parte de esta población.
Tres cuartas partes de los participantes afirmaron que sus necesidades de apoyo emocional no se satisfacían por completo, y poco más de una quinta parte dijeron que necesitaban “mucho más apoyo social”. La necesidad más frecuente entre los participantes (y la necesidad que con mayor frecuencia no fue satisfecha) era tener oportunidades para socializar o conocer a otras personas.
Otros de los desafíos que tienen que enfrentar los participantes incluyen un bajo nivel de ingresos, precios elevados de las viviendas e inseguridad alimentaria. Más del 25% informó de inseguridad alimentaria y un porcentaje similar no tenía ingresos suficientes para cubrir los gastos básicos. A pesar de las diferencias de contexto geográfico y cultural, muchas de las conclusiones de este estudio son semejantes a las alcanzadas en un estudio realizado en España el pasado año (véase La Noticia del Día 07/11/2018).
Los resultados del presente informe proporcionan información relevante para poder diseñar servicios y estrategias dirigidas y centradas en las necesidades de las personas que envejecen con el VIH.
Fuente: The Body PRO/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: ACRIA. HIV & Aging in San Francisco. Findings from the Research on Older Adults with HIV 2.0. San Francisco Study (ROAH 2.0). Otoño 2018.
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