Las personas fumadoras con el VIH y que mantienen una carga viral indetectable gracias al tratamiento antirretroviral corren un riesgo entre seis y trece veces superior de fallecer por cáncer de pulmón que por cualquier enfermedad relacionada con sida, según los hallazgos de un estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine.
Las conclusiones del estudio dan más fuerza a la opinión de que, para las personas con una infección por el VIH bien controlada, el hecho de fumar representa una mayor amenaza para su salud que el propio virus (véase La Noticia del Día 11/01/2013).
Entre las personas con el VIH, el consumo de tabaco es superior al de la población general. Por ejemplo, en EE UU, se calcula que el 40% de las personas con el VIH son fumadoras, frente al 15% del resto de la población.
El consumo de tabaco reduce la esperanza de vida ya que es causa de problemas cardiovasculares, cánceres y de la denominada enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC o enfisema). Otro estudio realizado por el mismo equipo de investigación concluyó que en el caso de las personas con el VIH y una carga viral indetectable gracias al tratamiento, el consumo de tabaco redujo su esperanza de vida en seis años.
El equipo de investigadores examinó datos recientes procedentes de estudios sobre personas que comenzaron el tratamiento antirretroviral en EE UU y, a partir de ellos, se calculó el riesgo de mortalidad por cáncer de pulmón hasta los 80 años de edad, considerando el hábito de fumar y la edad en el momento de iniciar el tratamiento antirretroviral. También se determinó el efecto sobre la mortalidad que tendría el abandono del tabaco en distintas edades.
En el modelo se partió del supuesto de que las personas con el VIH empezaron a recibir atención médica cuando su recuento de CD4 era de 360 células/mm3, y que el 87% de las personas que iniciaron el tratamiento alcanzarían una carga viral indetectable. El equipo de investigadores les aplicó a las personas fumadoras (en activo o en el pasado) las tasas de riesgo estándar de desarrollar cáncer de pulmón, a partir de datos procedentes de la población general de EE UU.
Los fumadores fueron divididos en 3 categorías según su nivel de consumo de cigarrillos a los 40 años: elevado (28 a 35 por día), moderado (14 a 18 por día) y reducido (2 por día). Se supuso que el nivel de consumo no cambió con el tiempo. Los riesgos de mortalidad se calcularon por sexo, edad y exposición al tabaco.
Entre los hombres, la mortalidad acumulada por cáncer de pulmón a los 80 años de edad considerando que empezaron a recibir atención del VIH a los 40 años y continuaron fumando fue del 28,9% en el caso de los fumadores con consumo elevado, del 23% en el caso del consumo moderado y del 18,8% en el caso del consumo reducido.
El hecho de dejar de fumar supuso unos beneficios muy notables. El dejar de fumar a los 40 años supuso que las tasas de mortalidad acumulada por cáncer de pulmón fueran de 7,9% (consumo elevado), 6,1% (consumo moderado) y 4,3% (consumo reducido). Por su parte, esta tasa fue del 1,6% en el caso de las personas que nunca fumaron.
Los hombres que empezaron a recibir atención médica del VIH a los 50 años y dejaron de fumar también experimentaron una reducción sustancial en la tasa de mortalidad: 13,5% en el caso de consumo elevado, 10,6% en el de consumo moderado y 7,7% en el caso del consumo reducido, frente al 1,6% en el caso de las personas que nunca fumaron.
En cuanto a las mujeres, la tasa de mortalidad acumulada por cáncer de pulmón a la edad de 80 años, que empezaron a recibir atención médica del VIH a los 40 años y continuaron fumando fue: 27,8%; 20,9% y 16,6%, de forma respectiva para el consumo elevado, moderado y reducido. En el caso de las que dejaron de fumar a los 40 años estas tasas fueron 7,5%; 5,2% y 3,7%, de forma respectiva. En comparación, esta tasa fue del 1,2% para las mujeres que nunca habían fumado.
El modelo reveló que los varones fumadores que comenzaron el tratamiento antirretroviral a la edad de 40 años y mantuvieron un buen nivel de adherencia al tratamiento tuvieron diez veces más probabilidades de morir por cáncer de pulmón que por una enfermedad relacionada con el sida a la edad de 80 años (23% frente a 2,3%). Al tener en cuenta todas las causas de mortalidad, los hombres fumadores de 40 tuvieron una posibilidad 35 veces superior de morir debido a cáncer de pulmón o por otra causa no relacionada con el sida que por un problema relacionado con el VIH. En el caso de las mujeres, tuvieron una probabilidad 27 veces mayor.
El equipo de investigadores estima que el impacto del consumo de tabaco sobre la causa de muerte se hará cada vez más patente a medida que esta población de personas con el VIH envejezca. Actualmente, el cáncer de pulmón ya constituye la principal causa de mortalidad entre las personas con el VIH en Francia, donde los niveles de tabaquismo son similares a los de EE UU.
Los autores del estudio recomiendan intensificar los esfuerzos para ayudar a las personas con VIH a dejar de fumar y aconsejan que las intervenciones dirigidas a dejar de fumar se conviertan en componentes clave de la estrategia de atención de las personas con el VIH, incluidos los tratamientos farmacológicos. Según el equipo de investigadores, se sigue recetando un número insuficiente de terapias de reemplazo de la nicotina, como las basadas en vareniclina o bupropión.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Reddy KP. Lung cancer mortality associated with smoking and smoking cessation among people living with HIV in the United States. JAMA Internal Medicine, advance online publication, 18 September 2017.
Katz M. If we are smart enough to stop HIV from replicating, why can’t we help people to stop smoking? JAMA Internal Medicine, advance online publication, 18 September 2017.
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