La polineuropatía distal sensorial es la neuropatía más frecuente en la infección por VIH. Las personas con esta afección pueden desarrollar, entre los síntomas más comunes, entumecimiento, hormigueo y dolor de quemazón en los dedos y en la planta de los pies. El dolor y la hipersensibilidad pueden ser tan intensos que la polineuropatía distal sensorial podría incapacitar a las personas con VIH que la padecen. Se cree que en su origen podría intervenir el propio VIH y algunos medicamentos antirretrovirales neurotóxicos que se activan en el interior de las células.
Por lo que se sabe, podría existir una asociación entre la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas y el desarrollo de neuropatía, según la cual cuanto menor sea la cantidad de las fibras nerviosas mayor será el dolor neuropático. Según un artículo publicado en la edición del 12 de junio de la revista Neurology, la evaluación de la densidad de las fibras nerviosas junto con otras pruebas puede ser útil para monitorizar la progresión y la respuesta al tratamiento en personas con polineuropatía distal sensorial asociada al VIH.
El hallazgo se basa en los datos de 101 personas con VIH en tratamiento antirretroviral que se sometieron a pruebas de evaluación clínica estandarizada y electrofisiológica. Todos los participantes se sometieron a biopsias en la parte distal de la pierna y 99 en la parte proximal del muslo. La densidad de las fibras nerviosas epidérmicas se cuantificó a través de biopsias de piel con una tinción del marcador inmunológico PGP9.5 para visualizar las fibras nerviosas.
El Dr. Justin C. McArthur de la Universidad Johns Hopkins, EE UU, y sus colegas informan de que la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas de la pierna se correlacionó significativamente con la gravedad de la neuropatía según una escala de neuropatía total (un sistema validado de medición de la función de los nervios periféricos).
Según los investigadores, la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas también se correlacionó claramente con el nivel de dolor neuropático, con la amplitud potencial de la acción de los nervios sensoriales de la zona sural (pantorrilla), y con el umbral de detección de vibración y congelación de los dedos de los pies. Sin embargo, la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas no se correlacionó con otros factores de riesgo de polineuropatía distal sensorial establecidos previamente, entre los que se incluyen el recuento de células CD4, carga viral del VIH en plasma y exposición a medicamentos antirretrovirales neurotóxicos.
El Dr. McArthur y sus colegas apuntan que la polineuropatía distal sensorial asociada al VIH es “en la era TARGA, la complicación neurológica más prevalente de la infección por VIH”.
Según los investigadores, el presente estudio confirma los resultados de otros estudios anteriores que indican que la evaluación de la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas es un marcador útil, cuando se combina con otras pruebas, para la monitorización de las personas con la polineuropatía distal sensorial asociada al VIH. Sin embargo, insisten en que la densidad de las fibras nerviosas epidérmicas no debería utilizarse por sí sola como prueba de cribado de polineuropatía distal sensorial asociada al VIH.
Fuente: Medscape / Elaboración propia.
Referencia: Zhou, L. et alii, “Correlates of epidermal nerve fiber densities in HIV-associated distal sensory polyneuropathy”, Neurology 2007;68:2113-2119.
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