Tres presentaciones de la recientemente celebrada XXVII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2020) han evaluado los cambios de peso tras el inicio de la terapia antirretroviral por primera vez y tras un cambio de tratamiento. Sus principales hallazgos han sido que el aumento de peso al cambiar a inhibidores de la integrasa puede tener una base genética (que también explicaría los efectos adversos neuropsiquiáricos), y que el historial de tratamientos previos y los niveles de la transaminasa AST (aspartato aminotransferasa) serían factores que podrían predecir aumentos de peso.
El aumento de peso tras el inicio del tratamiento antirretroviral ha sido descrito en numerosas ocasiones, especialmente tras la llegada de los inhibidores de la integrasa (véase La Noticia del Día 05/11/2019 ). Entre las posibles causas que se han apuntado para la relación entre inhibidores de la integrasa y un aumento de peso se encuentran cambios en el tejido adiposo, aunque no hay evidencias firmes al respecto. Además de esta familia de fármacos, el aumento de peso también se ha vinculado a iniciar el tratamiento antirretroviral con niveles de CD4 más bajos y cargas virales más altas, hecho que podría vincularse a cierto efecto a nivel del almacenamiento de la grasa por causa de los cambios en el sistema inmunitario por el inicio del tratamiento antirretroviral.
El primero de los estudios presentados contó con la participación de 30 personas con el VIH que iban a iniciar tratamiento antirretroviral por primera vez. Veintiocho de estas personas tomaron un tratamiento basado en un inhibidor de la integrasa (doce de ellas con dolutegravir [Tivicay®, entre otras formulaciones]) y 12 tomaron tratamientos que incluían tenofovir alafenamida (TAF, en Descovy® y otras formulaciones). A pesar de no observarse cambios en las tasas de metabolismo en reposo, consumo de calorías o consumo de oxígeno, los participantes ganaron un promedio de 15,7Kg tras 12 meses de seguimiento, de los cuales 7,6Kg eran de grasa. La toma de dolutegravir o de TAF no conllevaron diferencias significativas respecto al aumento de peso al compararse con estrategias terapéuticas que excluían dichos fármacos. Un posible sesgo de los resultados detectado por los investigadores fue que la tasa metabólica previa antes de iniciar el tratamiento ya hacía prever un aumento de peso.
Un segundo estudio realizado en Italia realizó el seguimiento de 304 personas con el VIH entre los años 2007 y 2019, periodo en el que se fueron registrando actividad física, consumo de calorías y peso. Los investigadores hallaron que a los cuatro años de iniciar el tratamiento se había producido un aumento sustancial de peso, que atribuyeron principalmente a una baja actividad física y a un peso ya elevado al inicio. Aun así, el hecho de tener un valor alto del cociente entre linfocitos CD4 y linfocitos CD8 tuvo un elevado impacto como factor de predicción del aumento de peso (apuntando hacia un papel inmunológico en el aumento de peso).
Un estudio japonés se centró en si el aumento de peso asociado a inhibidores de la integrasa podría venir mediado por los ya conocidos efectos adversos neuropsiquiátricos de esta familia de fármacos (véas e La Noticia del Día 11/10/2016 ). Su hipótesis era que los problemas neuropsiquiátricos (insomnio, dolor de cabeza, ansiedad, etc.) y los de aumento de peso podrían venir mediados por una variación en el gen de la resistina, que influencia la resistencia a la insulina en tejidos periféricos y el sistema nervioso central.
El equipo de investigadores comparó el índice de masa corporal (IMC) con los síntomas neuropsiquiátricos en 220 personas que tomaban inhibidores de la integrasa (81 de ellas dolutegravir, 47 elvitegravir [en Stribild® y Genvoya®] y 92 raltegravir [Isentress®]) y en 62 que tomaban un inhibidor de la proteasa. Todas ellas iniciaban tratamiento antirretroviral por primera vez.
Tras 6 meses de tratamiento, las personas con el polimorfismo GG en el gen de la resistina (RETN-420C>G) experimentaron un mayor aumento de peso que aquellas con otros polimorfismos de dicha proteína cuando tomaban un inhibidor de la integrasa, pero no cuando tomaban un inhibidor de la proteasa . Las personas en tratamiento con inhibidores de la integrasa que tenían el polimorfismo GG también experimentaron más efectos adversos neuropsiquiátricos que aquellas con otros polimorfismos del gen de la resistina que tomaban inhibidores de la integrasa (32% y 18%, respectivamente, p= 0,024). En el estudio, solo el polimorfismo de la resistina y el tabaquismo se asociaron a los efectos adversos neuropsiquiátricos tras un análisis multivariable.
Otro estudio incluido en la misma presentación observó que una variación del gen que controla el metabolismo de efavirenz (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Sustiva®, también en Atripla®) se relacionó con el aumento de peso en personas en tratamiento antirretroviral que incluía efavirenz. En concreto, el efecto observado fue que en aquellas personas que metabolizaban más lentamente efavirenz –y que, por tanto, tenían mayores concentraciones sanguíneas de efavirenz– los aumentos de peso eran inferiores. Ello podría haber condicionado aumentos de peso al cambiar tratamientos basados en efavirenz (de primera línea hace unos años) por otros basados en inhibidores de la integrasa (de primera línea actualmente) .
Un último estudio llevado a cabo en EE UU se centró en intentar evaluar factores que condicionaran un aumento de peso tras el cambio de un tratamiento no basado en inhibidores de la integrasa a uno basado en dicha familia.
Un total de 387 participantes fueron incluidos entre enero de 2015 y junio de 2018. El promedio de la edad era de 48 años. A los doce meses del cambio a inhibidores de la integrasa, algo más de un tercio de los participantes perdió peso o se mantuvo sin alteraciones significativas; un porcentaje similar experimentó un aumento de peso inferior al 5%.
El análisis univariable detectó que el uso previo de inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN) o inhibidores de la proteasa y diversos parámetros basales (IMC, peso, niveles de transaminasas) se asociaron a un mayor aumento de peso. En el análisis multivariable dos parámetros mantuvieron una relación con el aumento de peso estadísticamente significativa: tener niveles basales de transaminasa AST inferiores a 30 UI/mL (p= 0,047) y el peso inicial (p= 0,039).
Los resultados de este conjunto de estudios muestran que el aumento de peso con el tratamiento antirretroviral –especialmente tras el cambio a inhibidores de la integrasa– es un fenómeno complejo y multifactorial. Profundizar en la posible relación genética hallada (que podría explicar tanto el aumento de peso como los efectos adversos neuropsiquiátricos) podría constituir una herramienta útil a la hora de individualizar la prescripción del tratamiento antirretroviral, evitando la prescripción de inhibidores de la integrasa a personas cuya calidad de vida podría verse gravemente afectada por dicha decisión .
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt-VIH ).
Referencias: Eckard ER et al. Fat gains occur after ART without changes in metabolic rate or caloric intake. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, abstract 667, 2020.
Guaraldi G et al. Contribution of INSTI, BMI, physical activity, caloric intake to weight gain in PWH. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, abstract 675, 2020.
McComsey GA, Aithoff KN, Brown TT, et al. Understanding Who Does and Does Not Gain Weight with Integrase Inhibitors (INSTI). Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, abstract 676, 2020.
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