Mientras la investigación de microbicidas vaginales está avanzando con más rapidez de la que se esperaba, la de los microbicidas rectales sigue sufriendo de una falta de interés y compromiso debido en gran parte al rechazo a hablar de sexo anal asociándolo únicamente al sexo entre hombres, cuando se trata de una práctica extendida entre la población heterosexual.
Esto se traduce en una desaceleración de la búsqueda de estos productos, a pesar de que se necesitan con mucha urgencia. Muchos defensores de los microbicidas temen que cuando dispongamos de un microbicida vaginal, éste se utilice también por vía rectal en contra de las recomendaciones de uso, lo que facilitaría la transmisión de la infección en lugar de prevenirla.
Se sabe que existe un mayor riesgo de transmisión del VIH en el miembro receptivo, ya sea hombre o mujer, durante el coito anal que durante el vaginal. Esto se debe a que las mucosas del recto y la vagina difieren enormemente en sus estructuras y ecologías naturales. Mientras la vagina se presenta como un saco cerrado, el recto es parte de una cavidad abierta y probablemente se necesitará más producto para asegurar una protección adecuada. Además, la presencia de más cantidad de células con receptores CD4 y más receptores CD4 en cada célula hace que la mucosa rectal sea particularmente vulnerable frente a la infección por VIH.
Para desarrollar un microbicida rectal eficaz, es muy importante estudiar los mecanismos relacionados con el sistema inmunitario que facilitan la transmisión del VIH por esta vía.
Es lo que hizo un equipo de investigadores de la Universidad de Medicina David Geffen de la UCLA en EE UU, que mostró que las células dendríticas DC-SIGN desempeñaban un papel importante en la unión y el paso del VIH a la mucosa rectal.
Según explica el Dr. Peter A. Anton, éstos llevaron a cabo un estudio que por primera vez se basó en “el análisis, mediante técnicas minuciosas, de tejidos y células recién obtenidas, y no de líneas celulares o derivados de sangre”.
Para el ensayo, el Dr. Anton y sus colegas utilizaron células DC-SIGN+ (activadas) muy purificadas de la mucosa rectal humana. Observaron que éstas se unían 15 veces más que las DC-SIGN- (no activadas) y 40 veces más que el total de las células mononucleares de la mucosa, y que los anticuerpos que producen las células DC-SIGN bloqueaban de manera eficaz la unión del VIH a la célula.
Por otro lado, el estudio mostró que un incremento de interleuquina-10 (IL-10) conducía al aumento de la expresión de la DC-SIGN, y el tratamiento de las células dendríticas con IL-10 comprometía su capacidad para migrar. Esto sugiere que la acumulación de células DC-SIGN+ en la mucosa del intestino en presencia de IL-10 podría reflejar una menor migración de las células dendríticas de los tejidos periféricos hacia los ganglios linfáticos secundarios.
En la opinión de los investigadores, “el aumento de IL-10 en el entorno podría reducir la estimulación inmunitaria y la migración de las células DC-SIGN+, y de ese modo dificultar la eficacia de la respuesta inmunitaria". Siempre según ellos, esto abre nuevas puertas para la investigación de microbicidas rectales, basadas en una interferencia en la unión entre el VIH y las células DC-SIGN.
Fuente: http://www.hivandhepatitis.com/ / http://www.global-campaign.org/
Referencia: J Virol 2005;79:5762-5773.// Hoja informativa “Microbicidas rectales” en la página web de la Campaña Global por los Microbicidas, o en la sección de microbicidas de Creación Positiva (http://www.creacionpositiva.net/)
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